Casas y habitantes
En el verano de 1993 en el Palacio de la Magdalena de Santander, con Félix Arranz, impartimos bajo la denominación de Rayuela, un curso sobre la pequeña dimensión para el que creamos un fichero de casas unifamiliares que habían sido importantes en la historia de la arquitectura moderna.
El fichero comenzaba con un ejemplo paradigmático: la casa Malaparte (1.937), en Punta Massullo, cerca de Capri, una casa envuelta en el misterio que quedó espléndidamente reflejada en el film 'Le Mépris', y que aún hoy después de muchas tesis doctorales realizadas sobre su autoría, no sabemos cuánto de ésta pertenece al arquitecto Adalberto Libera o cuánto a su habitante y propietario Curzio Malaparte.
Si tuviera que elegir cuatro ejemplos de casas unifamiliares en la arquitectura del s. XX destacaría la 'Ville Savoye' de Le Corbussier en París (1929), un casa en la que el arquitecto lo inventa casi todo. La planta libre sobre pilotis, la fenêtre au longueur, la expresión de la cubierta, el recorrido arquitectónico y la independencia del plano vertical y horizontal, significaron una gran innovación. En segundo lugar quizá estaría la 'Fallingwater' de Frank Lloyd Wright para su mecenas Edgar Kaufmann (1935), en la que la voluntad del arquitecto, a pesar de todos los problemas estructurales y de todo tipo, se consiguió llevar a buen fin. En La Villa Mairea de Alvar Aalto para la familia Gullichsen (1938), el arquitecto nos habla de forma magistral del hecho de habitar. Finalmente creo que sería la casa 'Farnsworth' de Mies van der Rohe (1951), la que podría cerrar esta selección, por su transparencia, ligereza, transgresión de la medida y su condición de templo intemporal.
En los proyectos de casas unifamiliares no existe intermediación entre el arquitecto y el usuario final, el habitante, con lo que la relación entre paisaje, organización social de la vivienda o la construcción, se produce de forma directa pudiéndose convertir así estos proyectos en un laboratorio de experimentación de la arquitectura. En ellos se ensayan soluciones que permitirán innovar o experimentar en otros proyectos. A lo largo de mi vida, a través de diferentes viajes y visitas, he ido reuniendo un conjunto de casas unifamiliares que conforman una pequeña colección que me ha sido de gran utilidad para enfrentarme a los diferentes proyectos que he realizado estos últimos años.
De forma muy sucinta seleccionaría entre ellas algunas: La casa Schröder (1924) y la extraordinaria relación entre el arquitecto Gerrit Rietveld y la propietaria, que llevó a ambos a poder adaptar la casa a las diferentes situaciones familiares en el tiempo. En la casa Stennas (1937), Gunnar Asplund realiza un pequeño movimiento en la planta que trasciende lo obvio y la convierte en una pieza única. La casa Barragán en México D.F. (1948) recoge la tradición vernácula. Un ejemplo complejo de casa-estudio y pequeña escuela de arquitectura sería la Taliesin West de Frank Lloyd Wright (1937) que me produjo una gran emoción al conocerla en pleno desierto de Arizona y en la que la relación entre un exterior duro y su confortable interior con usos comunitarios, trasciende el programa de una vivienda tradicional. En la segunda casa encargada por Edgar Kauffmann a Richard Neutra en Palm Springs creo que se define una nueva situación contemporánea; los espacios intermedios, porches, terrazas, atrios, piscina, convierten esta residencia en un paradigma de la nueva modernidad. Y así llegaríamos a las casas de José Antonio Coderch como la emblemática casa Ugalde (1952) o la que para mí ejemplifica en Cataluña experiencias como la casa de Neutra, sería la casa Catasús en Sitges (1956), en la que el arquitecto segrega una porción de la parcela y la abre a la ciudad.
En esta pequeña colección de casas existirían algunas no realizadas por arquitectos conocidos pero que para mí han significado avances en mi proceso de aprendizaje como serían algunas de las villas que conocí en el Rajastán en la India o las cuatro casas que se construyó Pablo Neruda, en especial la de Valparaíso, entre otras.
Volviendo a nuestra colección, me interesó muchísimo la Stalh House (1960) de Pierre Koenig que fue creada en los Estados Unidos, gracias a John Entenza que realizó un programa de casas piloto prototípicas en las que la innovación y la economía eran fundamentales. Fueron casas muy eficientes conocidas como las Case Study House.
Querría acabar esta pequeña selección con dos casas que han sido fundamentales para mi formación. En la casa Eames construida en 1949, los propietarios, el matrimonio Eames, redescubren, inventan y conciben una casa que redefine la nueva forma de vivir. Por último sería la casa 'La Ricarda' del arquitecto Antoni Bonet encargada por la familia Gomis en Barcelona (1949-1963), la que ha supuesto para Xavier Martí y para mí el referente intelectual de la Casa AA, por sus aportaciones tanto programáticas como constructivas surgidas de un diagrama claro y poderoso que tiene la capacidad de absorber el paisaje y hacerlo casa.
Finalmente, tras esta breve enumeración, quiero destacar la Casa Senillosa en Cadaqués de José Antonio Coderch de Sentmenat (1956). De hecho fue esta casa, que pude habitar durante un fin de semana, la que me hizo decidir por la arquitectura. Una casa sencilla, casi anónima en una primera lectura, pero de una gran sofisticación en todos aquellos aspectos que convierten una casa en una gran obra. El tratamiento constructivo, la relación con el contexto, la organización espacial y su materialidad. En síntesis, una pequeña gran casa.
