La transición energética lo tiene todo para ser el proyecto innovador por excelencia que modifique el patrón de la economía española y la descarbonice. En energía, la innovación tecnológica se llama eficiencia energética y es la palanca que puede mejorar la productividad de la economía por su impacto en el empleo de calidad y en un nuevo complejo industrial orientado a los nuevos modelos de negocio energético. Esta ha sido sin duda la conclusión clave del Webinar “Tendencias de mercado y oportunidades de negocio en eficiencia energética” organizado por Seinon.
La competitividad va a depender de que la innovación energética avance en todos los usos de la energía o España quedará atrás en la revolución energética de las renovables distribuidas en los tejados, con almacenamiento y aplicaciones inteligentes para la eficiencia de los edificios y la movilidad eléctrica. La gestión de la demanda se impone a la oferta de generación por la mayor competitividad de los recursos energéticos distribuidos. Los nuevos factores de productividad ya están entre nosotros:
Nueva cultura de la sostenibilidad
La Covid-19 ha provocado la caída de la demanda energética, una parte de la cual no se recuperará. Las renovables han resistido mejor que las fuentes de energía tradicionales con récords de penetración superiores al 70% y por encima del 50% de media en Europa. La reducción de las emisiones y de la contaminación atmosférica han asociado la crisis vírica a una próxima crisis climática y a la necesidad de avanzar en un uso de la energía más sostenible ambientalmente.
La ciudad en 15 minutos, la movilidad eléctrica, el autoconsumo, edificios eficientes, comunidades de renovables o barrios eficientes e inteligentes, almacenamiento local e hidrógeno renovable local, representan otro modelo energético que multiplica sus iniciativas por la imparable caída de costes de las pequeñas instalaciones renovables, más competitivas que las fuentes tradicionales, y la necesidad de multiplicar el uso de las energías renovables para limitar la temperatura del planeta en 2030.
La era del consumidor pasivo termina. El reto a corto plazo es integrar las energías renovables en los edificios, los hogares, el calor y el frio y en el transporte con el control del consumidor.
El progreso de la generación distribuida y la gestión de la demanda
La única fuente de generación que crece son las energías renovables, incrementando la potencia instalada a un menor coste, con efectos directos en la reducción de emisiones y de la demanda. En España la fotovoltaica se producirá a un coste próximo a cero durante la próxima década y la generación distribuida será más barata, limpia y eficiente que la centralizada, porque añade capacidad de oferta y demanda de energía flexible, la que el consumidor puede ajustar en tiempo real.
La simbiosis entre el edificio de consumo de energía casi nulo, o edificio autosuficiente, y el vehículo eléctrico, a través de la carga inteligente donde la gente vive y trabaja, es el principal instrumento para electrificar la demanda. Si hoy en España la electrificación de la economía alcanza el 21,5%, y el objetivo es llegar al 27% en 2030, para cumplir el Acuerdo de París se necesita llegar al 65% y 70%. Es un reto formidable que no se logrará con inversiones masivas en renovables a gran escala sino en autoconsumo en edificios, barrios y ciudades autosuficientes con almacenamiento, puntos de recarga para el vehículo eléctrico y aplicaciones inteligentes para la gestión de la demanda.
El almacenamiento detrás del contador (BTM)
En un sistema dominado por las renovables el activo flexible más importante será el almacenamiento local, debido a la caída de sus costes, más rápida que la de la solar y eólica. La demanda de almacenamiento a pequeña escala (BTM) crecerá más del 40% cada año impulsada por el desarrollo del vehículo eléctrico, el autoconsumo, la generación distribuida y la gestión de la demanda.
La interoperabilidad del almacenamiento distribuido instalado junto al autoconsumo renovable, a la carga del vehículo eléctrico y la calefacción, con aplicaciones inteligentes, es el más eficiente recurso energético distribuido y el mejor activo de red. La generación distribuida puede proporcionar los mismos servicios que las centrales de gas fósil a un coste mucho menor, obligando a la generación a seguir a la demanda, al revés de cómo funciona el mercado energético convencional.
La carga inteligente del vehículo eléctrico
Se estima que tan solo el 3% de la carga de los automóviles eléctricos se producirá en tránsito y el 97% en los hogares y centros de trabajo. La flexibilidad de los vehículos eléctricos permite que se puedan cargar a cualquier hora en periodos en que los recursos de red estén más disponibles, reduciendo al mínimo la inversión en nuevas infraestructuras. Es el modelo que convierte a los vehículos eléctricos en estaciones móviles de energía, por lo que integrarlos en la gestión energética de edificios y viviendas a través de los puntos de recarga acelerará la electrificación y la descarbonización en la edificación y el transporte.
A partir de diciembre de 2020 todas las viviendas y edificios, nuevos y rehabilitados, deberán ser de consumo casi nulo con renovables, autoconsumo, puntos de recarga y aplicaciones inteligentes. La carga inteligente del vehículo eléctrico anticipa un nuevo modelo industrial y un nuevo diseño urbano y edificatorio. La iniciativa de las corporaciones locales va a ser determinante en que la recarga se transforme en un mercado abierto a la competencia.
La agregación de la demanda
La ventaja de las renovables es que permiten convertir al consumidor en cliente activo, ejerciendo el derecho a actuar como autogenerador, almacenar, consumir, vender su propia energía, agregarla a la de otros consumidores y participar en los mercados energéticos. La agregación es un recurso energético distribuido de gestión de la demanda que agrupa a distintos autogeneradores para intervenir en el mercado eléctrico.
Los servicios de agregación son independientes del suministrador y permiten que el autoconsumo se convierta en un elemento del sistema eléctrico con los mismos derechos que cualquier productor de energía. La agregación aumenta la capacidad de energía flexible e incrementa la competencia, abaratando los precios a los consumidores.
Las comunidades de energías renovables
Las personas físicas, jurídicas, pymes o municipios tienen derecho a participar en comunidades ciudadanas de energías renovables para desarrollar proyectos locales, con el objetivo de conseguir beneficios sociales, medioambientales y económicos a sus socios o zonas locales en que se desarrollen. Podrán participar en todos los mercados energéticos directamente o mediante agregadores, con derecho a poseer y gestionar sus propias redes de distribución.
A partir del autoconsumo colectivo, del almacenamiento y la digitalización, las iniciativas de barrios solares, barrios inteligentes, cooperativas, comunidades energéticas y proyectos energéticos municipales se extienden por el mundo y también por España. De la madurez de la energía renovable emerge su principal virtud que es la de aproximar la generación al consumo. Representa la más alta eficiencia y la mejor oportunidad de trasladar al consumidor las ventajas del autoconsumo y de los contadores inteligentes.
La mayor inversión en energías renovables no será eficiente ni tendrá sentido si no va acompañada de una estrategia para transformar el consumidor pasivo en consumidor activo. De ello dependerá el impacto de la transición energética en la mejora de la productividad.
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“Comprender el comportamiento de los consumidores nos permite ayudar a los instaladores a satisfacer las crecientes y cambiantes necesidades energéticas de sus clientes”