Arte y cultura años 60 en un ático diseñado por Alex March
Al tratarse de un ático, la vivienda cuenta con una gran terraza donde disfrutar del agradable clima mediterráneo, con una zona para el descanso al sol y también un comedor-cenador exterior.
Pero también se puede intuir la gran sensibilidad y cultura de sus propietarios, quienes “buscaban un piso con un ambiente relajado, pero con carácter, con piezas muy bien escogidas” explica Alex March, quien ha realizado todo el proyecto de interiorismo de la vivienda.
Las claves: un equilibrio mediterráneo y organicista
Todo fluye de manera relajada, en un ambiente muy mediterráneo, con elementos que evocan a la naturaleza mediante sus formas y colores. El blanco en techos y paredes, también en el cortinaje, potencia la sensación de calma. Belleza, simetría, organicismo, espacios llenos de fuerza y personalidad con la luz como principal protagonista.
El suave parquet de madera de roble natural es un magnífico punto de partida para la aventura decorativa de esta vivienda, donde no se deja al azar ningún detalle.
El salón, enseña del fuerte carácter de la vivienda
Es en el salón donde la vivienda muestra su fuerte carácter. Un espacio sugerente que no deja indiferente por su profusión de detalles y la genial mezcla de piezas de mobiliario, con obras de arte, piezas de cerámica artesanal y plantas naturales.
Un confortable sofá de cuero blanco de la firma Pilma invita a sentarse y deleitarse contemplando el maravilloso conjunto. Frente a él, dos mesitas de centro diseñados por Patricia Urquiola para la firma Kettal: sobre una de ellas descansan dos piezas artesanales de cerámica realizadas por Mari Masot & Faye Sevilla Smith.
Entre los grandes ventanales, la pared frontal se ha panelado con madera de roble. Carácter noble para destacar una obra pictórica del artista Iñaki Moreno que descansa sobre un mueble suspendido de Stockholm Slime (Punt Mobles).
Uno de los modelos más icónicos del diseñador danés Hans J. Wegner, la silla Shell Chair CH07 tapizada en blanco, diseñada en 1963 para Carl Hansen & Son, se integra con su ligereza flotante en este maravilloso conjunto.
Otra pieza icónica nos sorprende al otro lado del salón: el sofá en cuero envejecido N701 diseñado por Jacques Deneef para Etnicraft. Sobre él, un toque chispeante: el rojo de una pareja de cuadros obra de Iñaki Moreno.
Junto a estos elementos, armoniza la apariencia sencilla de la mesa auxiliar Cep, un diseño de Cambres Design para Teulat, cuya base de madera curvada contribuye a dar dinamismo al espacio. Sobre ella una lámpara de pino de la firma Estiluz diseñada en los 60.
Un rincón de lectura
A medio camino entre el salón y la cocina y el comedor, las amplias dimensiones del salón han permitido crear un espacio ideal para relajantes momentos de lectura. La butaca estrella escogida ha sido el modelo Tartera diseñado por Jordi Vilanova, tapizada en un verde muy oscuro.
El conjunto se completa con el aparador Madeleine de la firma Habitat, cuyo diseño está inspirado en los tradicionales parquets franceses de punto de Hungría y en espiga, característico de los apartamentos haussmanianos parisinos. Sobre ella, destaca el dorado de la base de la lámpara de sobremesa Dipping Light, diseñada por Jordi Canudas en 2018.
La exclusividad de este espacio la conforma un biombo pintado a mano en los años 60. Una pieza única que destaca por sus tonalidades vivas estilo naïf y que contribuye a dar intimidad entre el salón y el comedor.
Una zona de comedor en armonía con el salón
La armonía cromática en la zona de comedor es absoluta. Tanto de día como de noche, destacan los discos en beige de la luminaria de suspensión Discocó de Marset, bajo ella se sitúa una mesa de comedor en roble macizo (modelo Easel de Pilma) acompañadas por las sillas Laclásica de Stua, realizadas en madera moldeada y maciza de fresno.
Una cocina que busca pasar desapercibida
Con la intención de que prácticamente pase desapercibida, la cocina se ha trabajado desde la austeridad y la pureza de líneas, de tal modo que cede cualquier tipo de protagonismo a la zona de comedor. Se integra de manera discreta en éste a modo de cocina abierta, con armarios en blanco sin tiradores y una sutil grifería cromada.
Por su parte, las habitaciones se llenan de luz y calidez, gracias al predominio de las tonalidades ocres y amarillo y a la utilización de texturas naturales. Los tejidos de fibras naturales visten las camas con lino de la firma alicantina De.Lenzo y los cojines de White & Grey. Para los cabeceros se ha escogido la fibra natural trenzada (Indeko Contract). Incluso el papel pintado de algunas paredes (Coordoné) es también de fibras naturales y el marco del espejo del baño, una pieza de los años 70 de Antigues Materies AM, es de bambú.
El arte está presente en los dormitorios con algunas pinturas de Iñaki Moreno, cuadros estilo Pop y algún mosaico de los años 60 y 70; mientras que las plantas naturales (Casa Protea) han acabado de dar el toque final de frescura y naturalidad a la vivienda.
Una terraza estilo años 60
En el exterior, los elementos de mobiliario y decoración han querido guardar coherencia con la arquitectura del edificio, muy en línea con la que practicaba el célebre arquitecto José Antonio Coderch.
Sobre su pavimento cerámico de terracota se integran un mobiliario exterior en el que predominan los materiales naturales. Aquí los años 60 viven su esplendor, gracias a las clásicas sillas plegables de Aldo Jacober, un sofá de ratán y sillas de bambú estilo años 60. Finalmente, las cerámicas artesanales de Antonio Ruiz enfatizan el carácter natural de esta magnífica terraza.