La importancia de los conductos de climatización en la calidad del aire interior
María Luisa Pérez Martín, Nicolás Bermejo Presa, Fernando Peinado Hernández. Comité Técnico de Afelma
18/05/2020Las malas condiciones del aire que respiramos en el interior de los edificios tienen consecuencias directas sobre la salud y el bienestar de las personas, ya que pasamos cerca del noventa por ciento de nuestro día a día en espacios cerrados. No adoptar las medidas adecuadas para mejorar la calidad del aire interior puede provocar enfermedades que, además, suponen pérdidas de productividad en el ámbito laboral y absentismo, con el consecuente impacto económico para las empresas y para el sistema sanitario.
Entre las causas de deterioro de la calidad del aire se encuentran:
- Emisiones de los ocupantes: como dióxido de carbono procedente de la actividad respiratoria y metabólica, vapor de agua, microorganismos, etc.
- Emisiones del contenido y del continente: procedentes del mobiliario, materiales decorativos, materiales de los sistemas constructivos, etc.
- Emisiones debidas a las instalaciones de climatización: este tipo de instalaciones normalmente son la solución a la calidad del aire de interiores, pero si no se presta una especial anterior a dichas instalaciones pueden provocar un deterioro de la calidad del aire debido a la acumulación de suciedad por falta de limpieza y mantenimiento, crecimiento de bacterias y microorganismos debido a la acumulación de suciedad y humedad, etc.
Esquemas de certificación
Los distintos esquemas de certificación que existen en la actualidad como LEED, BREEAM, WELL, VERDE o DGNB integran apartados específicos que evalúan la calidad del aire interior.
Las lanas minerales son uno de los materiales más extensamente utilizados a nivel mundial para el aislamiento térmico, acústico y de protección contra incendios en las instalaciones de climatización y contribuyen muy positivamente a mejorar la calidad del aire interior de los edificios. Por esta razón están integrados en los esquemas de certificación que resumimos a continuación:
LEED es un sistema de evaluación y estándar internacional desarrollado por el Consejo de Edificación Sostenible de Estados Unidos (U.S. Green Building Council, USGBC) para fomentar el desarrollo de edificaciones basadas en criterios sostenibles y de alta eficiencia.
En la siguiente figura se puede ver el potencial de puntuación de un sistema de climatización en cada una de las categorías LEED.
La certificación WELL es certificada por el International WELL Building Standard. Mientras que las certificaciones anteriores, LEED, BREEAM y VERDE, se centra en el cumplimiento de unos estándares de sostenibilidad y eficiencia energética, el WELL Building pone más el foco en la salud y bienestar de los ocupantes.
En la siguiente figura se puede ver el potencial de puntuación de un sistema de climatización en cada una de las categorías (conceptos) WELL.
BREEAM (Building Research Establishment Environmental Assessment Method) es un método de evaluación y certificación de la sostenibilidad de la edificación, desarrollado por la BRE (Building Research Establishment) en Reino Unido.
En la siguiente figura se puede ver el potencial de puntuación de un sistema de climatización en cada una de las categorías BREEAM.
VERDE es una metodología para la evaluación y certificación ambiental de edificios desarrollada por la Asociación GBC España y orientada a la evaluación de edificios a lo largo de su ciclo de vida.
En la siguiente figura se puede ver el potencial de puntuación de un sistema de climatización en cada una de las categorías VERDE.
Sistemas de climatización y nuevas exigencias sociales
Las redes de distribución de conductos y tuberías juegan, por tanto, un papel crucial en las instalaciones de climatización, ventilación y aire acondicionado (HVAC). Por esto, desde el mismo diseño de la instalación hay que tener en cuenta las prestaciones de los materiales para poder lograr idóneas soluciones de aislamiento; ya sea en términos de eficiencia térmica, protección contra el fuego, control de ruido, calidad del aire interior, estética o facilidad de instalación.
La cualidad principal de las instalaciones de HVAC es ofrecer confort a los usuarios en sentido amplio, no solo térmico. Por esta razón es fundamental considerar cuando se diseña el sistema, los distintos parámetros que definen la calidad del aire, incluyendo niveles de temperatura, humedad, reabastecimiento del aire y niveles de ruido en el medio local. Todo ello teniendo siempre en cuenta el uso racional y eficiente de la energía y la necesidad de proporcionarle soluciones seguras al usuario. La estética también es importante porque simplifica el trabajo de la empresa de construcción.
Regulación y parámetros de la calidad del aire interior
En general, los principales parámetros que influyen en la calidad del aire de un edificio, y consecuentemente en el diseño y la instalación de los sistemas HVAC son:
- Confort térmico en las salas. Definido por los niveles de temperatura dentro de las salas y por los niveles de humedad. Para alcanzar los niveles de confort térmico deseados, es preciso aislar todos los sistemas de distribución de aire y agua. Además, aislamiento térmico y estanqueidad al aire contribuirán a conseguir elevados ahorros energéticos.
- Velocidad del flujo de aire: Para mayor confort, es esencial controlar este valor.
- Renovación del aire: Hace referencia a las tasas de intercambio de aire entre salas, que son cruciales para mantener el nivel de confort deseado.
- Niveles de ruido: La distribución de fluidos, ya sean aire o agua, dentro de los sistemas HVAC pueden generar turbulencias que causen ruidos no deseados. Un diseño de la instalación adecuado, junto con soluciones de aislamiento eficientes, ayudaran a controlarlos y minimizarlos.
- Capacidad de limpiar y mantener la instalación. Todos los elementos de la instalación (unidades, conductos etc.) deben tener un mantenimiento eficiente y deben ser limpiados cuando sea necesario. El diseño de instalaciones HVAC debería permitir su fácil inspección y limpieza, siempre cuando sea necesario.
Los conductos autoportantes de lana mineral son limpiables mediante cualquiera de los métodos de limpieza existentes en la actualidad.
El RITE en la IT 1.3.4.2.10.1, indica que el revestimiento interior de los conductos resistirá la acción agresiva de los productos de desinfección, y su superficie interior tendrá una resistencia mecánica que permita soportar los esfuerzos a los que 100012 sobre higienización de sistemas de climatización. La norma EN 13403 indica una limpieza equivalente a un ciclo de vida de 20 años: tras 20 simulaciones de limpieza, el material de la superficie interior del conducto no debe desprenderse, desconcharse o mostrar evidencias de erosión o delaminación.
Dentro de las distintas alternativas de limpieza se aconseja seguir, de forma unitaria o combinada, uno de los tres métodos ampliamente aceptados y de reconocida eficacia: Aspiración con contacto, limpieza con aire a presión o limpieza con cepillado mecánico