Ubicado en la octava planta del hotel INNSiDE by Meliá Madrid Gran Vía
El nuevo rooftop de Gran Vía recrea el mejor ambiente portuario de tierras gallegas en sus más de 500 metros cuadrados
Le Tavernier, el rooftop ubicado en la octava planta del hotel INNSiDE by Meliá Madrid Gran Vía, da la bienvenida a todos los navegantes al mejor ambiente portuario de la capital. Un recorrido por todos los viajes y experiencias adquiridas por el capitán Breixo que desde el estudio de INteriorismo EStratégico de Iván Cotado han reinterpretado para presentar un espacio singular de más de 500 metros cuadrados que reúne lo mejor de las viejas tabernas portuarias de tierras gallegas en un entorno funcional atractivo, refrescante y sin duda, sorprendente.
La historia
La historia de Le Tavernier está inspirada en un marinero llamado Breixo que, tras navegar durante décadas, decide quedarse en tierra y traer consigo toda la cultura que ha adquirido a lo largo de tantos y tantos viajes. Este oasis urbano está inspirado en un viejo galeón de madera noble y resistente que surca las cristalinas aguas de una isla paradisiaca. En pleno corazón de Madrid, el estudio de interiorismo corporativo de Iván Cotado traslada, en cuerpo y mente, a los visitantes con un recorrido en las alturas a través de diferentes rincones creados con sugerentes soluciones constructivas y decorativas que evocan el fuerte carácter marino que desprende esta terraza en las alturas.
El viaje comienza conociendo a Breixo. En la entrada, el capitán recibe a los tripulantes donde, el clásico banco de madera, invita desde el primer momento al disfrute entre amigos, familiares o pareja para que puedan recordar su experiencia con fotos y recuerdos. Breixo con alma de tabernero, carácter de marinero y espíritu fiestero acoge con gran energía y vitalidad a toda la tripulación que quiera subir a su embarcación. Nada más adentrarse en Le Tavernier, nos da la bienvenida una ilustración del artista Fernando Mármol (Fendequeley) en colaboración con la genial identidad creada por Cristina Ayala.
La primera panorámica traslada decididamente a los invitados a la cubierta de un viejo galeón en el que el suelo en madera de Teka es su material principal. La vegetación acompaña en todo momento. El verdor de sus jazmines, la fuerza de las cotoneaster, los evocadores bambúes o las vistosas higueras guían todo el espacio aportando su visión más fresca. Los toldos vela se sujetan con mástiles a diferentes alturas, como en un barco velero, como el perfil de un puerto, ofreciendo zonas más soleadas y otras más sombrías para poder disfrutar tranquilamente. En éstos cuelga un alumbrado a base de bombillas con reguladores de intensidad para acompañar al comensal, de forma versátil, en cada momento. Además, a lo largo de todo este espacio central se encuentra diferente alumbrado, en este caso, más decorativo, como los faroles y apliques de inspiración marina que trasladan directamente a un velero engalanado en donde las mejores celebraciones tienen cabida.
Los materiales que predominan en este parte central son ligeros evidenciando así, un oasis urbano que contrarresta la 'dureza' del asfalto, repleta de materiales más pesados como el hormigón y el ladrillo, típicos de las grandes ciudades.
Los espacios
La aventura continúa en dos de sus espacios más reclamados. Por una parte, el Ágora, que dispone de bancos corridos en madera que invitan a un disfrute más casual e informal. Idóneo para todos aquellos que buscan reunirse con amigos en un ambiente más distendido, este lugar es uno de los más aclamados y fotografiados. En el lado opuesto se encuentra el Torreón, que goza de una barra lateral corrida con vistas a Gran Vía con cómodos taburetes de asiento de cuero. Un área perfecta para disfrutar en grupo de un ambiente más dinámico y singular en torno a un fresco y esbelto manzano. Aquí, como en las auténticas cantinas de puerto, el estudio de Iván Cotado interpreta a través de sus elementos decorativos aquellas zonas destinadas a los que quieren disfrutar de una gran experiencia premium en torno a los mejores rones, whiskies o ginebras y, por supuesto, de una amplia y selecta carta de cócteles. Aquellos que pasaban su tiempo en puerto con una buena copa y el puro en mano hasta que los barcos soltaban amarras, tienen aquí su sitio.
La experiencia se completa con uno de los espacios estrella: su barra principal. En esta resaltan especialmente las redes y las letras que hacen honor al nombre de la azotea. Fruto del reciclaje, concretamente con 80 kilos de basura, pudieron realizar el material con el que elaboraron las 11 letras que conforman el nombre de Le Tavernier. Además, la sostenibilidad y el compromiso medioambiental que inunda a todos lo que forman esta marina hicieron que las redes situadas en la parte más alta de la barra fueran las llamadas ‘redes fantasma’ para las cuales se utilizaron hasta 50 kilos de redes recuperadas procedentes de pesca de cerco. Este espacio se completa con cajas apiladas de mercancía que recuerdan a las de las bodegas y sus 'viejas' bebidas apiladas. Como aquellos cafés coloniales que visitaba Breixo en sus grandes viajes alrededor del mundo, el estudio de Iván Cotado decide reflejarlo así en Le Tavernier.
Como cualquier buque velero, Le Tavernier no solo distribuye sus más de 500 metros cuadrados en distintos rincones, sino que también los dota de personalidad y divide en diferentes estancias que permiten disfrutar de una experiencia marinera al completo. ‘El camarote del capitán Breixo’ es una de las estancias más recónditas. Con tintes de camarote como aquel en el que descansaba Breixo, dispone de unas vistas al skyline de Madrid de ‘clase premium’. Revestido en una majestuosa madera envejecida y teñida de negro, con una gran pantalla, a modo ventana, que hace las veces en presentaciones y reuniones corporativas, el camarote de Breixo lo completan retratos de sus compañeros de viaje en sus largas travesías allende de los mares. Este camarote cuenta con una capacidad de entre 18/22 personas y se impone como uno de los lugares perfectos para realizar celebraciones más privadas, tal y como hacia Breixo en sus tiempos de descanso.
La importancia de la iluminación y el color
A lo largo de todo el rooftop, la iluminación cobra un sentido muy particular. La intensidad siempre es cálida con el objetivo de resaltar los colores tostados de las maderas y generar el recuerdo del farol de gas y fuego que se empleaba antiguamente en la navegación y potenciar así la confortabilidad del espacio, así como la percepción del visitante. Del mismo modo, el estudio de Iván Cotado dota de luz al patio como reclamo a los huéspedes del hotel, esta vez a través de neon led como los clásicos cabos de atraque.
La gama cromática utilizada en el diseño de la azotea gira en torno al mundo de las bebidas añejas, aquellas que ya guardan unos años a sus espaldas. Los colores marrones y tostados acompañan a lo largo de todo el viaje.
En cualquier rincón de Le Tavernier, todos los invitados disfrutarán de un entorno único en la capital con mucho acento coruñés y gran veteranía de travesías.