La era de los espacios hiperactivos
Las líneas de investigación, tanto entre profesionales de la arquitectura y la decoración, fabricantes y escuelas de diseño, determinan que existe una corriente emergente corriente para la creación de espacios hiperactivos. Se huye de los espacios vacuos, para crear experiencias, vivir sensaciones y disfrutar del espacio interior al máximo. No es más que una evolución estética que se adapta a la vida contemporánea, donde las necesidades han cambiado.
El ser humano se sitúa en el epicentro de este nuevo concepto decorativo, donde el baño ha dejado de ser un espacio meramente funcional a convertirse en el auténtico oasis del hogar. En este sentido, la cocina se posiciona como el centro neurálgico de socialización y la frontera entre el diseño interior y exterior cada vez más queda diluido y las piezas pueden convivir en estos dos espacios.
Pero esta transformación va más allá y, además de innovación y creatividad, se proponen espacios que se interrelacionen directamente con las personas, apoyados por los avances tecnológicos y la firme apuesta por materiales nobles, ante la incipiente preocupación por el medio ambiente.
De este modo, a día de hoy ninguna oficina, residencia o espacio público – ya sea un restaurante, hotel o incluso un comercio -, ha dejado de ser un espacio pasivo. Las sensaciones que transmiten y el recuerdo que su diseño evoca, son factores clave para proyectar ambientes con personalidad propia.
Desde el Instituto Silestone proponen tres líneas de actuación: estimulantes, calmantes y de cuidado personal.
Los espacios estimulantes son los que van más allá del diseño, ya que generan experiencias y contribuyen a estimular la creatividad, la imaginación o, incluso, persigue una provocación, pero también que se pueda interactuar con el propio espacio. Asombran y activan la mente, para sumergir en nuevos mundos, reales o ficticios, pero, sobre todo, no deja a nadie indiferente. El objetivo no es que guste o no, sino si provoca algún tipo de emoción en este ‘espectador pasivo’.
Es un recurso empleado en hoteles y restaurantes, donde el propio diseño juega un papel igual de importante que los servicios que se ofrecen o su oferta gastronómica.
Se trata de espacios de impacto que están preparados para el juego, mental y físico; pero también existen soluciones llenas de color y vida que capturan la imaginación, que traslada a un universo lúdico-creativo.
En contraposición, los espacios calmantes son, como bien se indican, lugares relajantes donde se debe hacer un esfuerzo mental para situarse. Son ambientes perfectamente estudiados para provocar tranquilidad inmediata, para bajar revoluciones. Un oasis particular, donde evadirse de la rutina diaria y encontrar la calma.
La luz es el elemento indispensable para estos espacios, ya que actúa como sedante. Para ello, se priorizan luminarias de líneas sencillas, de diseños clásicos atemporales, que inducen a la meditación.
Pero también se valoriza el trabajo artesanal, en cada pieza y detalle, para generar una conexión inmediata con la naturaleza.
Finalmente, los espacios cuidadores van más allá de los componentes saludables de la nueva generación del diseño, que se une a la salud, incidiendo directamente en las nuevas dinámicas laborales, tanto en oficina como en el hogar con el auge del teletrabajo. Se trata de nuevos diseños que promueven una innovación centrada en la mejora definitiva de cada elemento del mobiliario, la iluminación o la ambientación.