Ramón Esteve juega con las proporciones y crea Santa Apolonia, una vivienda con múltiples perspectivas
Ramón Esteve Cambra es un arquitecto y diseñador renombrado, fundador y director de su estudio Ramón Esteve Estudio desde 1991. Su trabajo ha sido reconocido con multitud de premios nacionales e internacionales. Ramón Esteve ha desarollado recientemente un nuevo proyecto, todavía en construcción. Para llevar a cabo el elaboración de este proyecto inmobiliario, Esteve ha colaborado con los arquitectos Estefanía Pérez, Jacobo Mompó, Anna Boscà y María Parra.
Ubicada en la ciudad de Torrent, próxima a Valencia, Santa Apolonia parte de una geometría y condicionantes complicados entre los que destaca la poca fachada con la que cuenta la parcela. El proyecto se basa en la ruptura del volumen de la vivienda y en la generación de diferentes piezas con la finalidad de adaptarse a esas limitaciones iniciales.
La casa hace un guiño a la arquitectura tradicional de la zona reinterpretando los basamentos de piedra de las viviendas cercanas. Los diferentes volúmenes cuentan con un zócalo de mampostería de piedra que crece o decrece en función de las proporciones de cada pieza y de las aberturas de las mismas.
Cada uno de los diferentes cuerpos se desliza sobre el contiguo para articular una planta que busca generar diferentes perspectivas del jardín a la vez que establece relaciones visuales y espaciales entre ellos. Los volúmenes cuentan con una altura diferente en función de la estancia que albergan. El conjunto queda coronado por una pieza que actúa de mirador que se abre a las vistas lejanas de la ciudad.
Gracias a este juego compositivo se genera un espacio interior fluido y diverso, ofreciendo una percepción distinta de cada habitación a causa de la variación en las proporciones de las piezas y de los huecos. Las aberturas se dimensionan y ubican en base a la vista que se quiere conseguir del exterior, mientras que los alzados están meticulosamente estudiados para generar una composición armónica que integre la diversidad de huecos y la bimaterialidad. El basamento de piedra queda coronado por un remate de hormigón blanco entablillado de forma que ambos materiales forman un conjunto expresivo y complementario, otorgando un fuerte carácter tectónico a la vivienda.
El ingreso a la vivienda se realiza a través del deslizamiento de dos de los volúmenes. La planta baja se abre a ambos lados de la parcela, mientras que la zona de la piscina es más abierta y permeable. Por otro lado, en el jardín trasero se ejerce un mayor control y acotamiento de las visuales. La planta baja alberga las estancias pensadas para el día de cocina, comedor y salón de mayor altura, a las que se adhiere un pabellón de invitados, sala de cine y piscina interior. Los dormitorios y el Miramar, destinado a la zona de estudio, se elevan a la primera planta.
El agua es un elemento importante aquí, lo que vincula la piscina cubierta y la piscina exterior con las habitaciones. Una ventana deslizante, que está oculta por una pared cuando se abre, se convierte en el vínculo entre ellos, mejorando así su continuidad. La ranura en la piscina permite el acceso de la luz natural al sótano y proyecta las reflexiones sobre el agua.
Fuente: Ramón Esteve Estudio
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