Entrevista a Alejandro García, responsable general de calidad y procesos de Algeco Iberia, y Armando Falcón, director técnico

La evolución del sector de la construcción modular ha sido constante desde su nacimiento. Es cierto que todo lo relativo a las actuaciones medioambientales es mucho más reciente, pero cuando se constituye Algeco, nace con una vocación de reutilización de todos sus productos, por lo tanto los conceptos medioambientales ya están presentes desde sus orígenes. Hay que pensar que este producto surge como origen de los excedentes de la II Guerra Mundial y, desde entonces hasta hoy, ha habido una evolución constante del producto. Así pues, la vinculación y la evolución con el medio ambiente se produce desde sus orígenes. Otra cosa es que, ahora, formalmente hablemos de gestión medioambiental o sostenible, certificaciones, criterios de ecogestión o ecoauditorias.

La dirección general, encarnada en la figura de Antonio Ruiz, siempre ha creído e impulsado el componente medioambiental como un elemento de innovación en el mercado. En este sentido, podría decirse que hemos hecho los deberes, pero como compañía sabemos que nos queda mucho más por hacer. Entre otras actuaciones, nos hemos certificado a nivel medioambiental y también tenemos el diploma de adhesión al Reglamento EMAS de Gestión y Auditoría Ambiental. Esto constituye un paso más allá de lo que están trabajando otras entidades a día de hoy y hemos realizado a nivel global un estudio para analizar y conocer cuál es nuestra huella en el medio ambiente.

Desde sus orígenes la construcción modular es una actividad en la que la reutilización de su producto ha marcado una pauta de gestión sostenible. Actualmente desde el punto de vista de gestión económica sostenible, lo que se está haciendo es optimizar los procesos para que sea mucho más eficaz. Dicho de otro modo más claro, existe un programa que abarca la homologación de los proveedores para poder abordar productos y servicios medioambientalmente sostenibles y gestionables a unos precios realmente competitivos. Desde el punto de vista social, aplicamos políticas para incorporar personal con formación en todo lo que es la gestión sostenible dentro de la compañía, entre otras cosas porque, hoy en día, creemos que no es posible estar en el mercado si no se tienen estos criterios plenamente asumidos.

Sobre todo la reutilización de los componentes, conservando la máxima calidad, y los nuevos productos. No se puede olvidar que aproximadamente el 60% del producto es reutilizable. Además de esto, marcamos indicadores y parámetros que medimos para conocer en qué medida y en qué grado realmente esta eficacia medioambiental se produce.

Por otra parte, y en lo que se refiere a consumos y suministros para el mantenimiento, hemos reducido nuestras tasas en aproximadamente un 40% en consumos de agua, de electricidad, etc., a través de programas de racionalización del uso de las energías. Como es previsible, esta política tiene un impacto que se traslada directamente al cliente. Es decir, no sólo es un criterio de eficacia interna de la compañía, sino que tiene un reflejo real que perciben nuestros clientes.

No en cuanto que como concepto, la construcción sostenible alude a un uso más racional de los recursos disponibles -ya sean de energía o materiales- además de facilitar y preocuparse por la reutilización de los mismos, la reducción de los costes y la eficiencia. Esto nunca pasa de moda. Lo que puede aumentar o disminuir es el grado de sofisticación o intensidad de las medidas habilitadas para mejorar la sostenibilidad, en función del coste, de los recursos o de las externalidades asociadas a los trabajos realizados. Ninguna compañía tiene futuro por delante si no aplica criterios de gestión sostenible. La crisis en la que estamos inmersos nos ha enseñado que el modelo tiene que cambiar por la senda de unas vías de gestión eficaz y eficiente, de tal manera que la gestión sostenible puede ser un término más o menos de moda, pero el modelo de gestión permanece fijo.

Ante una construcción tradicional, la principal ventaja claramente diferenciada reside en la reutilización porque esta supone el nivel máximo de sostenibilidad, toda vez que no se tiene que consumir energía en transformar los productos en otros nuevos. En lugar del ciclo de construir, demoler, enviar residuos a vertederos y volver a construir; la construcción modular permite utilizar un módulo para distintos usos, eliminando residuos o ahorrando los gastos derivados del reciclaje de los materiales. Otro impacto positivo es que una vez finalizado el ciclo de uso del producto, el reciclaje de los materiales que componen la propia construcción es más sencillo, gracias a la forma constructiva de los elementos. Son elementos atornillados y permiten una fácil separación.

La industrialización del proceso, que hasta la fecha era artesanal, permite un uso más racional de los recursos y disminuye el impacto durante la construcción así como la disminución de residuos. Mientras en una construcción tradicional utilizan muchos camiones para sacar los escombros derivados del proceso constructivo, nosotros no los generamos porque prácticamente es llegar, ensamblar y retirar. Además, al durar las obras mucho menos por la simplicidad del proceso, la perturbación a todo el ambiente que rodea, los ruidos o las molestias a los vecinos que están alrededor de esa obra es mucho menor. Por último, la tecnología y los materiales empleados en la construcción modular permiten obtener de forma más sencilla mejores aislamientos térmicos, lo cual al final deriva en una mayor sostenibilidad del proceso.

En la compañía lo hemos definido, por una parte atendiendo a los criterios de las normas en las que estamos certificados tanto de medio ambiente como también trabajando en la huella ecológica. Es decir, la hemos definido bajo dos premisas o dos criterios claros; la ecoeficiencia y la ecoeficacia. Entendemos por ecoeficiencia los resultados económicos o la cooperación de manera sostenible en términos económicos, reduciendo costes e impactos lo que se traslada al cliente y al entorno. Para esto tenemos programas de mejora y reutilización de todos los residuos. En cuanto a la ecoeficacia, la basamos fundamentalmente en programas de métodos probados. Diseñamos procesos robustos en aplicación, tanto en mantenimiento como en la ejecución de nuestras obras. De esta manera, no consumimos más recursos que los que son realmente necesarios y economizamos tiempo lo que tiene un efecto positivo tanto para el cliente como para el medio ambiente.

Para nosotros, la ecoeficiencia abarca diferentes ámbitos, empezando por la homologación de nuestros proveedores. Buscamos proveedores que antes de ser incorporados, no solo se comprometan contractualmente con nuestras políticas medioambientales, sino que además sus productos o sus servicios cumplan características singulares que necesitemos incorporar a la fase de producción.

Por ejemplo, nosotros no utilizamos pinturas con disolvente, sino pinturas al agua. Reutilizamos el agua que usamos para el lavado de los módulos y todo este programa lo trasladamos desde que damos de alta a un proveedor hasta que nosotros suministramos un módulo a un cliente.

Sobre todo en las Administraciones Públicas. Luego se ha ido arraigando poco a poco en las grandes empresas y, ahora mismo, está empezando a introducirse en las medianas empresas dentro del tejido empresarial español. Este orden viene determinado porque el regulador del mercado, que es la Administración, es quien primero ha empezado a exigir este tipo de requisitos.

Al ser básicamente estructura metálica atornillada, casi todos sus componentes son reciclables. Reutilizamos un 60% de los materiales y reciclamos un porcentaje altísimo del producto. Ponemos énfasis en la reutilización porque tiene un consumo energético bajo.

La sostenibilidad constituye una piedra angular en la compañía a nivel global, y no sólo de España. Actualmente, Algeco tiene presencia internacional y sabemos que, a este nivel, no se puede estar sin marcar objetivos claros y precisos en materia de gestión sostenible. En este sentido, Algeco España sí que es pionera en determinadas medidas, como son las certificaciones medioambientales o los registros EMAS de Gestión y Ecoauditoría. Además, a nivel de grupo, Algeco ha lanzado un producto y ha creado un equipo de trabajo para medir el impacto que tenemos en el ciclo del carbono o la huella ecológica. Esto va a permitir tener una información precisa del impacto que estamos teniendo y a continuación marcar objetivos de sostenibilidad.

También se está trabajando dentro de la compañía en ver y determinar cuáles son las líneas claves del futuro de la empresa, pero siempre teniendo presente que en éste la gestión sostenible es imprescindible. Dentro del desarrollo de los nuevos productos, una parte importante es la ecosostenibilidad. Tenemos que ver en qué medida esos productos son sostenibles y disminuyen el uso de recursos durante su fabricación al mismo tiempo que atienden a cuatro criterios fundamentales: funcionalidad, economía, seguridad y salud, y sostenibilidad. Desde nuestra perspectiva, una de las formas que tenemos para seguir siendo un referente en el sector.