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Retos de la descarbonización de edificios

Andrés Sepúlveda. Director general de Commtech (Grupo Aire Limpio)

21/03/2024
Los edificios, aunque benefician a la sociedad, generan aproximadamente un 40% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI). Por tanto, abordar su descarbonización es crucial, no solo para mitigar el cambio climático, sino también para proporcionar un entorno estable para futuras generaciones. Los beneficios de la descarbonización de edificios incluyen la mejora de la calidad del aire interior, la eficiencia energética, la salud de la comunidad y la igualdad social.
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La limitación del incremento de la temperatura del planeta durante este siglo de 1,5°C se enfrenta a un doble reto de aquí a 2060: el aumento de la población mundial en un 25% y que el parque de edificios se duplique en el mismo periodo de tiempo, lo que equivaldría a construir, cada mes, una ciudad del tamaño de Nueva York.

El término descarbonización se aplica para describir aquellas prácticas o políticas que reduzcan las emisiones GEI. La métrica estándar para cuantificarlas es el dióxido de carbono equivalente (CO2 eq). Compartir una métrica común permite evaluar diferentes fuentes de GEI en términos de su Potencial de Calentamiento Global (PCG).

Entidades públicas y privadas de muchos países han fijado objetivos concretos para alcanzar la neutralidad de carbono antes de 2050. En ese año todos los activos inmobiliarios nuevos y preexistentes deberán producir cero emisiones netas en su ciclo completo de vida.

La descarbonización de edificios contempla la vida útil del inmueble, incluyendo su diseño, construcción, funcionamiento, ocupación y fin de ciclo de vida. La construcción del edificio, su consumo de energía, y las fugas de metano y refrigerantes, son las fuentes principales de emisiones.

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Emisiones operativas e incorporadas

Este Análisis de Ciclo de Vida del edificio implica considerar dos tipos de emisiones: operativas e incorporadas. Las primeras proceden generalmente del consumo de energía asociado al funcionamiento del edificio, mientras que las segundas consideran las emisiones asociadas a su construcción, incluyendo la extracción, fabricación, transporte e instalación de materiales, así como las generadas por las actividades de mantenimiento, reparación, sustitución, renovación y fin de ciclo de vida. Las emisiones incorporadas también incluyen los refrigerantes liberados durante el ciclo de vida del edificio.

En la UE, la Directiva de Eficiencia Energética en Edificios establece requisitos de rendimiento energético y promueve edificios de consumo de energía casi nulo, con consideraciones hacia la salud y bienestar de sus ocupantes. En este sentido, la Taxonomía europea también está intentando orientar la inversión privada hacia actividades enfocadas a la neutralidad de carbono antes de 2050.

ASHRAE, otra voz de relevancia internacional en el sector de la edificación, propone en su documento de posicionamiento para abordar el cambio climático, varias recomendaciones orientadas a eliminar las emisiones GEI del entorno construido. Así, en 2030, el entorno global construido debe reducir a la mitad sus emisiones de GEI respecto a 2015, para lo cual todos los edificios nuevos deben producir cero emisiones netas en funcionamiento, deben continuar las mejoras generalizadas de eficiencia energética en activos existentes, y el carbono incorporado en las nuevas construcciones deberá reducirse al menos un 40%. Además, ASHRAE sitúa 2050 como fecha límite para que todos los activos -nuevos y existentes- produzcan cero emisiones netas a lo largo de su ciclo de vida completo.

La descarbonización también mejora la salud y bienestar de las personas

La descarbonización de edificios proporciona beneficios más allá de la reducción de GEI, incluyendo la reducción de la contaminación del aire interior y exterior, los ahorros energéticos, la mejora de la salud y bienestar de la comunidad, la mejora de la responsabilidad social y el incremento del valor del activo.

ASHRAE indica que las emisiones operativas de GEI asociadas al consumo de energía pueden reducirse mejorando la operativa y mantenimiento en la electrificación del edificio, utilizando refrigerantes de bajo potencial de calentamiento global y minimizando su volumen, e implantando medidas de eficiencia. Para ello es importante incrementar el uso de las fuentes de energías renovables; el almacenamiento de energía, y la integración edificio-red eléctrica. La operación de los edificios debe ser capaz de responder, en tiempo real, a las señales de la red eléctrica, para reducir las emisiones de GEI.

El análisis de Ciclo Completo de Vida de los Edificios (WBLCA) debería considerarse en códigos de energía futuros para reducir las emisiones incorporadas y operativas asociadas a los edificios y a sus instalaciones de climatización. Los estándares de rendimiento de edificios (Building Performance Standards. BPS) deben ser una herramienta para las políticas aplicadas a la descarbonización de edificios existentes. Dichas políticas también deben considerar los impactos en comunidades desfavorecidas y países subdesarrollados, así como la disponibilidad de entornos saludables, seguros y confortables, los impactos medioambientales y sociales, la sostenibilidad, la resiliencia y la economía.

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Principales medidas para reducir las emisiones en edificación

Resumiendo, las medidas comúnmente aceptadas para reducir las emisiones en la edificación e incrementar su eficiencia energética serían reducir el carbono incorporado de los edificios y su consumo; minimizar las fugas de refrigerante, utilizando preferiblemente los de bajo potencial de calentamiento global; electrificar las necesidades de energía de los edificios y diseñarlos para optimizar la flexibilidad de la red; proporcionar energía renovable in situ, y descarbonizar la red eléctrica.

A día de hoy, otra clave para reducir las emisiones de carbono incorporado pasa por minimizar la cantidad de materiales utilizados, priorizando los de bajo contenido en carbono; así como reutilizar materiales, minimizando el impacto de fin de ciclo de vida, o extraerlos localmente, para reducir las emisiones de transporte.

El futuro pasa por la descarbonización de combustibles y la captura y almacenamiento de carbono, que pueden desempeñar un papel importante cuando estas tecnologías se desarrollen más.

Empresas o entidades relacionadas

Aire Limpio 2000, S.L.

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