OAD diseña el nuevo resort Wanda Vista Xishuangbanna en China, un lugar para el relax, para la meditación
Xishuangbanna es uno de los destinos turísticos más demandados de la región china de Yunnan. En este singular enclave es donde OAD (Office for Architecture + Design) ha desarrollado un proyecto de hotel de lujo para el grupo promotor Dalian Wanda.
El complejo, abierto en septiembre de 2015, constituye un trabajo destacable que combina la extensa experiencia técnica y funcional que OAD tiene en el sector con un acercamiento vernacular basado en un profundo estudio de la arquitectura local. El complejo hotelero de cinco estrellas consta de 151 villas, centro de conferencias y espacios recreativos integreados en el espectacular paisaje que rodea la intervención.
Wanda Vista Xishuangbanna se sitúa al sur de la montañosa provincia de Yunnan, una de las regiones más emblemáticas del país, caracterizada por su riqueza natural y la diversidad cultural de sus pueblos. El complejo, escondido en el distrito de Gadong, al nordeste de la ciudad de Jinghong, está rodeado en efecto de imponentes montañas e influenciado por la singular sensibilidad del estilo arquitectónico de la minoría étnica Dai que domina la zona. Xishuangbanna, cuyo significado en lenguaje antiguo de los Dai designa la tierra mágica, ha sido el foco de la investigación llevada a cabo por los arquitectos. Un estudio sobre los orígenes de la arquitectura local, sus sofisticados sistemas constructivos, el significado sociocultural de sus edificios así como las refinadas técnicas decorativas que ha llevado a comprender la esencia tradicional para reinterpretarla en una construcción contemporánea enraizada en sintonía con su entorno y el paisaje.
Esta relación se aprecia especialmente en el perfil del complejo, donde la silueta de los edificios emerge de la frondosa vegetación tropical para recortar el cielo con una serie de siluetas por capas, estableciendo en el paisaje un claro diálogo con las villas indígenas y las cordilleras. La composición marca además la vista desde la entrada del complejo, desde donde las espectaculares puestas de sol subrayan aún más la arquitectura y su contexto.
Bajo las estructuras y tejados inspirados en la arquitectura tradicional, nos encontramos con una construcción contemporánea cuidadosamente ejecutada con materiales nobles. Las paredes son principalmente de madera y piedra, y su disposición y tonalidades han sido especialmente diseñadas para aportar una luminosidad cálida de matices dorados. Este efecto produce una sensación de pertenencia que se ve reforzado por la disposición protectora de los espacios. La planta del complejo se articula en torno a un gran patio abierto donde la asimetría de su disposición unida a la permeabilidad de su fachada ofrecen una relación ambiental confortable; el huésped encuentra siempre una apertura al paisaje, un hueco que conecta con otra estancia, un espacio que se abre en cada esquina.
Esta fluidez de la envolvente se manifiesta especialmente en el gran volumen de la sala de baile, donde las múltiples capas de la fachada fragmentan por niveles del espacio. El resultado es una sensación de proporción y escala en armonía con el resto del conjunto.
Si bien la subdivisión de espacios es la clave de la organización ambiental y espacial, el funcionamiento del complejo depende también de la localización y relación de usos. El proyecto destaca particularmente por el ajuste de su programa y la experiencia operacional optimizada, moderna y funcional tanto del personal de servicio como de los huéspedes. La azotea cuenta con un jardín accesible donde diferentes pabellones crean espacios de reunión y zonas de trabajo.
La creación de este “templo escondido” complejo hotelero de montaña ha sido el resultado de la combinación entre el estilo arquitectónico imperial, considerado jerárquicamente más lujoso y espacialmente más grande que la arquitectura vernácula local, y el estilo arquitectónico que se encuentra en los pueblos y templos de estilo Dai. Los detalles de la arquitectura imperial mezclados con rasgos locales generan la sensación de encontrarse a través de pueblos autóctonos y complejos religiosos; a través de la inclusión de elementos religiosos como pagodas e imágenes que evocan edificios de culto, lo convierte en un entorno sereno e inspirador. El pavo real es uno de los símbolos que se encuentran en todo el complejo, pero se destaca en las paredes de las entradas y en el suelo de las piscinas. Es el tótem y el espíritu de la cultura Dai y junto con los techos altos, la base en piedra y las estructuras de madera; los diseñadores incorporan en el hotel el estilo único de los Dai.
Así es como el diseño llegó a ser una reminiscencia de los edificios antiguos con el lujo moderno. Un santuario chino escondido en una montaña de Xishuangbanna.
Información e imágenes facilitadas por cortesía de OAD
Fotografías Chen He
Visitar la web de OAD (Office for Architecture + Design)