Patrimonio Nacional ensalza la profesión de aparejador con una placa a Guillén de Rohán en el Real Monasterio de Tordesillas
La presidenta de Patrimonio Nacional, Ana de la Cueva, ha inaugurado en el Real Monasterio de Santa Clara de Tordesillas (Valladolid) una placa conmemorativa a Guillén de Rohán, fallecido en 1431. La placa rememora la existencia de su lápida sepulcral en uno de los muros del Real Monasterio y constituye el primer testimonio dedicado a la profesión de aparejador.
De la Cueva ha estado acompañada por el alcalde de Tordesillas, Miguel Ángel Oliveira Rodríguez; el presidente del Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE), Alfredo Sanz Corma, y el presidente del Consejo Autonómico de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Castilla y León, Jesús Eliz Cantalapiedra.
En un acto en el que Patrimonio Nacional ha querido ensalzar la figura del aparejador en España, la placa ha sido instalada en el exterior del muro sur de la Capilla de los Saldaña, junto al hueco donde se ha documentado la existencia de una lápida dedicada a Guillén de Rohán. En ella se reproduce la inscripción documentada por Antonio Ponz en 1783, antes de que la piedra sepulcral fuera expoliada: “Aquí yace Maestre Guillem de Roam, Maestro de la iglesia de León y Aparejador de esta capilla que Dios perdone, et finó a VII de diciembre año de mil et CCCC et XXX et un años”.
La presidenta de Patrimonio Nacional, Ana de la Cueva, ha destacado “este reconocimiento a una profesión que desde tiempos inmemoriales ha permitido levantar y conservar monumentos tan destacados como este monasterio”, y ha asegurado que “es un honor reponer hoy el daño causado por el expolio y devolver a la memoria colectiva la figura de este insigne maestro de obras y aparejador”.
Por su parte, el presidente del Consejo General de la Arquitectura Técnica de España, Alfredo Sanz Corma, ha asegurado que “con esta placa expresamos a Guillén de Rohán el agradecimiento de los cientos de miles de profesionales que, después que él, han ejercido la profesión. Una profesión de servicio a la sociedad, cada vez más reconocida y apreciada por los ciudadanos y en la que confiamos que seguirá escribiendo renglones y renglones de historia, a lo largo de los siglos venideros”.
Sanz ha querido recordar que “a este primer aparejador, o maestro mayor como también se conocía a los primeros arquitectos técnicos, le debemos mucho más que esta primera referencia histórica. Su carrera fue un ejemplo de muchas de las funciones que tenemos atribuidas y que hoy desempeñamos. Desde la organización de la obra, hasta la gestión de todos sus aspectos técnicos y económicos”.
El presidente del CGATE ha recalcado que la profesión de forma histórica ha tenido la misión de ayudar a la sociedad a resolver los problemas derivados de la relación con las construcciones y conseguir la habitabilidad.
“Debemos honrar el legado que Guillen y tantos otros maestros fueron capaces de edificar. Sabedores de geometría, hacedores de ingenios y otras sutilezas, y con sabiduría para dirimir pleitos. Aquellos maestros de obras itinerantes, quasi nómadas de la construcción, nos legaron obras que aún permanecen en pie, a lo cual sin duda contribuye la acción de Patrimonio”, ha finalizado.