Ramón Esteve y la Villa Sul Palazzo, o cuando el clásico se encuentra con el moderno
La Villa Sul Palazzo es una vivienda situada en “Villa Carrega”, en un edificio construido en 1912 por el ingeniero Giovanni Battista Milani como alojamiento del Principe Carrega en la ciudad de Roma.
En 1955 la Villa es ampliada para hospedar a “La Congregazione delle Ancelle del Sacro Cuore di Gesú”, una comunidad de religiosas que convirtieron la sala de baile del antiguo palacio, en “La cappella delle Ancelle Del Sacro Cuore”.
Hace seis años, el antiguo monasterio dejó de albergar un espacio religioso, para convertirse en uso residencial. Sobre el valle del Tevere, el edificio abre una de sus fachadas al Vaticano. Su emplazamiento, en la parte alta de Roma, le permite divisar parte de la capital de Italia.
El gran número de aperturas forjan una relación directa con el exterior, las cuales generan cuadros únicos de la ciudad en las estancias principales. Esta relación se potencia con la presencia de la terraza central, evadiendo a los clientes de la ciudad.
La Villa sul Palazzo, diseñada por Ramon Esteve, respeta la imagen del edificio, mostrándose a su entorno con la materialidad autóctona; el travertino romano, el “calacatta” y el latón.
Esta piedra envuelve la vivienda en todos los espacios exteriores no solo como revestimiento, sino también materializando parte del mobiliario; las fuentes, las piscinas, la barbacoa y la chimenea.
Se crea un contraste entre el acabado rústico característico del travertino y la sensualidad y amabilidad del “calacatta” en el interior.
Los materiales aplicados se muestran en estado natural, conviviendo y combinándose entre sí en las diferentes estancias.
Calacatta, roble, vidrio espejado y latón se disponen de la forma adecuada obteniendo un resultado cálido y singular. La tonalidad acaramelada característica del calacatta gold, se potencia con la presencia del dorado, no solo aportada por el latón, sino también por la reflexión de los vidrios.
Interiorismo ecléctico; el espacio contemporáneo generado con materiales presentes en la ciudad, convive en armonía con un mobiliario clásico. El valor de esta relación se consigue gracias a la disposición con carácter escultural, de estas piezas procedentes de anticuarios.
Las estancias principales vienen definidas por el mobiliario. Las grandes lámparas rectangulares de latón, diseñadas expresamente para esta casa, delimitan las distintas áreas desde el plano de techo.
La arquitectura preexistente convive con nuevos programas. La columnata característica de la arquitectura neoclásica actualmente alberga una piscina climatizada, así como la torre, una zona de descanso y desconexión.
El núcleo de comunicación vertical se diseña como un elemento escultórico. El ascensor trazado a medida se asemeja a un reloj que deja vista su maquinaria. La escalera se forma alrededor de éste, iluminando el conjunto mediante una luz indirecta desde los peldaños de vidrio.
Siguiendo los cánones de la ciudad, la Villa se completa con el sonido del agua y la presencia de la vegetación. Se diseñan dos fuentes dispuestas de forma simétrica, las cuales rematan el patio central con el fin de minimizar el murmullo urbano.
La vegetación se dispone en maceteros de travertino situados en los perímetros de las terrazas, formando un marco que se fusiona con las copas de los pinos de la ciudad.
En la terraza principal, los limoneros se disponen en el centro como elementos individuales que ayudan a distribuir el espacio junto con la chimenea.
El fuego, presente tanto en el interior como en el exterior de la vivienda, se muestra como un complemento que cierra las zonas de estar, potenciando los espacios de reunión.
La vivienda se completa con la disposición de una huerta en su planta más alta, elemento que se unifica con el entorno aportando a la vivienda un carácter ecológico, poco común en la ciudad.
Fuente: Ramón Esteve
Fotografias: Alfonso Calza
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