Estamos ante la gran transformación del edificio
Juanjo Catalán Giménez. Consultor especializado en energía y actividades emergentes. Socio co-founder de Mentakers y ADN Analistas de negocios
25/01/2021Nadie tiene dudas del papel que desempeñan los edificios en nuestras vidas ya que en ellos en periodos de normalidad pasamos alrededor del 90 % de nuestro tiempo que ahora se ha incrementado a consecuencia del fenómeno COVID-19.
El efecto pandemia y sus secuelas ha provocado entre otras cosas un cambio en la valoración de los edificios en cuanto a funcionalidad y como bienes activos.
Juanjo Catalán Giménez.
Ante el notable proceso de digitalización de la sociedad y de la economía que vamos a vivir en esta década, previsto mucho antes que llegara el COVID19, pero acentuado y más evidente después de este, los edificios se dotarán de inteligencia, propia de la incorporación de sensores y la aplicación de logaritmos de la industria 4.0
La nueva generación de edificios inteligentes permitirá a través de su mayor eficiencia energética cumplir con los exigentes compromisos de descarbonización de la Unión Europea en 2030 como meta intermedia y en 2050 como reto final. Pero además del reto ecológico en un mundo cada vez más competitivo cabe buscar otras fórmulas de eficiencia como es la reducción de costes.
La presión económica, nuevas formas de hábitat y de trabajo, las necesidades de higiene para el control de posibles infecciones y la seguridad estarán cada vez más presentes en la regulación.
Otro aspecto cada vez más relevante es la flexibilidad del edificio, como su capacidad para transformar sus y funciones atendiendo nuevos formatos de hábitat y de trabajo en una cultura dirigida al uso compartido (Coworking y Coliving, etc.) y desde una visión más holística flexibilidad ante la volatilidad e incertidumbre del entorno en aumento. El efecto VUCA. (Futuro volátil, incierto, complejo y ambiguo).
Volviendo a uno de los principales factores como es la eficiencia energética. Los edificios a nivel mundial representan el 40% del consumo energético y más de un tercio de las emisiones de carbono, y con un ahorro típico de eficiencia energética de al menos un 20%. Actualmente, el 75% del parque inmobiliario es energéticamente ineficiente y se estima que se mantendrá casi el 80% de los edificios actuales en 2050, por lo que una inversión tecnológica podría cambiar esta tendencia.
Además de la eficiencia energética otro factor que adquiere un valor añadido determinante será la conectividad, un requisito esencial para considerar a un edifico como inteligente. En un momento en que los propietarios y administradores de edificios tienen que invertir en medidas para que sus edificios sean seguros, habitables, sostenibles y ahora de una forma mucho más exigente saludables, los edificios inteligentes adquieren un valor añadido cada vez más apreciado por ocupantes y arrendatarios.
Otro aspecto a tener en cuenta y que pone en relieve el valor añadido de los edificios inteligentes son las nuevas pautas de trabajo como es el caso del teletrabajo que antes del Covid 19 era una practica desarrollada en empresas tecnológicas, grandes corporaciones y startups, de hecho, CISCO una de las pioneras, lleva casi dos décadas llevándolo a la práctica.
El efecto pandemia ha provocado una aceleración masiva del teletrabajo y sus efectos han influido en que muchas corporaciones están considerando flexibilizar sus espacios de trabajo. En consecuencia, los edificios inteligentes permiten una mayor flexibilidad desde el uso compartido de puestos de trabajo a cubrir mejor unas condiciones de higiene y seguridad más exigentes y a otros cambios del entorno económico y laboral que afecten a la funcionalidad del edificio.
Entre las preferencias de los propietarios y usuarios de edificios hay dos que destacan especialmente. La calidad del aire en el interior de los edificios que se convierte en un factor imprescindible por lo que los sistemas de tratamiento de aire se deben de considerar ya como un equipamiento básico y un gran aumento del interés por los edificios con energía neta cero (Net Zero Energy).
Desde la perspectiva técnica. Los edificios inteligentes son edificios que ayudan a tomar decisiones. En esta era digital el IoT ofrece al Big data enormes volúmenes de datos generados por los sistemas de construcción y los sensores son analizados mediante un software de construcción inteligente para proporcionar datos del rendimiento del edificio sobre el que se puede actuar, facilitando la toma de decisiones a los técnicos de operación y mantenimiento del edificio y programar resultados preconfigurados en función de su modelo operativo. La monitorización continua de los datos generados por los sistemas de construcción permite, asimismo, la detección rápida y el diagnóstico de fallos, y posibilita que un edificio mantenga un alto nivel de rendimiento durante todo su ciclo de vida.
La empresas de Facility Mangement como expertos en mantenimiento de edificios prevén que las tendencias tecnológicas que se van a consolidar en el futuro más próximo del sector del mantenimiento de edificios serán por este orden: Internet de las Cosas (IoT), sistemas de gestión de mantenimiento asistido por ordenador (GMAO), Building Information Modelling y la geolocalización de técnicos.
En relación con estas tendencias, la evolución de los servicios de mantenimiento pasa por la implantación de sistemas de mantenimiento predictivo, por delante de los “servicios basados en resultados” y la reducción de costes.
Sin duda estamos ante la gran transformación del edificio.