La casa que cuida

El 30 de abril de 2020, la Generalitat Valenciana, a través del Instituto Valenciano de la Edificación organizó este webinar. La sobrevenida crisis del COVID-19 y el confinamiento domiciliario que ha supuesto, abre un amplio espacio de reflexión alrededor de nuestros hogares: cómo cuidamos de ellos y como ellos cuidan de nosotros. ¿Nos están cuidando nuestras casas? ¿Están preparadas para proporcionarnos bienestar en periodos de confinamiento? Estas cuestiones y las primeras conclusiones extraídas de la encuesta 'Nuestras viviendas en tiempos del COVID-19' fueron objeto de reflexión de este coloquio, abierto a la participación de todas las personas.

Nuria Matarredona, directora general de Innovación Ecológica en la Construcción fue la encargada de moderar la sesión e indicó que hemos querido saber cómo han respondido las viviendas, cuyas vergüenzas han quedado al descubierto con el confinamiento.

Momento del webinar La casa que cuida.

Con la encuesta 'Nuestras viviendas en tiempos del COVID-19', señaló Matarredona se han aportado datos: el confinamiento no ha modificado la satisfacción. A pesar de estar a gusto valoramos más el confort: temas como el aislamiento, el ruido y lo que más valoramos es una buena conectividad. No estamos obsesionados por rehabilitar, pero si pudiéramos, lo haríamos; cambiar la habitabilidad y que los espacios fueran más flexibles. Además, se ha visto que los más vulnerables viven en espacios menos resilientes.

Encuesta ´Nuestras viviendas en tiempos del COVID-19´.

Ana Berenguer Jiménez, directora general de Análisis y Políticas Públicas, de la Generalitat Valenciana también se refirió a esta encuesta (ya va por la 6ª oleada) que ha contado con 1.200 respuestas y cuya pregunta más relevante es sobre vivienda. Llama la atención que 1 de cada 5 no se pueden aislar en las viviendas; es decir no son suficientemente grandes. Para eso se valoran las “Arcas de Noé” para personas expuestas al riesgo. Los resultados de esta encuesta aún no son públicos.

Jaume Monfort, director general de Calidad, Rehabilitación y Eficiencia Energética de la GVA respondió a la pregunta ¿Nuestras viviendas cuidan de nosotros?: “Posiblemente antes habríamos dicho que sí. Esta situación nos ha hecho cambiar; hay carencias y por eso ahora la sociedad puede ayudarnos porque los ciudadanos están más concienciados. Si, pero no y no pero sí; hay que aprovechar para cambiar y que las viviendas cuiden a toda la población”, indicó.

Susana Iñarra, arquitecta y experta en neuroarquitectura indicó que la arquitectura nos influye en nuestras sensaciones y estados emocionales. Habló de casos de investigaciones del efecto positivo de las vistas, por ejemplo. La neuro arquitectura mide las respuestas, vía encuestas o técnicas teniendo en cuenta aspectos subjetivos o medidas fisiológicas. Es un estudio complejo; están estudiando, por ejemplo, los parámetros arquitectónicos en las aulas, valorando cómo afecta el espacio a la concentración o al rendimiento.

Añade que estos estudios, aplicarlos de manera genérica, es arriesgado. La emoción y la seguridad son importantes.

Sacramento Pinazo, presidenta de la Sociedad Valenciana de Geriatría y Gerontología y profesora de psicología social indicó que nuestra casa debe cambiar con nosotros, nos vincula a la memoria. “Necesitamos entornos facilitadores de vida; pertenecer a un barrio/ciudad/ país es hablar de identidad, sentido de pertenencia. La pertenencia a nuestra casa y al entorno nos identifica: nos vemos en función de las relaciones con los otros. Hemos vivido el sentimiento de la soledad y empatizar con los que viven en soledad (mayores, por ejemplo, que tiene el rol de cuidadores…les hemos dejado solos) y las casas no están adecuadas en muchos casos, sin ascensor, sin rampas; en muchos casos son ´castillos´ que aíslan del entorno. Muchos mayores tienen dependencias. Las casas son importantes para la identidad y tienen un vínculo social con el entorno. Las casas no están adaptadas y deberían estarlo, ser amigables, flexibles”, señaló. Así mismo hizo referencia a un proyecto de ONU que analiza estas cosas a cómo se adaptan las viviendas a las personas y su envejecimiento.

Así mismo, destacó aspectos cada vez más importantes a tener en cuenta: accesibilidad, flexibilidad, economía circular, el apego (nos gusta pertenecer al barrio de siempre; somos seres relacionales, necesitamos el apego y el afecto… edificio, barrio, ciudad) y cómo necesitamos la participación social. “No somos conscientes de ello, pero es así”, finalizó.

Intervinientes en el webinar.

Pedro Fuentes, doctor en ingeniería de la contaminación medioambiental y experto en innovación indicó que en el confinamiento se ha tenido que hacer todo en casa (colegio, deporte, lugar de trabajo) pero está más sucia…y no estaba preparada (entre otras cosas, más consumo de energía)... “La arquitectura no tenía esto previsto”, indicó.

Fuentes habló de los cambios que se han dado; para adaptarse la gente ha comprado bicis, ordenadores, papel higiénico, pero no se ha podido comprar un trocito de cielo;

Hasta mencionó a la Reina de Inglaterra que ha celebrado su cumpleaños en Zoom, lo que la ha permitido alcanzar los 200 millones de usuarios (hemos multiplicado por 30 las videollamadas en el confinamiento).

Susana Iñarra indicó que la cultura mediterránea hace que cuidemos menos nuestras casas porque vivimos más tiempo fuera. “La gente se compra un móvil, pero no cambia las ventanas…quizá hay que preocuparse más por nuestro hogar; esto está al alcance de todos. Los de países del norte se hacen ellos sus cosas y nosotros, no. Hay un trabajo bonito a hacer en el hogar ahora. Las herramientas de diseño deben pensar en la 'eficiencia emocional' con un mejor orden y harmonía, trabajar los aspectos subjetivos. También hay que identificarse con el hogar: nuestro hogar es nuestra patria…reflexionar en lo que queremos”. indicó.

Pedro Fuentes: hay un antes y un después…las casas nos permiten tener baños que no había cuando llegó el cólera, por ejemplo. ¿Qué va a cambiar? Se van a automatizar cosas, domotizar, introducir elementos de diseño, el sin contacto, ...estas herramientas se van a implementar al igual que nuevos materiales más fáciles de limpiar. También habló de la importancia de la ventilación que hace que nosotros también cuidemos de nuestra casa.

Fuentes terminó mandando un mensaje positivo: pasar de la impotencia a la acción y de la preocupación a la responsabilidad.

Jaume Monfort indicó que hay que avanzar en la domotización o hacernos más cosas, o meter más vegetación, si bien su preocupación está en los que no pueden, por ejemplo, desarrollar un cambio normativo para que las viviendas siempre cuiden a las personas (un segundo baño, una cocina adecuada, acceso al exterior…cubrir las necesidades más básicas). “El reto es pasar a los de abajo hacia arriba”. Jaume hizo referencia a una experiencia en Alicante en viviendas públicas han estado mejor que en residencias.

Nuria Matarredona señaló que la resiliencia de las viviendas hay que acentuarla en los colectivos más vulnerables, el derecho a una vivienda. Debemos pensar en favorecer la rehabilitación, en ir a una casa que te cuida en el confort y que tiene una relación directa con la salud. Deberíamos pensar en qué cosas nos hacen más felices, dar respuesta a nuevas necesidades y no perder la oportunidad de perder de vista la transición ecológica.

Sacra Pinazo indicó que hacen falta políticas de vivienda que piensen en todos. Hay que tener en cuenta que la alfabetización y la domótica no sirve para todos; la seguridad a veces mata la libertad. Se necesitan ayudas públicas para hacer cambios en ventanas, aislamientos, reformas de baños, pero faltan recursos. En los momentos del confinamiento se ha visto la necesidad del vínculo…” ojalá la red de solidaridad se mantenga y no se pierda”, indicó.

También hizo referencia a las viviendas en cohousing: tener espacios comunes, nuevos modelos que están teniendo éxito…

Ana Berenguer indicó que sin duda. Han surgido nuevas costumbres y hay esperanza: la flexibilidad y el actuar en comunidad puede ser el principio del éxito. La ciudadanía ha practicado la resiliencia y generado actos para animarse en el confinamiento. “Estamos ante la necesidad de manuales para una nueva vida que no conocíamos”, finalizó.

Nuria Matarredona cerró la sesión dando las condolencias a las familias de las víctimas e indicando que debemos ser conscientes de lo que suponen las casas para que puedan cuidar de nosotros (tener en cuenta una realidad poliédrica).