Entrevista con Andrés Campos Ventanilla, gerente de ACV
Hace cinco años hablábamos sobre cómo se había desarrollado la trayectoria de ACV en su 15º aniversario. Hoy, cinco años después, toca hacer balance nuevamente. Aunque parezca poco tiempo, un lustro da para mucho. ¿Qué destacarías de estos últimos cinco años dentro de toda la vida de ACV?
Ante todo, quiero agradecer las entrevistas que me habéis hecho a lo largo de nuestra trayectoria, lo que me ha permitido comunicarme con profesionales del ámbito de la arquitectura.
En primer lugar, hay que decir que han sido años difíciles para todos. Hemos vivido una pandemia que generó una crisis en todo el mundo.
Ha habido cambios importantes en la forma de trabajar y en la economía global, generando inestabilidad laboral, hasta el punto de hacernos la pregunta de si las reuniones van a ser presenciales o telemáticas.
Gracias a los avances en la comunicación, nos permitió poder seguir trabajando en los proyectos que ya teníamos e iniciar nuevos proyectos más cercanos a nuestro ámbito de trabajo.
¿Y cuál ha sido, a grandes rasgos, la trayectoria de ACV y la tuya en particular?
ACV nació en abril de 2003 como respuesta a una necesidad de dar soporte a los proyectos a nivel de ingeniería. Durante su desarrollo, se fueron definiendo cuatro áreas principales: Ingeniería, Arquitectura, Project Management y Consultoría, incorporándose personal cualificado para poder dar respuesta a los proyectos.
Nos encontramos con la crisis de 2008, en la que nuestros clientes fueron desapareciendo y tuvimos que buscar contratos y proyectos con nuevos clientes, tanto nacionales como internacionales.
Como ya he comentado anteriormente, la forma de trabajar cambió durante la pandemia, y tuvimos que aislarnos y continuar dando servicio a los proyectos que teníamos en marcha.
Últimamente estamos trabajando dentro de la Ingeniería en el área de Consultoría y teniendo contratos con promotores y constructores.
A nivel personal, estoy agradecido con el tipo de trabajo que estoy realizando, porque es un mundo que me apasiona.
¿Cuándo te diste cuenta de que te querías especializar, dentro de la ingeniería, en el ámbito de la fachada?
Siempre, desde que empezó mi vida laboral, he estado trabajando en empresas, realizando diferentes trabajos en el mundo de las fachadas. La idea de montar una Ingeniería nació cuando inicié mi recorrido como técnico proyectista freelance. Me di cuenta que los proyectos en los que trabajaba necesitaban una Ingeniería de Fachadas que aportara la mejor solución de diseño y cálculo, y que cumpliera con las normativas vigentes.
¿Cómo ha cambiado desde tus inicios esta labor, tanto desde el punto de vista meramente formal y de desarrollo del trabajo, hasta la relación con el cliente? ¿Quién era vuestro cliente o interlocutor antes y quién lo es ahora?
Por mi trayectoria laboral empecé a trabajar con empresas del mundo de la fachada, realizando tanto trabajos de proyectos ejecutivos como planos de fabricación y montaje. Nos fueron llegando proyectos de despachos de arquitectura de renombre, y también estudios y contrataciones de constructoras.
Últimamente nos llegan proyectos de arquitectura y contrataciones como Consultoría y Project Manager de promotores, no solamente nacionales, sino también internacionales.
Dentro de ACV nos hemos dado cuenta que la incorporación desde el inicio del proyecto de las Ingenierías de Fachadas facilita la resolución de los problemas que, de otro modo, surgen durante la fase de ejecución. Entramos en la fase de diseño con Arquitectura, en la fase de elaboración de Proyecto Ejecutivo, Memoria y Pliego, y en el asesoramiento para la contratación.
También colaboramos conjuntamente con las constructoras para la optimización de planning y de Ingeniería de valor.
También en cuanto a formación ha habido muchos cambios. Hoy hay varios estudios de máster especializados en la fachada. ¿Cómo era la formación en este ámbito hace 30 o 40 años? ¿Cuál es el nivel de especialización que demuestran los profesionales que están cursando en la actualidad estos estudios?
En primer lugar, para entender la formación que requiere una Ingeniería de Fachadas, es necesario tener en cuenta los estudios académicos de los que proceden sus profesionales: Arquitectura, Ingeniería y Arquitectura Técnica. El proceso actual académico ha generado una diversificación de especialidades, generando masters.
Hace 30 años no existían en España masters de fachadas. La especialización provenía principalmente del trabajo desarrollado en empresas especialistas.
Evidentemente, el personal académico que ha realizado el Máster de Fachadas, por los conocimientos que adquieren, es muy ventajoso, no sólo para las Ingenierías, sino también para las empresas que se dedican a las fachadas.
Para realizar un gran proyecto se requieren muchos conocimientos sobre materiales, normativas, sistemas, cálculos, fabricación y montaje.
¿Qué momentos han sido más brillantes para ACV y cuáles los más críticos en estos 20 años?
Respondiendo a tu pregunta, los momentos más brillantes creo que fueron en la época en la que trabajamos en proyectos internacionales, ya que hubo proyectos de arquitectos reconocidos en los que la labor de la Ingeniería fue muy importante.
ACV tuvo la oportunidad de realizar el proyecto conjuntamente con Permasteelisa (Italia), Grupo Aluman (España) y Aluvisa (México), para el nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, del estudio de arquitectura Foster+Partners.
Aunque finalmente no se contrató, recibimos un reconocimiento por las soluciones aportadas por ACV a nivel de Ingeniería.
Del mismo modo, la participación en el proyecto de las Torres Cuarzo Reforma, en México, de los arquitectos Richard Meier&Parters y Diámetro Arquitectos, me dio la oportunidad de visitar y colaborar con el despacho de Richard Meier en Manhattan (Nueva York).
Además, hemos participado también en grandes proyectos con arquitectos de la talla de Herzog & De Meuron, Rafael de la Hoz, Ricardo Bofill, Richard Meier, Juan Herreros, Alonso Balaguer, Goetsch & Partners, Jean Nouvel, Dominique Perrault y un largo etcétera.
Por otra parte, algunos de los momentos más críticos tuvieron lugar en las épocas de crisis. En algún proyecto costó un gran esfuerzo y dificultad seguir adelante, sabiendo la exigencia y rigurosidad que ACV siempre ha puesto en todos sus trabajos.
Creo que este ha sido uno de los motivos en los que los trabajos finalizados y bien realizados nos ha llevado a estar veinte años como Ingeniería de Fachadas.
¿De qué obra en la que hayas participado estás más satisfecho, cuál dirías que ha sido la obra que os identifica u os define y por qué?
El proyecto que nos ha diferenciado y que nos lanzó como Ingeniería de Fachadas fueron de hecho tres obras: la Torre de Control, el Parking y la Terminal T1 del Aeropuerto de Barcelona. Fueron trabajos en los que hicimos una labor tanto como de diseño de arquitectura, de proyecto ejecutivo, de planos de taller para diferentes fachadistas, además de controlar su puesta en obra, con diferentes constructoras, arquitectos y con un planning muy riguroso.
Siempre he pensado que uno de los retos más grandes y completos en los que podemos participar a nivel de Ingeniería y Arquitectura es un aeropuerto.
¿Has pensado en una posible jubilación? En ese caso, ¿seguiría la actividad de ACV de alguna forma, habría continuidad de vuestra tarea como Ingeniería?
No eres el primero que me lo pregunta.
Supongo que la gente me lo pregunta por la edad y por el tiempo que llevo trabajando, que son muchos años. He tenido la suerte de trabajar más de 50 años en el mundo de las fachadas. Empecé muy joven, estudiando y trabajando a la vez, y consiguiendo una gran experiencia laboral.
Aún siento que ACV puede aportar dedicación, know-how y experiencia a los proyectos, en los que cada vez noto más que hace falta la labor de Consultoría que se adquiere con la experiencia.
Lo que tengo claro es que, algún día, me jubilaré.
¿Con qué te quedas de esta trayectoria de 20 años al frente de ACV y de casi 50 trabajando en este ámbito de la fachada?
Me siento orgulloso y satisfecho.
Dentro del mundo de la Arquitectura, la fachada es apasionante por varios motivos. En cuanto al diseño, puede haber una faceta artística. De hecho, hay edificios que se reconocen por su fachada, que acaba siendo icónica.
Hay, además, un trabajo de estudio de los materiales que forman parte de una envolvente. Consiste en el conocimiento industrial, hay que saber cómo tratar estos materiales. Algunos de ellos se manifiestan también en movimiento (ventanas, puertas…).
Por otra parte, las fachadas sufren todas las inclemencias del tiempo y del entorno: viento, agua, radiación solar, desgaste por el uso, vandalismo… Y, al mismo tiempo, tienen que ser capaces de controlar los efectos que este entorno pueda tener para el usuario (térmica y acústicamente).
Hoy en día, la sostenibilidad en la construcción es vital, y la fachada asume buena parte de ese papel. La envolvente debe componerse de materiales reciclables, con una huella de carbono lo más reducida posible. También debe cumplir una normativa diferente para cada país y unos requerimientos distintos para cada obra.
Se exigen certificaciones de calidad, como son Well, Leed, Breeam… y los productos que se utilicen deben llevar consigo una serie de requisitos (ensayos) diferentes para cada país.
Un tema muy necesario, motivado al coste que supone la envolvente para un edificio, su optimización.
Por lo tanto, es un mundo enorme y a la vez apasionante, ya que está en constante evolución y nunca se deja de aprender. Mi recorrido profesional a lo largo de más de 50 años me ha permitido adquirir buena parte de ese conocimiento.
Evidentemente, no ha sido solamente una labor mía. Tengo que agradecer a toda la gente que a lo largo de estos 20 años han participado en estos proyectos a mi lado, y a todos los arquitectos, constructoras, promotoras y gamistas que han confiado en nosotros en los más de 300 proyectos desarrollados en la Ingeniería.