Case study en Santa Cruz de Tenerife
Ambiente botánico y tropical en el Hotel Labranda Costa Adeje Suites
El negro de la tierra volcánica, el azul del mar y el cielo, el verde de la explosiva naturaleza de la isla… cuando desde el estudio alfaro-manrique atelier se enfrentaron al proyecto de darle un nuevo estilo al hotel labranda suites costa adeje, tuvieron claro que la canaria isla de tenerife tenía que ser la protagonista de los dos complejos, uno más familiar y otro only adults.
“La gran reforma y proyecto llevado a cabo en Costa Adeje Suites fue un gran reto y oportunidad para nosotros, por su envergadura, por la oportunidad que representaba el edificio situado en la mejor zona de Tenerife, de hacer un gran reposicionamiento y generar un nuevo imaginario de este gran resort que subiría de categoría, aparte de formalizar dos zonas claramente diferenciadas, el hotel familiar y el hotel de adultos”, cuentan desde el propio estudio.
En el diseño se apostó por destacar la tropicalidad y vinculación privilegiada del entorno. “La vegetación del lugar fue un punto clave en el diseño llevado a cabo; los colores verdes de la flora se difuminan con los azules y aguamarina del océano, en contraposición con los colores de la tierra canaria, con esos interiores privilegiados que tiene la isla y tonos que van desde los negros y grises de sus arenas y rocas a los terrosos y ocres”.
Todo pasaba, en definitiva, por un diseño que fuese capaz de aglutinar todas las delicias de la isla, fundiéndose con ella, pero diferenciando espacios y comodidades. “Buscamos generar un concepto que hiciera de límite entre la tierra y el océano, que nos acompaña de manera integral desde el exterior del hotel, poniendo en valor el mismo y potenciando su paisajismo, pero con dos mundos especializados como son el hotel de adultos y el familiar, con leves matices entre ellos, uno más vinculado al océano, otro más al interior tinerfeño; uno con dominio de los colores marinos, azules y aguamarinas oscuros, otro con matices rojizos y térreos”.
La naturaleza entra dentro de este impresionante resort
El introducir el exterior con toda su vegetación en el interior y desdibujar las fronteras entre el paisaje y la arquitectura, es algo que se evidencia en las zonas comunes, especialmente, en el espacio central de la gran zona de encuentro y recepción, abierta, tropical, con presencia del mismo basalto oscuro canario presente en la fachada. Estas zonas comunes presentan una geometrización de las formas naturales al dotarlas de una estética sofisticada y elegante, usando maderas locales, los mencionados basaltos, cerámicas artesanales, fibras y tapices vegetales, todo enfocado a conseguir la atmosfera evocadora buscada.
Los grandes volúmenes existentes exteriores, con pasillos y corredores abiertos, pasan a enfatizarse y enriquecerse gracias al nuevo cromatismo, jugando con el blanco de las fachadas y los grises que vienen del basalto local y que se extienden en los núcleos de comunicación, pasillos y techos de terrazas, dando el edificio una presencia vibrante y con ritmo identificada con el lugar.
El hotel cuenta con numerosos ambientes de encuentro y restauración, con sus zonas exteriores anexas, todos con su propia personalidad, pero continuando con ese ambiente común botánico, con esa vegetación y esos colores y geometrías que nos dan las cerámicas. Los ambientes con luz tamizada dentro del gran volumen de recepción, “esa nueva caja de vidrio que surge conformando la zona común entre los dos mundos, a modo de gran invernadero que es punto de encuentro y relación”, se consiguen con unas grandes bancadas de lamas perimetrales, que se transforman en celosías curvadas que difuminan la luz de los patios en los que se atisban las palmeras de la planta inferior y que se rematan con gestos curvados de los que se suspenden lámparas ornamentales.
En el diseño interior, persiguiendo esa experiencia diferenciada, se observan recursos de como el tamaño de ciertos elementos fabricados exprofeso para el hotel, como la extensa superficie de techos que reinterpretan interiores vernáculos imbuidos en lo natural, textiles con recursos formales vinculados a la historia local, cerámicas artesanales que den un cariz de autenticidad, todo ello sin caer en un folclorismo banal.
Quedan preservadas y cerradas a la intimidad del cliente las habitaciones, “todas ellas suites y volcadas al exterior, gracias a sus terrazas con vegetación, y en las cuales el ambiente sereno, relajado y confortable que da la madera, junto con los revestimientos tipo lino, combina con las lámparas de fibras naturales, los cabeceros cerámicos y de linos verdosos y las cerámicas tradicionales presentes en el baño, consiguiendo el ambiente tropical canario buscado”.
El mobiliario ha sido diseñado casi en su totalidad por Alfaro-Manrique Atelier excepto las sillas, butacas y mobiliario de exteriores de piscinas; y la iluminación, “siempre una clave diferenciadora en nuestros proyectos, fue un reto de diseño, al ser nuevamente diseño de nuestro equipo, con piezas exclusivas para el hotel como las dos grandes lámparas de recepción o los globos suspendidos con cinchas de cuero, además de otras piezas características nuestras, como las lámparas Danaus, diseño de Emili Manrique”
Por último, las zonas exteriores, como el ‘roof top’, la piscina o el relajante jardín tropical, se completan con una explosión de vegetación que referencia la gran variedad de flora de la isla, en combinación con ‘day beds’, sillas y mesas totalmente integradas en el diseño del resto del complejo.