En espacios interiores mal ventilados, aumenta rápidamente el CO2
La feria ISH se centrará en la calidad del aire en el trabajo: salud y productividad
La calidad del aire en el trabajo desempeña un papel crucial en el bienestar, la salud y el rendimiento de los empleados. El aire limpio es un factor clave para garantizar el éxito de la jornada laboral. Diversos parámetros, como el nivel de CO2, la humedad, las partículas, los virus y la temperatura, influyen en la calidad del aire interior y, por tanto, en las condiciones de trabajo de las personas.
Del 17 al 21 de marzo de 2025 se celebrará en Francfort la feria ISH. Un evento que en su programa tratará temas como la calidad del aire interior y sus posibles soluciones. Además de los beneficios para la salud, el aire interior tiene un impacto directo sobre los materiales y el tejido de los edificios.
Un indicador clave de la calidad del aire interior es el nivel de CO2. El aire exterior suele contener alrededor de 400 ppm (partes por millón). Sin embargo, en espacios interiores mal ventilados, aumenta rápidamente hasta niveles que merman el bienestar y la capacidad de concentración de las personas debido a un suministro insuficiente de aire fresco. La Agencia Federal de Medio Ambiente de Alemania (UBA) recomienda intensificar las medidas de ventilación a partir de un nivel de CO2 de 1.000 ppm; a partir de 2.000 ppm, la UBA considera que la calidad del aire interior es ‘higiénicamente inaceptable’. Dolores de cabeza, cansancio y problemas de concentración son consecuencias frecuentes. Por ello, el intercambio de aire es esencial para reducir los niveles de CO2 y garantizar un entorno de trabajo óptimo, según informan en una nota de prensa fuentes de ISH.
Sin embargo, muchas personas que viven en habitaciones mal ventiladas ni siquiera se dan cuenta de que es necesario intercambiar el aire. En estos casos, solo se suelen abrir las ventanas cuando alguien señala que ‘la habitación está muy cargada’. En cambio, los sistemas de aire acondicionado y ventilación garantizan el intercambio de aire necesario de forma continua e independiente del usuario. Gracias a los modernos sistemas de aire acondicionado y ventilación y a los sensores de CO2, la ventilación puede controlarse específicamente para promover el bienestar de los empleados mediante un aire interior de alta calidad y aumentar así simultáneamente la productividad.
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Sistemas de filtrado: protección contra partículas nocivas
Además de CO2, el aire interior puede contener otros contaminantes que afectan a nuestro bienestar. Por ejemplo, puede contener partículas, polen, humo, compuestos orgánicos volátiles (COV) e incluso virus. Pueden eliminarse utilizando diversos sistemas de filtrado que funcionan según el tipo de contaminante del aire. Los filtros mecánicos, como los utilizados en oficinas y edificios residenciales, eliminan el polvo y las partículas de suciedad.
Los filtros de absorción que contienen carbón activo son especialmente eficaces para neutralizar olores y gases y suelen utilizarse en entornos industriales o cuando el aire exterior está muy contaminado. Para aplicaciones industriales en particular, existen filtros electrostáticos que filtran partículas como el polvo y el humo del aire generando una carga eléctrica.
Los filtros fotocatalíticos, que utilizan luz ultravioleta para neutralizar virus y bacterias, son especialmente importantes para zonas sensibles como hospitales o la industria alimentaria. En algunos casos, sobre todo en grandes instalaciones industriales, se utiliza una combinación de varios tipos de filtros para eliminar el mayor número posible de contaminantes del aire y, si es necesario, inactivar los gérmenes.
Sistemas de ventilación y aire acondicionado: para un clima interior óptimo
Los sistemas de aire acondicionado y ventilación desempeñan un papel fundamental a la hora de filtrar los contaminantes del aire y, al mismo tiempo, garantizar un clima interior saludable y agradable. Desde el punto de vista actual, estos sistemas son indispensables porque garantizan una alta calidad del aire interior al mantener bajos los niveles de contaminantes, filtrar el polen y el polvo del aire entrante y, en invierno, evitar la sequedad del aire interior al aumentar los niveles de humedad. Estos sistemas no sólo tienen beneficios para la salud de los empleados, sino que también pueden ayudar a mejorar la productividad y los niveles de concentración, al tiempo que ahorran energía gracias a la recuperación de calor.
Influencia en materiales y edificios
El exceso de humedad también puede provocar la formación de moho y dañar así la estructura del edificio. Por otro lado, una humedad demasiado baja hace que los materiales de construcción se sequen, provocando grietas en la madera, por ejemplo. Además, los COV y otros contaminantes pueden provocar corrosión y decoloración del metal, algo que puede ser especialmente problemático en las industrias que utilizan grandes cantidades de materiales.
Por eso, invertir en sistemas de aire acondicionado y ventilación tiene sentido desde el punto de vista de la salud de los empleados, la economía y la eficiencia energética. Estos sistemas no solo protegen a los empleados, sino que también ayudan a mantener los materiales y las estructuras de los edificios en buen estado a largo plazo. “Los sistemas de ventilación y aire acondicionado deberían ser algo natural en todos los lugares de trabajo interiores, ya que garantizan de forma automática y fiable el intercambio de aire necesario”, afirma Frank Ernst, director gerente de la Asociación de Climatización y Ventilación de Edificios (FGK). “Con un suministro controlado por demanda de aire exterior filtrado y precalentado, los sistemas de ventilación y aire acondicionado garantizan que el aire interior sea sano y agradable. También permiten que las ventanas insonorizadas y térmicas de los edificios modernos funcionen eficazmente, porque no necesitan abrirse. Lo mejor es planificar desde el principio los sistemas de aire acondicionado y ventilación como parte de las nuevas construcciones y las reformas importantes. Para el reequipamiento en edificios existentes, son ideales los sistemas monocámara, que, como unidades montadas en el suelo, la pared o el techo, sólo necesitan dos conductos a través de la pared exterior y una conexión eléctrica, así como un poco de espacio en la habitación”.
Durante las fases de planificación e instalación, es esencial tener en cuenta toda la información relevante específica del edificio y su uso. Los planificadores especializados ayudan a encontrar la mejor solución para cada caso concreto. Prescindir de sistemas de aire acondicionado y ventilación es, sin duda, la peor elección, no solo en términos de salud y rendimiento de los empleados, sino también en lo que respecta a la eficiencia energética.