El 60% de la innovación de las empresas constructoras es no planificada
Una parte importe de la innovación en las empresas constructoras puede detectarse en obra, a través de la identificación de nuevos procesos, productos y servicios, tipo de materiales, etc. Todo ello es lo que se entiende por innovación no planificada en obra. La importancia de la labor de localización es fundamentalmente evitar la pérdida de este conocimiento durante la propia ejecución de obra.
Debido a los cambios cada vez más dinámicos del mercado, las empresas se han visto en la necesidad de crear estructuras más ágiles y adaptables a nuevas realidades, la desestandarización de procesos tradicionales que aumenten su flexibilidad y eficiencia, y por ello, áreas como Compras, RR HH, Calidad u otros departamentos de soporte no productivos, están generando nuevas formas de trabajar. De ahí que sea tan importante anclar ese conocimiento como trasladarlo a otras áreas de la empresa.
Otra consecuencia de lo anterior es la creación de una estructura de investigación y desarrollo con el objetivo final de mejorar su competitividad y posicionamiento en el mercado, tratando de crear una red a lo largo de la organización para identificar la innovación de forma transversal, aumentando los potenciales puntos de entrada de transmisión de ese nuevo conocimiento.
¿Pero dónde está la innovación en las empresas constructoras? Si hablamos de materiales, un posible ejemplo podría ser la excavación de un túnel en una gran ciudad. A nivel de proceso, si estamos haciendo el túnel con tuneladora, las medidas correctoras necesarias para evitar colapsos en el terreno o el desarrollo de nuevos útiles en la cabeza de corte para frenar su desgaste prematuro, podría ser una muestra de innovación. Cuando estás ejecutando un túnel, se pueden desarrollar y utilizar nuevos tipos de morteros en el trasdós de las dovelas para evitar filtraciones de aguas y mejorar el sostenimiento. Ese nuevo tipo de morteros son una innovación. Ocurre a veces que el personal de obra no las identifica como tal, pero si consultamos al Departamento de Calidad y Medio Ambiente o Administración, habrán detectado un empleo de soluciones no convencionales de forma significativa.
El 60% de la innovación que se acomete en las empresas constructoras es no planificada. El ahorro que podrían experimentar dependerá de su tamaño. Pero hay algo más importante incluso que la propia deducción, ya que ésta depende de si tienen beneficios, cuota, etc. La clave está en el propio conocimiento que dejan de poner en valor y que es algo recurrente. En estos momentos en los que todo tiende a la eficiencia, en donde cada céntimo ha de estar justificado, es un error estratégico no hacer una política de afloramiento del conocimiento adquirido por las personas.
En los últimos cinco años, las grandes constructoras han hecho un importante esfuerzo creando departamentos estructurados de I+D, con procesos para la identificación de la I+D+i no planificada. En las de tamaño medio, algunas cuentan con un departamento orientado exclusivamente a su sistema de gestión de I+D y a su cartera de proyectos planificados, y la no planificada queda bastante más al margen y no documentada. En otras empresas, el área del I+D está integrada en Calidad y Medio Ambiente, dando soporte a las obras y al resto de la organización en estas áreas, limitando su eficacia.
Según los últimos datos disponibles de Mineco de 2008, se han emitido informes motivados de 277 proyectos, correspondientes al CNAE de la construcción (en total hubo 2.177, lo que representa alrededor del 13%). El importe total de los proyectos de construcción ascendió a 144,5 M (1.550 M en total, un 10%). Por número de proyectos, fue el CNAE con mayor número de proyectos y el segundo en cuanto a importe. Según Aenor, el año anterior (2007) el 17,5% de los proyectos certificados provenían de empresas del sector de la construcción. En general, la tendencia de certificar proyectos es similar entre empresas medianas y grandes. Todo ello representa el esfuerzo del sector por reinventarse a través de la superación de nuevos retos.
Aun siendo las constructoras el sector con más certificaciones, la innovación no planificada es muy alta. Desde aproximadamente 2004, en los procesos de licitación pública, uno de los criterios de valoración utilizados es tener proyectos certificados según la Norma 166.001, o sistemas de gestión basados en la 166.002. Este hecho ha obligado a las empresas a estar certificadas en proyectos y sistemas, impulsando la innovación en un sector aparentemente no tan vocacional como pueden ser el farmacéutico, la banca o el de las TIC.
En los momentos actuales, donde las empresas están cada vez más descentralizadas, esta labor es todavía más importante. Ya no tienen solo obras en España, las tienen en cualquier parte del mundo. Por esa razón es fundamental crear nuevos canales de comunicación y la transmisión de experiencias que permitan la capitalización de su 'know-how' y su correspondiente puesta en valor.
¿Cómo pueden las empresas constructoras mejorar la gestión de su innovación? Para incorporar en la estrategia de la empresa el conocimiento, puede contarse con asesoramiento externo experimentado, especialistas en los aspectos fiscales relacionados con la actividad de I+D+i que evitan el sobredimensionamiento de la estructura. Pero no sólo es una razón de costes. Las empresas tienen su propio concepto de lo que es I+D+i. Todas ellas establecen un umbral a partir del cual, determinado punto es innovación o mejora continua o actividad tradicional.
En las empresas que tienen un área de I+D, el umbral que establecen para que un proyecto sea innovador es habitualmente mucho más elevado debido a sus propias experiencias. Los expertos suelen poner el foco fundamentalmente en innovaciones disruptivas, aquello que rompe completamente con el estado de la técnica, que es algo total nuevo en el sector. Sin embargo, consideran la innovación evolutiva como un proceso más de mejora continua, cuando no es así, llegando a obviar las novedades subjetivas que pueda alcanzar la empresa a través de sus actividades.
Esos rangos intermedios entre la mejora continua y las innovaciones es donde mejor trabaja una empresa consultora. Además de ayudar en todo lo que es la operativa, cómo acceder a las ayudas, su ejecución, la mecánica de certificación de proyectos, etc, de forma implícita actúan como soporte en el desarrollo de la cultura innovadora de las empresas.
