La industria de la teja cerámica impulsa la economía local de la España vaciada
La construcción está registrando importantes avances en cuanto a producción eficiente y sostenibilidad de los materiales empleados, siendo uno de los pilares fundamentales el uso de producto local.
En el caso de la industria cerámica, fomentar el uso de soluciones de materiales naturales, de proximidad, y con procesos de fabricación y manipulación sencillos, aporta ventajas competitivas al mercado: por un lado, las fábricas están situadas al lado de las canteras de arcilla, lo que reduce las emisiones del transporte de materias primas y, por otro, se evitan emisiones contaminantes usando productos de proximidad a las obras. Una vez agotada la cantera, se crean reservas naturales, lagos recreativos, zonas de uso agrícola o forestal y plantas de reciclaje de materiales inertes.
“Si bien es innegable que, en el contexto económico actual, caracterizado por un incremento en los precios de la energía, hay desabastecimiento de materiales que se utilizan también en las cubiertas, como la chapa o la madera, esto no ocurre con la teja, ya que los fabricantes han apostado por continuar fabricando a pesar de las subidas de los costes energéticos, manteniendo así el servicio a sus clientes”, argumenta Noé Román, presidente de la Sección de Tejas de Hispalyt, integrada por los fabricantes más importantes de este material utilizado para la construcción y rehabilitación de cubiertas.
Según apuntan desde la Sección de Tejas, los materiales locales y/o de proximidad, que provienen de una zona situada a 300 kilómetros como máximo de la obra, entre los que destaca la teja cerámica, ahorran energía en las fases de transporte y manipulación, contribuyendo a un menor impacto ambiental. “Aunque el impacto derivado del transporte de teja no es tan significativo como su producción, hay que tener en cuenta la manera en la que se optimiza este transporte para conseguir una menor huella de carbono, por esto, nuestros fabricantes apuestan por evitar los viajes en vacío que llegan a suponer más emisiones dañinas que los viajes con carga completa”, explica Román.
Asimismo, la cercanía de la fábrica a la obra favorece la concesión de certificados sostenibles, por tratarse de un producto local. LEED, la certificación del US Green Building Council, puntúa positivamente que se incorporen materiales extraídos y fabricados localmente (un radio máximo de 800 Km de distancia desde la fábrica hasta la ejecución del proyecto) evitando así los impactos asociados al transporte. También la española VERDE, que otorga Green Building Council España, ofrece una mejor puntuación a aquellos proyectos que incorporan materiales fabricados localmente (un radio máximo de 200 km de distancia entre la fábrica y el proyecto, en este caso). Para la Sección de Tejas de Hispalyt, “esto supone una gran ventaja para nuestro sector ya que nos sitúa en una posición privilegiada para impulsar la sostenibilidad en la industria de la construcción. Además, este tipo de certificados sostenibles ayudan a regular y arbitrar un mercado justo promocionando los productos con mejor valor y clasificación”.
También la ubicación de las fábricas en las zonas rurales impulsa la economía local, generando empleo estable y fortaleciendo el tejido industrial en las localidades próximas. De esta manera, las empresas fabricantes contribuyen a luchar contra la despoblación en la España vaciada.
“El uso de materiales de proximidad beneficia tanto a la empresa como al usuario. Por un lado, se asegura favorecer la empleabilidad de las poblaciones cercanas al hacer uso de los recursos disponibles y, de este modo, mejorar la calidad de la localidad, aportando empleo y economía estable. De la misma manera, al tratarse de producto local y/o de proximidad, también se consigue un mayor cuidado y protección por el entorno”, apunta Noé Román. “El usuario también se beneficia por la reducción del transporte, del impacto ambiental y de la huella de producto”, concluye el presidente de la Sección de Tejas de Hispalyt.