Arquitectura y educación
Recientemente publicábamos un artículo de Sandra Bestraten, presidenta de la Demarcación de Barcelona del Col·legi d’Arquitectes de Catalunya, en el que nos indicaba que la introducción de la arquitectura en los centros escolares supone favorecer la construcción participada de los entornos urbanos de los más jóvenes, estimular su criterio para decidir sobre los espacios que habitamos y crear conciencia sobre la influencia de la arquitectura en nuestra salud o bienestar, entre otros.
La calidad de la educación está vinculada al espacio en el que se imparte, dado que los entornos que despiertan bienestar en quienes los habitan incrementan el sentimiento de pertenencia a esa institución. El lugar determina, a su vez, la motivación del alumno.
En ese sentido queremos hacernos eco del documento ´101 ideas para Calmar la Educación´ que ha publicado recientemente la Asociación Educación Abierta, un espacio de relación y debate en torno a la transformación educativa como elemento para construir una sociedad más democrática, más solidaria y más justa.
En este documento abierto la asociación presenta el primer beta elaborado a lo largo de un año con más de cuatro mil aportaciones en Internet y más de 200 participantes en reuniones presenciales. Un documento que pretende seguir evolucionando y en el que nos indican que ´Calmar la Educación´ es un motivo para pensar juntos sobre la educación en España y por tanto un documento que debe adaptarse a las inquietudes de los afectados por la educación, esto es: a todos los interesados en el bien común.
Aspectos arquitectónicos
El COAC requiere promover el conocimiento de la arquitectura por parte de los niños y jóvenes del país.
De ´101 ideas para Calmar la Educación´ extraemos las propuestas relacionadas con los espacios educativos, con referencias de expertos, arquitectos y educadores:
- El centro educativo es un nodo de innovación social y las iniciativas innovadoras del entorno local y global son una referencia para el centro.
- Los centros educativos son nodos de aprendizaje para una comunidad y espacios abiertos de socialización.
- Todas las instituciones públicas y privadas educan. Hay que escolarizar el barrio propiciando una retroalimentación constante y un enriquecimiento mutuo. Los ayuntamientos tienen un lugar estratégico en el sistema educativo.
- Si el aula no tiene tabiques, los recursos tecnológicos deben estar integrados, disponibles en cada rincón del centro, y deben estarlo conforme el proyecto educativo. El centro tiene que organizarse para favorecer el desarrollo de proyectos transversales. Hagamos del centro un lugar en donde lo que importa a los alumnos sea central.
- El espacio natural de aprendizaje de los docentes es el centro, y la forma, entre pares, dentro de un proceso colaborativo y sujeto a mentorización.
A este respecto, un docente colaborador de AulaBlog, Isidro Vidal, ha escrito que “Hasta hace bien poco, no se nos hubiera ocurrido entrar a valorar el diseño de los edificios y de las aulas. Sin embargo, hemos descubierto la importancia de los espacios docentes y escolares empezando a valorar la necesidad de que los profesionales de la construcción y decoración de los centros, trabajen de manera conjunta con el profesorado. El modelo de aula que hemos tenido, nos venía dado y correspondía a un estándar de mobiliario, su aspecto normalizado se correspondía con una mesa del profesor sobre una tarima elevada, la pizarra en una de las paredes, con mesas y sillas y quizás algún corcho en alguna de las paredes”, y añade: “En la escuela del siglo XXI los docentes queremos hacer valer una máxima: que el espacio educa. Y ese espacio escolar tiene que ser integrador, que favorezca el encuentro y la creatividad y permita trabajar de manera interdisciplinar. Así las aulas tienen que ser espacios más amplios, modulares y flexibles, con gran importancia para la luz y el color. Que favorezcan trabajar de manera colaborativa y así se puedan realizar tareas diferentes dentro del mismo aula. Los rincones del centro, los pasillos, el patio escolar, en definitiva, todo el edificio debe estar en sintonía con el proyecto educativo de centro”.
El espacio educa. El espacio calma. El entorno, la arquitectura y el mobiliario determinan el proyecto educativo y los procesos de aprendizaje. Los centros educativos deberían ser espacios físicamente abiertos.
En este sentido, Francisco Vázquez Médem, presidente de 3g Smart Group. arquitecto por la ETSAM de Madrid, indica que “no hay transformación si no cambiamos el concepto del aula. El espacio se convierte en el facilitador-impulsor del cambio, trascendiendo los límites de la clase, para ir más allá hasta alcanzar las instalaciones educativas al completo”. De este modo, cobran importancia los espacios colaborativos, los pasillos o la cafetería, porque en todos ellos se puede educar y aprender. Se trata de que tanto el profesor como el alumno, encuentren aquel lugar conectado en el que desarrollar, colaborar, investigar, concentrarse y socializar… Una variedad de tipologías tan amplia como las necesidades de sus usuarios. A pesar de que esto parece algo obvio, aún encontramos centros en los que están más que satisfechos con una sala de tecnología y una docena de ordenadores de mesa.
La clave del cambio hacia la nueva normalidad está en saber dónde estamos y dónde queremos estar. Tener un propósito y dar sentido al cambio. No existe un único modelo de espacio perfecto, sino de Entorno Educativo inteligente, que es aquel que se crea por y para la interacción de las personas, con la tecnología y el espacio como facilitador. Y será la respuesta espacial a todas las necesidades de la Comunidad Educativa: alumnos, profesores, administración, padres y colaboradores. Será además el escaparate al mundo con el que mostrar y transmitir los valores y los logros de cada institución educativa, creando entre ella y la Comunidad una mayor vinculación y compromiso”.
Por su parte, Santiago Atrio, arquitecto por la UPM y doctor en Ciencias de la Educación por la UNED, sobre este aspecto del espacio, afirma que “no dejemos que la arquitectura sea un derecho sólo de aquellos que se la puedan permitir. Los centros educativos deberían ser espacios físicamente abiertos. ¿Para qué? Ser abiertos por definición tiene el mismo sentido que no serlo y el sentido hay que buscarlo en la educación. No impongamos modelos abiertos o cerrados como quien impone modas. Los espacios deben ser lo que deseen y precisen que sean los usuarios de dichos espacios, y si no saben por donde empezar sugeriría que sean analizados como un material manipulativo con el que trabajar para ayudar a crecer a toda la comunidad educativa. No pensemos en los espacios como el problema que se presenta a la hora de hacer reformas o definir los planos de un colegio. Los procesos deben de poder ser aprovechados por el alumnado de diferentes cursos. ¿Qué persigue la educación? Si es la instrucción del individuo, hacer del espacio un concepto impuesto no es relevante pedagógicamente. Si perseguimos la socialización del individuo, la concepción democrática de habitar un espacio público que es de todos y sobre el que tenemos deberes y responsabilidades, entonces podremos entender tanto el uso como el diseño de los espacios como instrumentos educativos con los que generar procesos participativos de toda la comunidad académica”.
El espacio determina el proyecto. Todas las infraestructuras deben estar al servicio de la enseñanza-aprendizaje. Convirtamos todo el centro en biblioteca, en laboratorio, en patio. Activemos el entorno como espacio educativo.
En ese sentido, Alfons Stinus, consultor experimentado especializado en planificación estratégica y metodologías participativas ha dicho que “la Biblioteca Escolar es el espacio natural, físico y virtual, protagonista del aprendizaje”.
En definitiva, mejores espacios para una mejor educación.