‘Oceanic Dream’: la nueva sala de Sweet Space diseñada por Bárbara Chapartegui y Álex Briones
Sweet Space da la bienvenida a un nuevo espacio, que permitirá viajar a un océano donde se funde el arte y la diversión. Ideado por los diseñadores de interiores Bárbara Chapartegui y Álex Briones. ‘Oceanic Dream’ es una sala a dos alturas donde la puerta de entrada es un tobogán, que permite viajar a los más pequeños desde el espacio exterior al fondo del océano.
La conjunción entre el realismo y la singularidad que aporta la experiencia de Bárbara Chapartegui en el mundo infantil, con sus colores y los animales marinos, generan en los niños nuevas sensaciones; mientras que, la experiencia de Alex Briones en la concepción de espacios permite innovar con la mezcla de diferentes tendencias. Juntos han ingeniado un nuevo concepto creativo bajo las premisas del respeto por la estética de la que ambos hacen gala y un uso del color muy equilibrado y sorprendente que estimula a los pequeños.
Ambos han demostrado en este proyecto que su forma de decorar se basa en “no tener miedo y atreverse a experimentar creando una atmósfera alejada de la monotonía”. Esta visión tan personal y única de la decoración de ambos se ve plasmada en la nueva sala que inaugura Sweet Space.
El espacio está divido en dos alturas: el acceso a 3,5 metros de altura y la salida a 8 metros de altitud. Y los niños entran a él desde el tobogán, por el que se accede por la estancia ‘Rocket Dream’. En palabras de Bárbara Chapartegui: “Su experiencia empieza en el espacio con las estrellas, los cohetes y al entrar en el tobogán aterrizan en el Océano inmenso con sus colores y animales marinos”.
Una vez dentro de la sala, se encuentran ballenas, medusas, peces, buceadores… Todo está decorado para sumergir a los más pequeños, pero también a los grandes, en un mundo lleno de agua y diversión donde se funden el arte y el mar.
La ballena, de una longitud de dos metros, está iluminada y colocada en posición de descenso al fondo del mar, haciendo que parezca que nada hacia abajo. También hay medusas y peces iluminados que cuelgan del techo y una pareja de buceadores que serán un panel para hacerse fotografías y crear recuerdos. La pared principal está forrada de escamas de pez de diferentes colores y hay espejos deformantes y un trepador para que los niños escalen. Además, hay elementos didácticos para los niños, como un mural de la bola del mundo con todos los nombres de los países y sus monumentos.
“La idea inicial siempre fue crear un océano para niños con todos sus colores y animales significativos. De esa manera, fuimos puliendo matices y elementos entre los dos hasta llegar a la idea final de la que estamos muy orgullosos, tanto por el concepto como por la estética”, dice Bárbara Chapartegui.
La inspiración de hacer que los niños aterricen luego de explorar el espacio en el fondo del océano, “surge al visitar Álex Briones todas las estancias de Sweet Space y ver un tobogán que está justo en la estancia del espacio exterior”, continúa Bárbara.
La inspiración les vino tras visitar todos los espacios de Sweet Space, ya que en el espacio permanecía un tobogán que estaban obligados a utilizar y que procedía de un espacio superior a 8 metros de altura en el que se representaba el espacio. Por tanto, justamente la temática del espacio debía respetar esa premisa y decidieron que la experiencia de los niños se concretaría en salir del espacio y llegar a través del tobogán al interior del océano.
Entre ellos, instalaron unos buceadores para que los niños se fotografíen un recuerdo, un trepador, la bola del mundo diseñada por Bárbara Chapartegui, con la descripción de todos los países y sus monumentos, y diferentes espejos deformantes al más puro estilo de un parque de atracciones.