En casi todos los laboratorios donde se analizan o efectúan pruebas para la fabricación o transformación de diferentes tipos de piezas de metal, plástico, goma, madera, etc., se suele precisar de la aplicación de calor en varios de sus procesos, para cocer, secar, fundir, dilatar, desgasificar, realizar diversos tratamientos de envejecimiento, térmicos, etc., los cuáles pueden efectuarse en estufas u hornos estáticos o bien continuos, con recirculación forzada de aire o bien con atmósferas de protección, trabajando a temperaturas comprendidas entre 50 y 1.250 °C.
Estas estufas hasta 450 °C o bien los hornos hasta 1.250 °C, están construidos por módulos de chapa plegada con refuerzos y rellenos de lana de roca, fibra cerámica, o bien con materiales refractarios, con espesores variables en función de la temperatura de trabajo.
La regulación es siempre automática, para ajustar la potencia de calefacción a lo estrictamente necesario y mantener constante la temperatura de trabajo programada. Para controles especiales se instalan microprocesadores proporcionales de tiempo-temperatura. Las cargas se depositan en el interior de las muflas directamente o sobre bandejas especiales. Cuando los procesos de trabajo lo precisan, disponen de registros de entrada de aire y evacuación de gases, toma de muestras, seguridades antiexplosivas, etc.