Limpieza de cara al Camino Natural del Ebro
Las actividades programadas por el Ministerio de Medio Ambiente están destinadas a conseguir la continuidad y condiciones de tránsito y uso de la traza y áreas asociadas (áreas recreativas, de descanso o estacionamientos), y a reparar los deterioros provocados por los agentes atmosféricos y por el uso y el paso del tiempo.
Este Camino Natural tiene una longitud de casi 1.300 km y atraviesa las Comunidades Autónomas de Cantabria, Castilla y León, La Rioja, Aragón y Cataluña.
El Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, a través de la Dirección General de Desarrollo Sostenible del Medio Rural, dentro del Programa Caminos Naturales, llevará a cabo durante los dos próximos meses y medio diversas actuaciones de mantenimiento y mejora del Camino Natural del Ebro.
En concreto las obras están destinadas a conseguir la continuidad y condiciones de tránsito y uso de la traza y áreas asociadas (áreas recreativas, de descanso o estacionamientos), y a reparar los deterioros provocados por los agentes atmosféricos y por el uso y el paso del tiempo.
También se van a realizar labores de limpieza y transitabilidad del camino y sus áreas asociadas. Se trabajará en la superficie de tránsito y estancia, en los terrenos subyacentes, en el desagüe superficial y drenaje de las aguas que lleguen al camino, en la estabilidad de los taludes adyacentes al camino o en las plantaciones que pueden necesitar ser saneadas.
Por otro lado la señalización, el mobiliario y los cerramientos presentan algunos deterioros o incluso su pérdida total, por lo que se restaurarán elementos o, si es el caso, se tendrán que reponer totalmente.
El Camino Natural del Ebro se articula en torno a este río, el más caudaloso de la Península Ibérica. El Camino Natural comienza en el paraje de Fontibres, cuyo nombre deriva del romano Fontes-Iberis, Fuentes del Ebro, enclave del nacimiento del río, junto al Centro de Interpretación del Ebro, y termina en Riumar, a orillas del Mediterráneo.
Desde tiempos históricos, este camino ha tenido gran importancia en el transporte y circulación (fluvial y terrestre) de personas y bienes entre el interior de la península y el Mediterráneo, lo que ha dejado un valioso patrimonio cultural.
Además, la magnitud de la cuenca, con un cauce de más de 900 km, permite la sucesión y solapamiento de múltiples paisajes, desde la alta montaña al mar, a través de los desiertos de Las Bardenas Reales y de Los Monegros, lo que procura una enorme biodiversidad de especies de fauna y flora.