La detección temprana de fugas y el mantenimiento, factores clave para minimizar las emisiones de HFC
Recomendaciones de Aefyt ante la próxima actualización de la F-GAS
La previsible reducción de cuotas de comercialización de gases fluorados sitúa al sector de la refrigeración ante un reto sin precedentes que exige un cambio de estrategia a muy corto plazo.
Para afrontar el escenario proyectado, una de las acciones clave que propone la Asociación de las Empresas de Frío y sus Tecnologías (Aefyt) a usuarios y mantenedores es destinar más esfuerzos a la contención, el mantenimiento preventivo y la optimización de las instalaciones existentes.
La forma más adecuada en estas instalaciones para afrontar la más que probable escasez y encarecimiento de gases refrigerantes HFC es trabajar sobre la reducción de fugas y minimizarlas. Pero no se trata solo de cumplir con los requisitos mínimos que exige la legislación en cuanto a revisiones y controles de fugas, si no en invertir en el mantenimiento de las instalaciones existentes con sistemas que ayuden a mantener el gas en la instalación y reducir significativamente los costes asociados.
Sin duda, la detección temprana de fugas ha demostrado su eficacia y robustez a la hora de conseguirlo.
Fugas de refrigerante: pérdidas económicas, daños ambientales y aumento del consumo
Aefyt apunta que la fuga de refrigerante ocasiona graves perjuicios económicos por su elevado coste, y medioambientales por su alto nivel de emisiones a la atmósfera, implicando además un mayor consumo de la instalación (en torno al 15 % para un ratio de fugas del 25 %, por ejemplo), un deterioro prematuro de los componentes y un riesgo para los productos conservados, imposibilitando su venta.
Conviene recordar que los gases refrigerantes en el interior de la instalación frigorífica se encuentran a una presión superior a la presión atmosférica. Esta circunstancia conduce inevitablemente a que, ante un fallo en la estanqueidad del sistema frigorífico, se produzca una emisión de refrigerante a la atmósfera. Es muy difícil conseguir la estanqueidad total del circuito durante toda su vida útil, ya que existen variaciones de presión y temperatura del gas, además de vibraciones en la instalación que pueden alterar la estanqueidad inicial del sistema. Sin embargo, sí es posible reducir las emisiones en un 80%-95% de manera sostenida, gracias a la tecnología existente y a la profesionalidad y experiencia de los mantenedores frigoristas.
El mantenimiento preventivo, una inversión muy rentable
Reducir las fugas de gas refrigerante contribuye a:
- Prolongar la vida operativa de las instalaciones (muchas de ellas renovadas en los últimos años y lejos del período de amortización).
- Reducir enormemente los costes de mantenimiento.
- Mejorar la sostenibilidad del parque instalado.
Por todas estas razones el sector debe afrontar los retos que vienen e incorporar soluciones que permitan garantizar y optimizar la operación de las instalaciones frigoríficas con medidas de mantenimiento preventivo como es la reducción de fugas de gas. De este modo se logra un alto y rápido retorno de la inversión, con la ventaja de que su implantación no interfiere en la operativa del negocio.
Por último, resulta esencial destacar la importancia de la regeneración del refrigerante recuperado de instalaciones para su reutilización en el mantenimiento de sistemas existentes, ya que esta práctica también ayudará a preservar la escasa cuota comercializable. En este sentido, es fundamental contar con el apoyo de empresas Gestores de Residuos Autorizados que, gracias a su capacidad técnica y experiencia, pueden realizar el proceso de manera segura y eficiente. Su colaboración es crucial para implementar prácticas sostenibles y responsables que beneficien tanto al medio ambiente como a la economía de las empresas.
AEFYT, comprometida con el futuro del sector
Desde la asociación se advierte desde el primer momento del desafío que afronta el sector ante los cambios en la F-GAS, que sitúan al sector de la refrigeración ante un reto sin precedentes que exige un cambio de estrategia a muy corto plazo. Después del verano es posible que se llegue a un acuerdo final sobre el Reglamento F-GAS. Una vez publicado en el Diario Oficial de la Unión Europea, entrará en vigor después de veinte días y se aplicará a partir del 1 de enero del año siguiente. Se espera que esto suceda en enero de 2024.