Richard Bryne de Speedplay recibe el premio Steve Hed
Richard Bryne, juntamente con Valeria Silk (premio Ron Smith), fueron homenajeados el pasado 23 de febrero en la gala de presentación de la conferencia de Triatlón Business Internacional. Bryne recibió el reconocimiento a su labor al frente de Speedplay con el premio Steve Hed.
Steve Hed fue un maestro innovando en el campo de la aerodinámica en ciclismo, creando productos y formas en las ruedas y los manillares que permitieron grandes avances en prestaciones. Por ello, su nombre se utiliza para otorgar un premio anual a aquella persona, empresa o producto que, emulando a Hed, ha conseguido, mediante la investigación y la innovación, aportar al mundo del triatlón nuevas tendencias en aras de conseguir mayores rendimientos deportivos.
La primera edición de este premio fue otorgada a Zwift en 2016 y este año ha sido otorgada a Richard Bryne, fundador de Speedplay en 1991.
Richard Bryne ha estado desde 1990 focalizado en cómo los ciclistas transmiten su fuerza a la bicicleta para que esta avance hacia adelante de forma cómoda, eficiente y con seguridad.
Bryne creó sus primeros pedales llamados X-Series con forma de piruleta y los patentó en 1989, en una época en que sólo existían los pedales con rastrales.
Pese a la calidad del producto y la solución que ofrecía, ninguna de las 22 compañías con las que contactó le compró la patente para empezar a producir el producto en serie para el mercado. Lejos de desanimarlo y juntamente con su mujer, fundó en 1991 Speedplay.
Los primeros 100 pares de pedales X de Speedplay fueron vendidos antes de producirse y la pagaron los clientes que habían contactado con Bryne antes que Speedplay estuviera establecido.
La compañía obtuvo su primer éxito en el mercado del triatlón, mucho más abierto que el ciclismo tradicional a los nuevos materiales, tecnologías y productos para conseguir equipamiento más ligero, eficiente y rápido.
El desembarco en el ciclismo se produjo en 1997, esponsorizando a un equipo profesional con sus pedales de doble cara. Estos se caracterizaban por ser de uso simple y seguro, con un sistema de retención muy efectivo. Su aportación a la aerodinámica y a la posibilidad de mejorar el paso por curvas también era destacable aunque lo mejor era la posibilidad de los múltiples ajustes según la anatomía y mecánica de la rodilla de cada ciclista.