El lenguaje de la materia: clave para interpretar el entorno y proyectar el futuro
Javier Peña, director general y científico de Elisava
06/05/2020Una pregunta que me hago muy a menudo es: ¿cómo puede ser que estos materiales, en concreto los materiales naturales, utilicen un lenguaje poco tecnológico cuando la Naturaleza es la tecnología más avanzada que hoy por hoy conocemos? Algo ha ocurrido para que estemos tan deslumbrados por la tecnología y por la riqueza que no contemplemos de verdad a la Naturaleza.
Javier Peña, director general y científico de Elisava.
Los materiales son uno de los elementos constitutivos más importantes en los componentes que configuran el entorno. Sus características influyen psicológicamente y biológicamente en las personas. La exposición a la naturaleza se asocia con efectos positivos en la salud, mejora de la cognición y la productividad. Cada día más consideramos, con total criterio, una necesidad biológica esta afinidad humana inherente con los sistemas y procesos naturales. A dicha afinidad ya se la ha puesto nombre: biofilia. Los edificios pueden blindarnos y separarnos completamente de la naturaleza o pueden conectarla con nosotros. El diseño biofílico avanza en su implementación de materiales naturales para promover el bienestar físico, social, intelectual y psicológico.
Los materiales son uno de los elementos constitutivos más importantes en los componentes que configuran el entorno. Foto: Proyecto Luca, de Laura Gusart.
Desde Elisava Research abordamos el diseño del bienestar de manera holística, mediante el examen y medición de parámetros perceptibles e imperceptibles asociados a la salud, el bienestar y la productividad. Interpretamos el lenguaje de los materiales e integramos los límites que definen la naturalidad y la artificialidad. El objetivo es promover cómo la sostenibilidad humana, ambiental y económica se puede aplicar a entornos y espacios y, obviamente, a productos y servicios. Estamos definiendo nuevos paradigmas de espacios de trabajo, ambientes y bienestar en los que el rol que juegan los materiales, todos los materiales, es relevante.
La Naturaleza integra al ser humano. Proyecto Luca, de Laura Gusart.
Integrar los límites de la naturalidad y de la artificialidad es tan sencillo como poner en valor a la Naturaleza como máxima expresión de la tecnología que nos deslumbra, de la inteligencia natural que tratamos de olvidar creando la artificial. No se trata de lo buenos que son unos materiales o de lo malos que son otros. Todos son buenos por naturaleza, pero no todos tienen la misma implicación con el entorno que estamos construyendo. Podríamos decir que la implicación ideal con el entorno sería aquella que permite maximizar las funciones del material maximizando el respeto y la empatía. Son este respeto y esta empatía material los que definen el ansiado equilibrio virtuoso que nos acerca al soñado bienestar. Sabemos perfectamente cómo engrasar o arreglar una máquina, y además sentimos la importancia de hacerlo, lo necesario que es cuidarla. Sentir cómo la Naturaleza provee desde la abundancia, cómo integra al ser humano en la transformación de sus recursos, cómo alimenta al ser humano para desarrollar su vida en ella, cómo se produce una perfecta simbiosis cuando el ser humano nutre a la Naturaleza con lo mejor de él, cómo Naturaleza y ser humano se convierten en una unidad con el objetivo de crecer juntos, es bonito y resuena. Va más allá de natural o artificial. Los materiales deben ser las herramientas para engrasar nuestro planeta. Cuando sucede es cuando entendemos la naturalidad.
Javier Peña, director general y científico de Elisava.
Entendemos la naturalidad desde el basurero al que ahora llamamos mina, desde la mina que siempre ha sido una mina y desde la tierra y el agua que nos proveen desde la abundancia. Cera de abeja, esparto, cáñamo, corcho, celulosa, colágeno, carbón, paja, cal, lana, crin de caballo y muchísimos más materiales que ahí están, aunque no los veamos. Y no los vemos porque no estamos empoderados con su lenguaje del modo en que lo estamos con los lenguajes de las letras, los números y las notas musicales. Necesitamos empoderarnos del lenguaje de la materia para poder interpretar el entorno y proyectar el futuro con más criterio. Elisava colabora con empresas e instituciones de todo tipo para empujar y posicionar este nuevo lenguaje que nos permite interpretar la materialidad desde el respeto y la empatía.