Visión artificial, como ‘control de calidad’ en procesos industriales
5 de noviembre de 2009
En cualquier proceso industrial, la aplicación de visión artificial contribuye a un ‘control de calidad’ del 100% de los productos supervisados. A través de esta tecnología se llevan a cabo análisis de errores como geometría, rebabas, color, material, en procesos industriales. A partir de aquí, las aplicaciones de la visión artificial son numerosas para el fabricante actual, de cualquier sector. Alimentación, automoción, electrónica, impresión, farmacia, minería, envase y embalaje, cerámica, seguridad y vigilancia, por citar algunos. Por ello, a mediados del pasado mes de octubre, se celebró una sesión técnica, a cargo de la empresa Infaimon, en las instalaciones de la fundación privada Ascamm. Por ello, a mediados del pasado mes de octubre, se celebró una sesión técnica, a cargo de la empresa Infaimon, en las instalaciones de la fundación privada Ascamm. La sesión se enfocó como un ‘mix’ de exposición y demostración práctica, en el que primó, sobre todo, la descripción del papel de cada uno de los componentes del sistema, en detrimento de sus características técnicas. Al encuentro, en el marco de la Transferencia de Conocimiento de la Unidad de Equipos, Automatización y Mecatrónica del Centro Tecnológico de Ascamm, asistió público interesado en descubrir las posibilidades que la implantación de esta tecnología puede aportar a sus procesos productivos.
En esencia, es un procedimiento de adquisición de imágenes, sin contacto y mediante sistemas ópticos, que realiza el análisis automático de las mismas con el objetivo de controlar un proceso o actividad. Se utiliza, básicamente, para la inspección de presencia o ausencia de componentes, metrología, control de procesos, clasificación, control de Calidad, monitorización, etcétera.
Viabilidad del sistema
Sin duda la esencia de toda aplicación. La gama de componentes desarrollados en visión artificial presentan una cada vez mayor sensibilidad. Sin embargo, para que proporcionen el rendimiento previsto, es necesario que, efectivamente, por las características (material, geometría, situación de la unidad de visión en el ciclo, entre otras) el proyecto sea viable. A tal fin, Infaimon diseña la arquitectura idónea.
Un sistema de visión artificial se compone principalmente de:
- Sistema óptico, de dos tipos: normal (Reflex) o telecéntrico (que suprime la distorsión. También se incluyen obturadores, anillos de extensión y filtros.
- Iluminación, en diversas categorías: color, monocromática o infrarroja (IR). En concreto, existen diferentes técnicas y elementos para iluminar el objeto y lograr las mejores condiciones de la imagen, así como conservar, de forma constante, la intensidad y dirección de la luz. Se pueden usar fuentes halógenas, fluorescentes, leds, láser o infrarrojas.
- Cámara a elegir según sus componentes: sensor (CCD, CMOS); formato de sensor (área, lineales, TDI); salida de datos (analógicas, LVDS, CameraLink, FireWire, USB2.0, GigE); resolución (VGA, SVGA, XGA, SXGA) y espectro (visible, UV, IR, térmico).
- Capturadora o ‘Smart Camera’: entre otras ventajas reúne la de funcionamiento autónomo con procesador integrado (programación remota).
Y finalmente, dos opciones de software: por un lado, entorno GUI (interfaces gráficas de usuario), de manejo sencillo ya que no precisa conocimientos de programación y cuenta con reducido tiempo de desarrollo. Por otro lado, librería de programación que sí requiere conocimientos avanzados de programación y tiempo de preparación elevado.
La microscopía o el análisis de imagen es el campo en el que la visión artificial ha desarrollado su labor principal. De ello se han beneficiado numerosos sectores de investigación en ciencia y biomedicina: biología, geología, farmacia, veterinaria, astronomía, física y entornos vinculados a la fotónica y la óptica. Sin olvidar su aportación en el ámbito de la medicina. Por ejemplo, en resonancias magnéticas, radiología, medicina forense, odontología, oftalmología, cirugía robotizada, ortopedia, etcétera.