Entrevista a Miguel Vides, diseñador de Funiculí de Marset
Miguel Vides es diseñador gráfico, fotógrafo y diseñador de moda, en definitiva, un artista visual. Nacido en Pamplona y afincado en Madrid, está interesado en cómo las distintas disciplinas convergen entre sí. En sus obras experimenta con referentes visuales muy diferentes y se percibe la influencia de un pasado analógico, lleno de color. Su colaboración con Marset no ha sido una excepción. En su propuesta combina los nuevos colores de la Funiculí y sus formas, con tramas y superposiciones, aportando nuevas posibilidades a un diseño muy emblemático.
¿Cómo definiría su estilo?
Durante mucho tiempo mi estilo fue muy minimalista y digital y, en cierto modo, sigue siéndolo. Con el tiempo he ido explorando otros lenguajes, más analógicos, que me interesan más que lo digital, por lo que he ido añadiendo códigos más variados y diferentes entre sí. Sin embargo, haga lo que haga, tengo una visión muy concreta de lo que me gusta y eso hace que todo lo que hago tenga siempre cierta coherencia estilística, a pesar de utilizar lenguajes visuales diferentes.
¿Qué concepto quería plantear en su propuesta?
En mi propuesta quería representar la versatilidad de la luminaria, tanto en su forma como en su uso, así como su color. Me interesaba pensar en cómo el usuario puede jugar con la luminaria modificando la altura o girando la cabeza. Por ello, quise presentarla sobre fondos muy coloridos y variados en cuanto a estilo y técnica, disponiéndola en diferentes tamaños, para crear composiciones dinámicas, aludiendo al propio objeto y a su uso.
¿En qué se inspiró para esta propuesta? ¿Tuvo en cuenta algún tipo de referente?
Mientras pensaba en lo que quería hacer, busqué referencias en libros de diseño en la biblioteca de mi escuela y encontré un libro de diseño de los años 70, que me inspiró para crear fondos variados y muy coloridos. Además, investigué un poco sobre los anuncios de luminarias de los años 60, 70 y 80 y encontré composiciones muy divertidas en las que se superponen luminarias de diferentes tamaños sobre fondos degradados. Todo esto me llevó a utilizar el lenguaje de estos pósters.
¿Qué le evoca esta luminaria y cómo la lleva al escenario que plantea?
Una cosa que tengo muy presente cuando hago mi trabajo es que lo que hago no quiero que caduque con el tiempo. Como diseñador, mi objetivo es que lo que hago se mantenga vigente durante años. Para eso, es fundamental tener una cierta depuración y visión de futuro, sobre todo en este momento donde lo visual está más saturado que nunca.
La Funiculí justamente me evoca esto. Su diseño sencillo, pero sofisticado elimina lo superfluo hasta dejar un objeto esencial, con sus diferentes colores que añaden un cierto desenfado. Eso me estimuló mucho, para poder jugar libremente con la luminaria, porque su forma se prestaba totalmente. Y, por otro lado, me interesa mucho pensar en la interacción entre el objeto y el usuario y creo que este juego está muy presente en la luminaria. Eso es lo que quería evocar con mis composiciones.
¿Hay alguna característica de la luminaria que le llame más la atención?
Me interesa mucho ese potencial lúdico que tiene el diseño de la propia luminaria al poder modificar el ángulo o la altura. Eso, sumado a la gama de colores, me hace pensar que la luminaria está diseñada para mí.
Trabajar con la luz es esencial para cualquier artista. ¿Qué papel ha jugado la luz en su colaboración con Marset?
La luz es algo que he tenido muy presente en el proceso de creación, ya que siempre he tenido en cuenta que se trata de luminarias y no de simples objetos decorativos. Por ello, he querido representar también la luz que hace, utilizando recursos como los degradados o las tramas.