Se prevé para España una recuperación en la construcción tras la crisis del COVID-19, similar a la del resto de países europeos

El Intitut de la Tecnologia de la Construcció de Catalunya (ITeC), representante en España de Euroconstruct, grupo independiente de análisis formado por 19 institutos europeos, dio a conocer el 18 de junio las conclusiones de su conferencia de verano, una de las dos junto a la de invierno que celebra este organismo cada año. El ITeC elabora el informe de España para el grupo Euroconstruct. Este año la conferencia de verano ha sido organizada por Prognoscentret, el miembro sueco del grupo.

Las conclusiones del informe fueron presentadas por Francisco Diéguez y Josep Ramon Fontana, director y jefe del departamento de mercados, respectivamente, del ITeC.

El primero de ellos hizo un breve recorrido por los resultados del informe y destacó la excepcionalidad de esta crisis, generada por un virus, que no tiene precedentes con las recientes situaciones de crisis que ha sufrido el sector de la construcción y la economía en la historia reciente. “Es una crisis diferente, no es como la del 2008, que tenía su origen en una crisis financiera, burbujas inmobiliarias u otras causas económicas o de coyuntura. Esto hace que se más difícil hacer previsiones, porque en los últimos cien años no hemos tenido crisis de este tipo y no sabemos exactamente cuál será su alcance ni las características de la salida de la misma”. A pesar de ello, el director del ITeC resaltó que debíamos tener esperanza porque esta crisis no tiene un origen económico, sino sanitario, “si nos dejamos llevar por el miedo ralentizaremos todavía más la economía, con lo que la salida de la crisis todavía será más lenta”.

Indicó que en el informe del mes de noviembre de Euroconstruct se anunciaba ya una etapa de crecimientos moderados entre 2020 y 2022, pero se partía de una situación de máximos, de un sector maduro y consolidado que no estaba en una posición de debilidad. Teniendo en cuenta la actual situación, el descenso de la construcción (-11,5%) bajará algo más que la previsión de descenso del PIB (-8.8%). Para 2021, se prevé un rebote importante tanto de la economía (+6,6%), como de la construcción (+6%). En 2022, es probable que haya un descenso en ambos índices (+2,6% en economía y +3,5% en construcción), que significaría un reajuste a la realidad. En todo caso, la previsión de 2002 nos pone al mismo nivel que en 2019.

En España, el comportamiento es bastante similar. Según datos del Banco de España, las curvas de caída de la economía (-9.2%) y de la construcción (-15%) en nuestro país tienen un comportamiento similar a los de la media europea. La recuperación para 2021 se estima en un 6,8% del PIB y un 6% de la construcción, descendiendo al 3 y 2.5%, respectivamente para 2022, al mismo ritmo que Europa.

En cuanto al coste económico de esta crisis en la construcción en Europa, la curva de recuperación refleja que en 2022 habrá una pérdida de valor de la producción de 438.000 millones de euros, lo que representa un -3% respecto al pasado año. En España, esta pérdida será de 57.000 millones de euros, un 7% menos que la producción de 2019. Según Diéguez, el nivel de 2022 será similar al que España tenía entre 2017 y 2018.

Antes de dar paso a Josep Ramon Fontana para que presentara los resultados del informe, Francisco Diéguez resumió las conclusiones que podían sacarse, a grandes rasgos, del informe de Euroconstruct: “Esta es una crisis diferente a las demás, no estamos condenados a repetir los mismos patrones de otras. La gran diferencia es que el comportamiento de la recuperación del sector de la construcción en España será similar al del resto de Europa. El impacto de esta crisis no nos arrastra a un terreno desconocido, nos hará retroceder un par de años, pero es previsible que en un plazo de otras dos o tres podamos recuperarnos, lo que no supondrá una situación crítica ni para la economía española ni para el sector de la construcción”.

Josep Ramon Fontana hizo a continuación un análisis más profundo de los resultados del informe. Según se refleja en el mismo, la pandemia ha provocado que 8 de los 19 países de la red Euroconstruct hayan paralizado obras temporalmente, así como un brusco incremento del gasto público que está poniendo a prueba los mecanismos económicos a nivel nacional y comunitario, restando capacidad inversora a los promotores públicos. No obstante, ni los fundamentos de demanda, aparte de determinados nichos de mercados, ni la disponibilidad de financiación parecen estar amenazados.

La evolución prevista del sector de la construcción será diferente en cada país, ya que la afectación económica será desigual entre ellos, sumado a que cada uno se encontraba en un punto diferente del ciclo inmobiliario. Aunque se prevea que el conjunto de los 19 países no alcanzarán la llamada ‘recuperación en V’, hay 7 países que individualmente sí que lo conseguirán, algunos de ellos de una manera bastante holgada. Hay otros 4 países que se quedarán cortos por un margen muy pequeño, alrededor del 1%, entre los cuales se encuentran Francia y Alemania. Si se suman las cuotas de mercado de los dos grupos, se deduce que en 2022 un 67% del mercado europeo estará de nuevo produciendo a niveles muy próximos a los de 2019, o incluso superiores.

Producción del sector construcción por países. Previsión 2020 y proyección de crecimiento anual promedio 2021-2022 a precios constantes. Fuente: ITeC.

El jefe del departamento de mercados del ITeC apuntó que se prevé un retroceso de la edificación residencial del -14% en 2020 y una recuperación a una media del +4.5% en 2021 y 2022, con lo cual la producción del 2022 aún se situaría un 6% por debajo de 2019. “La vivienda sufrirá una versión algo más aguda de la crisis general del sector construcción. No hay que perder de vista que este mercado ya había tocado techo tras haber crecido de manera ininterrumpida durante seis años y que tendía a desacelerarse progresivamente antes de que el coronavirus entrase en escena. La previsión de noviembre contemplaba que la demanda residencial se mantendría pese al empeoramiento económico, algo que tampoco es cuestionado en exceso por la nueva previsión, lo cual contribuiría a evitar un colapso de los precios que sin duda amplificaría los problemas de este mercado. La travesía a través de las turbulencias será más plácida en países como Alemania, Austria y Polonia. En el otro extremo, Irlanda y Reino Unido experimentarán caídas muy extremas, con la salvedad de que Irlanda tiene expectativas de compensarlas con crecimientos igualmente potentes del 2021 en adelante”, afirmó Fontana.

En lo que respecta a la edificación no residencial, la previsión es parecida a la de la vivienda con una caída del -15% para de 2020, aunque la recuperación prevista para 2021 y 2022 es menor, un +3% anual promedio. Las circunstancias existentes suponen un obstáculo a la inversión. La pandemia ha comprometido los ingresos de multitud de empresas y administraciones públicas, a lo cual hay que sumar una breve pero intensa recesión económica. Además, ninguno de los segmentos del mercado no residencial conseguirá escapar realmente a los efectos de la crisis, y algunos de gran peso específico se verán particularmente afectados. “Este es el caso de las oficinas y, sobre todo, de la construcción comercial, la cual ya apuntaba al estancamiento en el pasado informe, y que ahora podría ser víctima de los cambios en los hábitos de consumo acelerados por la pandemia. La promoción no residencial pública, pese a las debilidades reveladas en los sistemas sanitarios y los cambios que habrá que efectuar en los sistemas educativos, a corto plazo solamente proporcionará un alivio limitado y local”, afirmó el Josep Ramon Fontana. A título de ejemplo, el informe destaca que Alemania no consigue situarse entre los países que esquivan la crisis, en parte porque ya no esperaba crecer antes del coronavirus. Sin embargo, el Reino Unido sí que repite como país severamente afectado, tal como ocurría con la vivienda.

Respecto al subsector rehabilitación, “la peor noticia para la obra residencial y en la rehabilitación sería entrar en crisis, porque bajaría el número de transacciones y los precios, con lo que no sería una buena noticia que existiera la percepción de que se invierte en contra de lo que marca el mercado”. Así, el subsector de la rehabilitación residencial confía en que el mercado inmobiliario no se resienta y en el ámbito no residencial la esperanza es que la rehabilitación con objetivos medioambientales y de mejora de la eficiencia energética no pierda impulso aprovechando la situación dejada por la crisis sanitaria, con el fin de rebajar costes en este ámbito”, explicó Josep Ramon Fontana.

En cuanto a la ingeniería civil, antes de la pandemia este se alzaba como el subsector con una previsión más positiva, tendencia que sigue manteniendo. “La contracción prevista para 2020 (-11%) es la más llevadera del sector, y el rebote a posteriori es casi tan potente como el de la vivienda (+5% anual promedio). Esto convertirá a la ingeniería civil en el único subsector en donde la producción del 2022 superará la del 2019, y por un margen superior al 3%. Pese a que la mayoría de los presupuestos públicos darán prioridad a seguir controlando el coronavirus, se espera un cierto grado de compromiso con la construcción y el mantenimiento de las infraestructuras”. Este compromiso, sin embargo, todavía no se ha materializado en planes concretos ni a nivel nacional ni a nivel comunitario, pero se espera que acabará llegando conforme se rebaje el grado de alerta sanitaria. Asimismo, Euroconstruct prevé que el segmento del ferrocarril, el más dinámico antes de la pandemia, recupere pronto su ritmo de crecimiento. Sin embargo, se espera un estancamiento en el segmento de la energía (su momento de gran expansión parece quedar atrás) y en la infraestructura viaria (muy dependiente de las maltrechas economías municipales). “Pese a que la previsión espera una ‘V’ para el conjunto de Europa, hay algunos países que no lo conseguirán, aunque en los casos de Alemania y España, será solo por un pequeño margen. Las excepciones positivas, en las que la recuperación será vigorosa, son más numerosas: Francia, Italia, Polonia y los países escandinavos excepto Finlandia”, indicó el representante del ITeC.

Evolución por subsectores en el mercado europeo. Índices de producción a precios constantes, base 2015=100. Fuente: ITeC.

Evolución por subsectores en el mercado español. Índices de producción a precios constantes, base 2015=100. Fuente: ITeC.

En lo que respecta a España, el informe de verano de Euroconstruct refleja que el sector español de la construcción ha operado con unas limitaciones en las obras superiores a las de bastantes países europeos, lo que explica que la caída de producción que se espera para 2020 (-15%) también sea superior a la media. “Se confía que parte de la obra no ejecutada en 2020 se acabará ejecutando en 2021, por lo que el rebote de la producción (+6%) sí será comparable al del resto de países. En cambio, tras haber agotado ese paquete de proyectos atrasados, la proyección para 2022 se vuelve mucho más moderada (+2,5%). En consecuencia, la producción al cierre de 2022 todavía será un 7,6% inferior a la de 2019. Recuperar los niveles de 2019 sigue siendo un objetivo al alcance, pero necesitará un plazo más largo que el periodo de previsión de este informe”, argumentó Fontana.

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En su intervención indicó que en la construcción residencial se perciben un par de vulnerabilidades que harán que el impacto de la crisis del 2020 se sufra con mayor intensidad (-17%). “Por una parte, la vivienda era el segmento más dinámico antes de la llegada del coronavirus y el que más se había atrevido a abandonar la seguridad de las áreas de mayor demanda y comenzaba a explorar aquellas áreas intermedias que se habían incorporado más tarde a la recuperación. Por otra parte, cuesta más aceptar la premisa, recurrente en la mayoría de Europa, según la cual la demanda no se resentirá. Pese a todo, no parece haber razones para descartar un rebote productivo para 2021 (+9%) y 2022 (+4,5%) si consideramos que en los últimos años se ha construido muy poco stock superfluo, y que la dimensión y el modelo de negocio de las empresas promotoras actuales tienen poco que ver con las del 2008”, explicó Josep Ramon Fontana.

El impacto sobre la construcción no residencial en 2020 podría ser ligeramente menos traumático (-14%) debido a la inercia extra que supone operar con proyectos de mayor escala. Además, previo a la pandemia el mercado no residencial se encontraba en un punto del ciclo inmobiliario menos avanzado que el de la vivienda. Esto significa que la cartera de proyectos no estaba en absoluto sobredimensionada, ni cuantitativamente ni en términos de riesgo, de manera que no se dan las condiciones para una cancelación de proyectos como la de la anterior crisis financiera. “La reacción prevista para 2021 (+5,5%) y 2022 (+2,5%) es menos intensa que en la vivienda, porque aunque habrá nichos de mercado capaces de recuperar terreno con relativa facilidad (logística, oficinas), al resto les costará salir del estancamiento. Los recursos extraordinarios que se destinarán a sanidad y educación darán prioridad al gasto en personal y equipo, y difícilmente se traducirán en construcción”.

La rehabilitación en España es el sector más vulnerable en la actual crisis, con una previsión de diferencia de producción entre 2020 y 2022 de 21.000 millones de euros. “Según las previsiones de Euroconstruct, el sector de la rehabilitación lo vemos más vulnerable que en Europa, también porque las familias españolas, desde el punto de vista económico, lo son más que las europeas. La rehabilitación pierde prioridad dentro del presupuesto familiar si los salarios no se mantienen al ritmo que el encarecimiento del nivel de la vida. Si perdemos la rehabilitación promovida por las familias o comunidades de vecinos, perderemos un propulsor muy importante del sector para España”. En términos de rehabilitación no residencial, la COVID-19 puede significar, a largo plazo, un catalizador para adecuar los espacios a las nuevas exigencia sanitarias. “Por ahora, las renovaciones han sido puntuales, pero hasta que no salgamos de la crisis y no haya directrices normativas claras en este aspecto, no se puede hablar de ello”, afirmó Fontana.

En referencia a la ingeniería civil, desde ITeC se percibe una percepción menos crítica y se prevé que tenga posibilidades de resistir mejor que la edificación el primer impacto de la crisis en 2020 (-7,5%). “Este ha sido el subsector donde las restricciones están siendo más llevaderas. Sin embargo, en los años siguientes la situación se podría invertir, y la construcción de infraestructuras podría tener mayores dificultades para recuperarse. Los presupuestos públicos y los programas extraordinarios se dedicarán a sufragar el gasto extra debido a la pandemia y sus secuelas en el empleo, con lo cual es muy dudoso que se vaya a dar demasiada prioridad a la obra pública. Como en el caso de la edificación, la producción que no se ha podido ejecutar en 2020 servirá para mejorar los resultados de 2021 (4,1%). Igualmente, la obra local que previsiblemente aparezca como preludio de las elecciones municipales del 2023 contribuirá a evitar el estancamiento en 2022 (+1,5%). Por nichos de mercado, parece justo otorgar algo de ventaja a aquellos más susceptibles de ser encajados en el Pacto Verde Europeo”, finalizó Josep Ramon Fontana.