Conchas de moluscos para aislar del fuego
28 de marzo de 2011
Estas conchas, compuestas fundamentalmente por carbonatos de calcio y magnesio, son tratadas mediante calcinación para la eliminación de la materia orgánica y con ella el mal olor que se pueda generar. Posteriormente, se someten a una molienda y tamizado para la obtención de un granulado que permita la mezcla con distintos aglomerantes como yeso y fibra. “Este producto se fabrica de la manera más sencilla y barata posible, para que así la diferencia sea sólo el coste de la materia prima. El proceso de fabricación es el mismo que el de los productos utilizados habitualmente: se mezclan con agua los componentes en una hormigonera, viertes y se deja fraguar”, destaca el profesor Carlos Leiva, investigador del grupo Ingeniería de Residuos. El producto, con aplicaciones constructivas, presenta una alta capacidad de resistencia como protección pasiva contra el fuego.
Los problemas de las conserveras gallegas
Desde principios de los 90 el Grupo de Ingeniería de Residuos desarrolla proyectos de investigación asociados a la reutilización de residuos industriales con aplicaciones para la construcción. Sin embargo, trabajan con la patente desde el año 2003, cuando “contactaron con nosotros empresas conserveras de Galicia que tenían un problema para deshacerse de miles de toneladas de conchas de moluscos”, apunta Carlos Leiva, investigador del grupo. Y han podido llegar a conclusiones gracias, entre otras cosas, al proyecto ‘Resister’, que ha recibido un incentivo de 152.436 euros por parte de la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia en la convocatoria de proyectos de excelencia en 2006.
En edificios, tabiques o falsos techos
La invención es aplicable, fundamentalmente, en forma de placas o proyección con manguera de alta presión (gunitado), en el sector de la construcción de edificios como protección pasiva contra el fuego, en tabiques, falsos techos, etc. Este material se dispone en soluciones constructivas, por ejemplo a modo de placas integradas en un tabique interior que separa dos habitaciones contiguas. Cuando se produce un incendio, el producto actúa de barrera, retardando varios minutos la propagación del fuego por radiación al otro lado del tabique. Su disposición, grosor y la combinación con otros elementos constructivos puede intervenir retardando aún más la transmisión del fuego por radiación.
Las características y funcionalidad de este nuevo material son similares e incluso superiores al de otros productos comercialmente ya establecidos en el sector de la construcción, como el tradicionalmente conocido cartón yeso.
Tras una fase inicial de pruebas a pequeña escala en laboratorios propios de la Universidad de Sevilla, el producto fue sometido a distintos ensayos en laboratorios oficiales para su homologación y patente y superó con éxito los ensayos de tipo mecánico, térmico y medioambientales a los que fue sometido. El nuevo producto garantiza así su posible industrialización en el mercado junto a otros productos comerciales habitualmente utilizados en protección pasiva contra el fuego.
Reciclado y reutilización comercial
El diferencial ecológico que ofrece este producto al disminuir la acumulación de conchas de moluscos depositados en vertederos o en el fondo del mar se enfrenta a un vacío legal, según el grupo investigador, y a una falta de conciencia social en España. En “otros países europeos, estos y otros tipos de residuos industriales son considerados por la administración como subproducto, favoreciendo su reciclado”, explica Luis Vilches, investigador del ‘Grupo de Ingeniería de Residuos’. “Además —añade—, entendemos que materiales con propiedades físico-químicas similares a los que poseen materias primas usuales en la construcción, al ser catalogados como residuos, tienen connotaciones negativas para el aprovechamiento de los mismos”.
En este contexto de reciclado para el desarrollo de productos formados mayoritariamente por subproductos industriales también se encuentran las cenizas resultantes de las centrales térmicas, que son motivo de investigación para el Grupo Ingeniería de Residuos en colaboración con Pedro Flores Domínguez-Rodiño, del departamento de Ingeniería Mecánica y de los Materiales. Estos investigadores, con la financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación y la asistencia técnica de la empresa Inasel, han estudiado el aprovechamiento de las escorias resultantes de las centrales térmicas para la fabricación de pantallas o barreras acústicas que van destinadas a las proximidades de las vías de circulación con elevados niveles de ruido.
Otras líneas de investigación en las que trabajan son la recuperación de metales valiosos en residuos, la depuración de líquidos industriales, la inertización y estabilización de residuos peligrosos, y el estudio de la alteración y conservación de la piedra en edificios de valor histórico.