Coger el (último) tren
A pesar de ser muy anunciado, no se ha explicado y poco a poco se va conociendo más del mismo; quizás como más se ha conocido ha sido a través de filtraciones periodísticas provenientes de Bruselas, donde se ha tenido que enviar para su evaluación por parte de la Comisión Europea en un plazo máximo de dos meses.
Sin duda, el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia debería ser el instrumento fundamental para el desarrollo de los fondos europeos de recuperación Next Generation EU que van a ser el’nuevo maná’ y debería suponer el impulso más importante para salir de la crisis económica y de la situación en la que nos encontramos en España, especialmente por el COVID. Y repito, debería, porque hay muchas incógnitas que también deberían resolverse.
Las dudas vienen por su escasa concreción, las condiciones/ contraprestaciones que supondrán y la falta de criterios objetivos de la asignación de proyectos para concretar las inversiones y reformas en el periodo 2021-2023 (la primera fase de ejecución), que van a movilizar cerca de 70.000 millones de euros de transferencias del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia y que va a suponer un gran esfuerzo de país. Es bien conocida la palanca y tractor que ha de ser la Rehabilitación de Vivienda y Regeneración Urbana en la que tenemos puestas muchas esperanzas.
En positivo, debemos decir que parecen coherentes los diagnósticos del Plan y que despeja las dudas sobre la aplicación de ciertas medidas/barbaridades políticas barajadas, pero sin embargo preocupa su gobernanza por la falta de planteamientos de transparencia o un plan de ajuste del gasto. Tampoco se conocen fechas de implantación ni va a haber a priori un estamento independiente que vele por la correcta asignación de proyectos y por tanto podríamos correr el riesgo de un reparto clientelar.
Quizás debamos vernos en el espejo de nuestros vecinos italianos y buscar acuerdos transversales y consenso. Nos exponemos a dejar pasar este último tren y no nos lo podemos permitir porque no volverá a pasar. Aún estamos a tiempo de reconducir aspectos, afrontar los retos del futuro y que se imponga la cultura de los datos, la unidad y la objetividad. Más nos vale.