Cómo gestionar bien los efectos del COVID-19 en los contratos de construcción
Carlos Seoane. Director técnico del Área de Ingeniería Forense en Altran España
Pablo Pastor. Director técnico del Área de Contract Management en Altran España
11/05/2020El tsunami económico que ha provocado el COVID-19 afecta también a un sector que, en un principio, podría parecer de los menos tocados, ya que en España fue de los últimos obligados a parar su actividad y tan solo estuvo inactivo al 100% dos semanas, el de la construcción. No obstante, desde los primeros momentos de la aparición del virus en China y Corea ha sufrido, entre otras cosas, escasez de materiales por interrupciones en las cadenas de suministro o bajas causadas por la cuarentena, por no hablar de la dificultad para mantener ritmos productivos adecuados en las condiciones establecidas para la protección de los trabajadores frente a la enfermedad.
Todo ello ha perjudicado y está perjudicando sobremanera al cumplimiento de los plazos estipulados en los proyectos, acarreando retrasos, alteraciones en el camino crítico de las obras, pérdidas. En ocasiones, la vacilación en la toma de decisiones, puede llevar a retrasar el envío de las notificaciones necesarias de conformidad con el contrato o hasta no ejecutar esas comunicaciones a la contraparte, minando las posibilidades de reclamar de manera exitosa.
Lo peor es que nadie sabe hasta cuándo durarán sus consecuencias –lo más probable es que bastante más allá del fin del estado de alarma-, porque las medidas que se toman van en consonancia con la evolución de los contagios. Esta incertidumbre sobre su progreso dificulta, incluso, aplicar las lecciones aprendidas durante la crisis de 2008, pues aquella tuvo un desarrollo progresivo durante todo el proceso, mientras que la actual comenzó de forma vertiginosa y la velocidad de salida es incierta. Lo único seguro es que se verán ‘tocados’ casi todos, si no todos, los contratos de construcción. En consecuencia, es muy difícil pronosticar el impacto final que pueda tener en la evolución de las obras.
Ante la carencia de fórmulas magistrales para esquivar el chaparrón, el mejor método de ponerse a cubierto es analizar en profundidad los proyectos en los que se esté trabajando de manera individual. El éxito o el fracaso dependerá de ello. Es necesario monitorizar de manera constante en el tiempo los posibles cambios provocados por las modificaciones en las circunstancias externas que rodean a cada uno. El motivo es que se puede ver afectado cualquier ámbito del proyecto, cualquiera de sus dimensiones y etapas de desarrollo, y es necesario monitorizar la situación de cada una de estas dimensiones en el tiempo, porque pueden cambiar las circunstancias de forma rápida, lo que obligará a ajustar la táctica o incluso tener que cambiar estrategias.
Para no cometer errores, es aconsejable tomar medidas de mitigación, informar correctamente de las actividades afectadas, tener siempre presente que la seguridad es lo primero, documentar afecciones y preparar las reclamaciones correspondientes, analizar correctamente la situación y, por supuesto, enviar a tiempo todas las comunicaciones relacionadas con el procedimiento contractual.
Si, pese a seguir todas esas pautas, afloran reclamaciones, hay que intentar gestionarlas de la forma más eficaz posible, teniendo en cuenta que se pueden plantear, pero también recibir de terceros. La base para hacerlo es disponer de una documentación en regla, bien ordenada y organizada, a la que se pueda acceder de forma ágil, pues una reclamación es tan buena como la documentación que le da soporte. Una máxima indiscutible. Documentos imprescindibles son una contabilidad muy clara, los programas de obra y sus actualizaciones causadas por el COVID-19, los registros de personal y maquinaria, de horas/hombre y horas/máquina de todos los momentos del desarrollo del proyecto o el cierre de mediciones o trabajos ejecutados. Esta información reflejará los retrasos reales causados en las obras por la crisis del COVID-19, así como la pérdida de productividad y los sobrecostes generados. Porque las principales reclamaciones estarán relacionadas, seguramente, con las extensiones de los plazos, la pérdida de productividad y los costes de desmovilización y removilización de equipos de obra, ya sean personas o equipos.
En este contexto, hay que concluir que es fundamental tener una visión global de todos los aspectos del contrato y del desarrollo del proyecto, gestionándolo de manera rápida y ágil, identificando, documentando y notificando los impactos sufridos, para no perder los derechos de reclamación.
Carlos Seoane es Ingeniero Industrial Superior con más de 15 años de experiencia en diseño, construcción y gestión de proyectos de ingeniería y construcción. Ha participado en proyectos por todo el mundo, principalmente en los EE UU, Latino América y Europa. Como parte de su experiencia, Carlos ha participado como experto en el cálculo de daños y reclamaciones en plantas de producción de energía, oil & gas y obra lineal, entre otras, en Reino Unido, los EE UU, Colombia, Argentina, Perú, Bolivia, Panamá, Irlanda, Francia y Arabia Saudí, entre otros.
Carlos, junto con el equipo forense de Altran que lidera, se especializó en la determinación de la metodología para la determinación y cálculo de daños. Es miembro de la AACE donde ha propuesto documentos técnicos basados en su experiencia en demoras y cuantificación de daños. Carlos figura en la lista de expertos nombrados por la revista especializada Who is Who Legal, en el cálculo de demora y cuantificación de daños.
Pablo Pastor Neumann es titulado en Ingeniería de Minas por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas - Universidad Politécnica de Madrid y titulado en el Programa de Desarrollo de Directivos (PDD) del IESE (Universidad de Navarra). Pablo es Consultor Experto en Contract, Risk & Claims Management. Cuenta con 15 años de experiencia profesional en la gestión de grandes Contratos industriales, de Oil & Gas, energías renovables y de generación de energía. Previamente ha sido responsable Global de Gestión de Contratos y desarrollado posiciones de dirección y dirección de proyectos en grandes empresas de construcción tanto a nivel nacional como internacional. Pablo está especializado gestión de contratos, reclamaciones, negociación, y también ha participado como experto técnico en arbitrajes internacionales.