La Casa Arias, un ejemplo de construcción Passivhaus
Desde que en 2008 el vértigo constructivo que se vivía en este país quedara súbitamente frenado por la irrupción de la peor crisis que ha sacudido el ámbito de la construcción en los últimos 50 años, el sector ha tenido que reinventarse y buscar nuevos argumentos para encarar el futuro. Uno de estos argumentos ha sido de la construcción sostenible y la eficiencia energética, ejemplificado hoy en el concepto Edificios de Consumo Casi Nulo (ECCN). En este ámbito se inscribe la construcción según el estándar Passivhaus, un concepto del que se ha oído hablar mucho en los últimos años.
A finales del mes de enero, coincidiendo con las fechas más frías de este invierno de 2019, Novoperfil e Interempresas Media tuvimos la oportunidad de visitar una casa construida según este estándar, la Casa Arias, en Roncal, Navarra.
Acompañados de Arkaitz Aguirre, de Griesser, llegamos a Roncal sobre las diez de la mañana. En los márgenes de la carretera eran evidentes los signos de la copiosa nevada caída el día antes. De hecho, aunque ya no nevara, al bajar del coche la temperatura fregaba los 0 grados.
En la casa nos recibieron Eduardo Arias y Marta Loperena, propietarios de la vivienda. Nada más entrar agradecimos la confortable temperatura interior, pero la sensación no era la acostumbrada a la que se espera cuando se entra en un ambiente climatizado por un medio habitual, a menudo sofocante. La sensación era diferente, notábamos la afluencia del aire exterior, pero a una temperatura agradable. Eduardo vestía una camiseta, mientras que los que llegamos de fuera íbamos ataviados con ropa de abrigo. Sin embargo, esa ropa tampoco nos molestaba al cabo de un rato de estar en el interior de la vivienda, no nos ahogaba el calor, simplemente nos sentíamos cómodos.
A los pocos minutos de nuestra llegada, también lo hizo Wolfgang Berger, arquitecto, autor del diseño de la vivienda y artífice de la idea de construirla según los criterios del estándar Passivhaus.
Sentados a la mesa de la cocina-salón y con tazas de reconfortante café de por medio, empezamos una conversación para conocer cómo se fraguó la osada idea de construir en un entorno como Roncal una vivienda que no iba a contar con un sistema tradicional de calefacción, una idea pionera que coincidió en el tiempo con los primeros pasos del Passivhaus en España.
Pioneros en España en la construcción Passivhaus
“Iniciamos la construcción en 2009, aunque el proyecto ya venía de tres años atrás”, recuerda Eduardo Arias. “Partíamos de un concepto de una casa con estructura de madera. Conocí a Wolfgang Berger y él hizo el diseño de la casa según nuestras indicaciones. En el momento de optar por el concepto energético de la casa, me consultó cuál era mi idea. Nosotros habíamos pensado por aplicar opciones como aerotermia, energía eólica o placas solares. Entonces fue cuando él me comentó por qué no hacer una casa pasiva. Yo no sabía a qué se refería. Me explicó, a grandes rasgos, que eran viviendas que no empleaban calefacción y le expresé mis dudas, porque la casa estaba en Roncal. Me empezó a explicar el concepto de casa pasiva, basado en el aislamiento, el uso de ventanas de altas prestaciones, alta hermeticidad, ventilación controlada con recuperación de calor y captación y protección solar. Según Wolfgang iba hablando me fue convenciendo y además tenía la seguridad de que, si después no funcionaba, estaba a tiempo de instalar calefacción. Así que optamos por hacer una casa pasiva”.
Wolfgang Berger confirma que aquellos fueron los inicios de la construcción Passivhaus en España. “Al mismo tiempo que estábamos desarrollando este proyecto en Roncal, se trabajaba en la introducción del concepto Passivhaus en España. Entendíamos que en este proyecto debíamos aplicar alguna solución energética eficiente y el Passivhaus era una opción. Valoramos todos los pros y los contras, contrastamos miles de números y cifras para justificar mi idea de inclinarnos por un modelo Passivhaus. Sobre todo era importante la justificación económica de la inversión en cuanto a la amortización por el ahorro energético”.
Tras una charla de más tres horas, Wolfgang convenció a Eduardo de que la inversión en apostar por el concepto energético basado en Passivhaus podría recuperarse en pocos años. “En esa charla no hablamos del diseño de la casa, que era independiente de la opción energética que nos proporcionaba el Passivhaus. La elección de este modelo se justificaba alrededor de las cifras económicas. Mi exposición se centraba en demostrar que la inversión se podía recuperar en pocos años con el ahorro económico que iba a tener al gastar menos en la generación de energía para calentar o refrigerar la casa. Le expuse que en 20 años podía amortizar la inversión. Y cuando acabé mi exposición, Eduardo tan solo dijo: ‘¡Adelante!’, lo que fue un poco desesperante después de mi extensa exposición”.
“¡Tomé la decisión para que se callara!”, afirma Eduardo entre risas. “Mientras Wolfgang iba hablando de números yo iba analizando todos los datos y pensaba que si a la hora de la verdad, el modelo pasivo no funcionaba, siempre podía incorporar un sistema tradicional de calefacción. Él ya sabía que yo vivía en Roncal, con lo cual era consciente de cómo es aquí el invierno. Así que acepté”.
Sin embargo, no fueron 20 años los necesarios para amortizar la inversión, sino tan solo ocho. En ese tiempo se amortizó el sobrecoste de 100 €/m2 que supuso la construcción de la vivienda según criterios Passivhaus. Aplicando los conceptos del estándar el consumo en calefacción está por debajo de los 15 kWh/m2 al año. El ahorro económico en energía de la vivienda se estima en unos 3.000 € al año en comparación a una vivienda tradicional. Además, es destacable el gran confort térmico y acústico existente en todas las estancias de la casa durante todo el año.
La vivienda ha estado monitorizada hasta hoy y se ha comprobado que las agradables sensaciones térmicas se fundamentan en el comportamiento térmico de la envolvente del edificio. Las composiciones de la envolvente están optimizadas teniendo en cuenta el clima. La buena orientación a sur permite captar energía solar directa de manera pasiva y aportar el máximo de energía. Así, en invierno, cuando las chimeneas del valle del Roncal humean, la Casa Arias se mantiene con un pequeño aporte de energía, un radiador de 2.000 W durante una hora al día, con una temperatura interior de 21°C.
La Casa Arias
La Casa Arias se alzó en una parcela al sur del pueblo de Roncal. La planta del edificio describe una L con un ala hacia oeste y otra hacia sur. La casa tiene dos plantas, con un anexo de una planta de altura orientada a norte, donde se encuentra la entrada del garaje.
La cubierta que sigue la forma del edificio es de cuatro aguas, con cumbreras orientadas este-oeste y norte-sur, con una pendiente de 20º.
Teniendo en cuenta que se trata de una edificación de alta eficiencia energética y planteada siguiendo criterios de sostenibilidad, se optó por una estructura y el empleo de materiales naturales procedentes de proceso de fabricación que respetaran el medioambiente.
La envolvente engloba el entramado ligero de madera del perímetro exterior, el forjado y la cubierta de madera maciza de diferentes secciones. Las fachadas se componen de paños ciegos de piedra caliza –de la zona- anclados a la estructura y paños abiertos de carpintería de madera. El valor U de los cierres se sitúa entre 0,14 (W/m2K) hasta 0,29 (W/m2K). Las carpinterías son de triple vidrio. Asimismo, la casa cuenta con una instalación de ventilación mecánica con recuperación de calor.
Confort y diseño arquitectónico
Una de las grandes cualidades de una vivienda debe ser el confort, la sensación de comodidad y bienestar que se experimenta. Más allá de las cuestiones de eficiencia energética y del ahorro, el usuario y su bienestar debe estar en el centro del proyecto, como reflexiona Arkaitz Aguirre: “Observo que en los últimos años ha habido un cambio de discurso para convencer de las ventajas de la construcción Passivhaus. Se ha pasado de incidir en el ahorro energético, a hacerlo en el confort e, incluso la salud”.
Eduardo Arias coincide en esta percepción. “Cuando iniciamos el proyecto de esta casa ese era uno de los objetivos. El ahorro energético es importante, pero a los tres meses de vivir aquí, ya no nos acordábamos de ello, porque empezamos a valorar temas como el confort y esta es también la experiencia que extraemos de nuestros clientes, todos hacen mención a ello.”
“El confort es algo que se percibe enseguida”, afirma Wolfgang Berger. “En las primeras conferencias que convocaba PEP, entre 2008 y 2009, el ahorro energético era el argumento que más peso tenía. Hicimos un estudio para Visesa, la empresa pública de vivienda social del País Vasco, sobre cómo transformar un bloque de viviendas que ya estaba en construcción en un edificio Passivhaus. Al principio, el objetivo era siempre económico, y cuestiones como el confort eran complementarios. Hoy ya no se habla tanto del ahorro como de lo bien que se vive en una vivienda de este tipo”.
Esta idea de confort, de habitabilidad, ha ayudado a virar el concepto que se podía tener de cómo debía ser una vivienda o edificio Passivhaus, que las opciones de diseño y tipología son ilimitadas, siempre y cuando se respeten los valores dictados por el Passivhaus Institute para obtener la certificación.
“Al principio existía mucha curiosidad sobre cómo se construía un edificio pasivo. Desde PEP pusimos muchos ejemplos no solo de viviendas unifamiliares, sino también de cómo aplicar el concepto a otras tipologías de edificios, como polideportivos u oficinas, demostrando que sí era posible hacerlo. También se quería demostrar que una casa pasiva no respondía a un diseño tipo, sino que se podía aplicar a cualquier proyecto, que se podían hacer casas de diseño, de buena arquitectura, con estándar Passivhaus. Como arquitecto, yo no vendo que hago Passivhaus, quiero quitarme esa etiqueta; yo quiero ser conocido como un arquitecto que hace casas adecuadas en el diseño, confortables y que, además, son Passivhaus”.
Eduardo Arias es tajante cuando afirma que “los arquitectos tienen que hablar de arquitectura, no de Passivhaus, que no es una marca, no es un producto o un material. Es un estándar de eficiencia energética, como lo puede ser el Código Técnico. Para poder afirmar que una casa tiene la certificación Passivhaus se debe demostrar que se cumple con los requisitos exigidos por el Passivhaus Institut. Nosotros construimos bajo este estándar porque es exigente y por ello sabemos que tenemos que hacer las cosas bien”.
Passivhaus, ‘un set de herramientas’
Los cambios en las tendencias de la arquitectura no tienen por qué afectar a la aplicación del estándar en cualquier tipo de construcción. “No hay límites, se puede hacer lo que se quiera. Hay que aplicar la lógica siguiendo los criterios arquitectónicos”, asegura Wolfgang Berger. “Estoy convencido de que cualquier proyecto, tratado con rigurosidad, puede tener una resolución efectiva. El estándar Passivhaus se puede aplicar en cualquier tipo de edificio o construcción que deba cumplir el criterio de ser muy eficiente. Contar con el sello de certificación o no, para mí es otra cosa. El sello demuestra que se ha aplicado correctamente el ‘set de herramientas’ que te proporciona el Passivhaus Institut’ para garantizar que esa construcción funciona según lo estipulado por el estándar Passivhaus”.
Una de las tareas que Berger está realizando habitualmente es el asesoramiento a otros arquitectos que se ven superados cuando se enfrentan a su primer proyecto Passivhaus. Este asesoramiento nunca interviene en el diseño que han ideado según las necesidades del proyecto y del promotor. “Mi intervención se centra en intentar dar respuestas a ese diseño. El ‘set de herramientas’ permite iniciar el diseño del edificio prestando atención a los requisitos del estándar. Si se aplican las soluciones una vez ya se ha iniciado la obra, es más complicado. Lo que importa es que al final el edificio funcione, da igual cómo se llegue, pero que funcione bien”.
Un buen ejemplo de las afirmaciones de Berger es la Casa Arias, donde “primero ha primado la arquitectura y luego se han aplicado las estrategias para obtener los resultados que se perseguían, como aunar las particularidades del terreno y del espacio con las necesidades del usuario, siguiendo las prescripciones de un estándar de construcción que en este caso ha sido el Passivhaus”, como corrobora Arkaitz Aguirre.
“Efectivamente –afirma Eduardo Arias-, la casa responde a la idea que teníamos en mente, una ‘L’ a cien grados, con dos voladizos. Y aunque, a priori, pareciera difícil, la hermeticidad ha sido posible. Si el profesional sabe qué tiene que hacer y cómo hacerlo, le es indiferente colocar el aislamiento en una pared curva que en una recta, solo tiene que hacerlo bien. No es más difícil construir una casa de diseño siguiendo los criterios del estándar, solo se va a invertir más tiempo, pero también su valor económico va a ser más alto”.
Entender cómo se vive en una casa pasiva
En los últimos años, el concepto Passvihaus se ha popularizado en nuestro país, sobre todo en determinadas zonas como Navarra o País Vasco, donde las administraciones han apostado por el estándar para fomentar la construcción ECCN. En áreas como Madrid o Cataluña también es un concepto que se está introduciendo progresivamente, incluso en el sur de España se está construyendo siguiendo los criterios del estándar, desmintiendo la idea preconcebida de que la construcción Passivhaus es propia de zonas de climatología fría.
Pero esta popularización del concepto también puede dar pie a que Passivhaus pase a ser un reclamo de ‘marketing’, y que determinados proyectos vendan ese concepto sin cumplir realmente con los objetivos y requisitos del certamen.
“Sí, es algo que está pasando. La marca Passivhaus está siendo utilizada para vender proyectos que en realidad no lo son. Lo sé por afectados que me han llamado para pedir asesoramiento y subsanar los problemas, y también por otras personas que han visitado esta casa y que previamente habían estado en otras ‘casas pasivas’ y habían comprobado que no funcionaban como esta”.
El ‘set de herramientas’ anteriormente comentado incluye un programa de cálculo energético desarrollado por el Passivhaus Institut que continuamente está siendo revisado, mejorando y ajustando parámetros. “La certificación se basa en criterios de energía, no de confort, pero al mismo tiempo implica que en una casa pasiva todas las estancias deben cumplir con los requisitos de confort. Hoy la marca Passivhaus se vende casi como un argumento de ‘oro’. Cuando existe algún pequeño desajuste, aunque la vivienda cumpla con todos los requisitos exigidos, surgen las quejas. Si se diera el caso de viviendas a las que se les ha retirado el certificado por no cumplir con las exigencias sería algo muy grave, porque se pondría en entredicho el rigor para merecer la certificación”.
Eduardo Arias, carpintero y constructor de tradición familiar
La trayectoria profesional de Eduardo Arias se fundamenta en la tradición familiar. Sus inicios fueron como carpintero, con lo que conoce bien qué significa trabajar con un material natural como la madera. Es socio de la empresa Carpintería y Ebanistería Arias, S.L. Hoy, está especializado en la construcción de edificios bajo el estándar Passivhaus.
En 200 se inició con el desarrollo en madera y bajo el estándar Passivhaus de su vivienda y se introdujo en el mundo de los materiales naturales. Tres años más tardes empezó la construcción de su primera casa pasiva y a partir de esta experiencia ahora solo se dedica a construir y rehabilitar bajo el estándar Passivhaus.
A finales de 2010, se funda la empresa BAU Passivhaus, S.L., dedicada en exclusiva a la construcción pasiva y con el objetivo de certificar todas las construcciones para garantizar a sus clientes que disfrutan de las cualidades y calidades que ofrece el estándar. En la actualidad el objetivo de la empresa se está cumpliendo en un 100%. Las rehabilitaciones realizadas por la empresa hasta el momento también cumplen con el certificado.
“En la actualidad, aparte de construir, nos dedicamos a la adaptación de proyectos, desarrollo de instalaciones energéticas y de ventilación en colaboración con estudios de arquitectura de toda España. También hacemos el control en obra para que cumpla con el estándar Passivhaus y se pueda certificar el edificio. Colaboramos con constructoras de calado y con la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo de Madrid (EMVS) en la obtención de la primera vivienda social en bloque bajo estándar Passivhaus en esa Comunidad”, explica Eduardo Arias.
Todavía no existe una comprensión de qué significa vivir en una vivienda pasiva debido a la falta de experiencia en este sentido. “Todavía no se sabe cómo vender Passivhaus porque no se sabe cómo hacer entender a una persona cómo se vive dentro de una casa pasiva. Tienes que vivirlo. La diferencia se aprecia sobre todo en la temperatura, estable durante todo el día y la noche y casi durante todo el año, con algún cambio entre verano e invierno. Ahora mismo, en esta casa, en invierno, con un consumo mínimo la temperatura es agradable. Otra de las cualidades es el aire limpio. Por ejemplo, cuando te acabas de levantar no experimentas un ambiente cargado, una sensación habitual cuando duermes en un edificio no pasivo”, afirma Eduardo Arias.
El desarrollo de la construcción Passivhaus en España
En los últimos años, la construcción según criterios del estándar pasivo ha crecido, así como el interés de promotores y usuarios, como reconoce Berger: “El crecimiento del Passivhaus en España está siendo exponencial. (...) En 2008, cuando el constructor le explicaba a un arquitecto o constructor la posibilidad de hacer una casa muy eficiente bajo el criterio del estándar Passivhaus, la respuesta solía ser ‘¿Passiv qué?’ Tenías que explicar de qué se trataba, qué era ese ‘set de herramientas’ que proporcionaba el estándar y para qué se utilizaba. Después de diez años, el usuario final o el cliente ya demanda que quiere una casa pasiva”.
Como siempre ocurre ante la llegada de tendencias nuevas o innovaciones, los implicados en esos sectores pueden mostrar reticencias o desconfianza ante su irrupción. También ha pasado con el Passivhaus y ha sido necesario un tiempo de adaptación y de conocimiento por parte de profesionales y de usuarios, tareas en las que se sigue trabajando. En el conocimiento y popularización del concepto han tenido mucho que ver administraciones públicas como Nasuvinsa, la empresa pública de vivienda social de Navarra, que promueve la construcción de edificios de viviendas sociales de alquiler siguiendo el estándar Passivhaus. Y es algo que se va extendiendo por otras Comunidades y municipios.
Sin embargo, desde el ámbito técnico todavía se ponen trabas al reconocimiento del estándar. Estos problemas no son nuevos y el mismo Dr. Wolfgang Feist, artífice del estándar y creador del Passivhaus Institut, tuvo que pasar por ello, como explica Berger: “En colegios de arquitectos se ha objetado que un técnico pueda declarar que tiene el titulo de Passivhaus Designer, porque no es oficial. El mismo problema tuvo el Passivhaus Institut en Alemania, que al principio estuvo muy enfrentado al Instituto Fraunhofer, el laboratorio técnico alemán. El Dr. Feist se encontraba con las puertas cerradas, hasta que una ciudad como Frankfurt decretó que todos los edificios públicos que se construyeran debían seguir el criterio dictado por el estándar. A partir de ese momento hubo un cambio de mentalidad y de tendencia y otras ciudades se fueron añadiendo. Ese crecimiento que ha precisado mucho tiempo en Alemania, donde todavía existen enemigos de este estándar, en España ha sido más rápido, el crecimiento ha sido exponencial.”
Este crecimiento en nuestro país también se explica porque el proceso de aprendizaje es diferente y por la existencia de una industria que ha desarrollado productos impulsados por las necesidades de la construcción bajo el estándar.
Wolfgang Berger, arquitecto especializado en proyectos sostenibles
Wolfgang Berger, arquitecto por la Universidad Técnica de Karlsruhe, Alemania, está especializado en estudios energéticos –es diseñador Passivhaus por el Passivhaus Institut de Darmstadt (PHI)- y con formación de carpintero, especializado en estructuras de madera. Trabaja como profesional liberal en Arkimo, estudio de proyectos sostenibles, de Alsasua/Zaldibia desde el año 2003, donde ha desarrollado trabajos de edificación y urbanización.
En el año 2007, en Zaldibia, es autor de la rehabilitación de la casa de cultura Karreane donde se han podido aplicar criterios de eficiencia energética y bioconstrucción. En 2011 se terminó la obra de casa Arias, la segunda casa pasiva certificada en España por el Passivhaus Institut, Darmstadt (PHI), Alemania. Hasta ahora está desarrollando diferentes proyectos de alta eficiencia energética en obra nueva o reformas que cumplan los requisitos de estándar Passivhaus y que están certificados por el PHI.
El arquitecto está involucrado en diferentes proyectos de I+D+i sobre el estándar Passivhaus y su aplicación en España. Es cofundador de la Plataforma Edificación Passivhaus (PEP) en el año 2008.
En Arkimo se desarrolla actualmente proyectos propios de edificación nueva y rehabilitaciones orientada al ‘EnergPHit’. Otro campo de trabajo son asistencias técnicas en temas de alta eficiencia energética (PH) para otras oficinas.
La influencia de los ECCN en la proyección del estándar Passivhaus
Aunque ya lo es para la construcción de edificios de uso público, a partir de 2020 toda nueva construcción que se inicie en el ámbito de la Unión Europea deberá ser de consumo energético casi nulo, ECCN o nZEB, en nomenclatura anglosajona, según se establece en la directiva europea 31/2010. Sin duda, este será un punto de inflexión para el sector de la construcción, y de impulso de cara a mejorar el ahorro y eficiencia energéticos en lo que respecta al mundo de la edificación.
Como reconoce Wolfgang Berger, “el estándar Passivhaus no es la única manera de obtener ECCN, existen otros estándares u otros sets de herramientas para obtener aproximadamente los mismos resultados. Sí es cierto que una Passivhaus casi siempre va a ser una casa de consumo casi nulo; pero una casa ECCN, según el CTE, no es automáticamente Passivhaus, porque en el concepto general que establece el CTE para definir qué es un ECCN faltan algunos conceptos para ello. Uno de ellos es el de la hermeticidad, porque si esta no existe el recuperador de calor no va a ser eficiente y no va a funcionar. Este concepto no se contempla expresamente en los ECCN según el CTE. La caja de herramientas del estándar Passivhaus define cómo conseguir la hermeticidad”.
Como en cualquier otro edificio, es conveniente realizar controles de funcionalidad de una construcción Passivhaus y para ello un ‘Blower Door Test’ es una de las mejores herramientas para detectar problemas de hermeticidad y comprobar que no existen pérdidas en cuanto a eficiencia energética. En el caso de la Casa Arias, se realizó una repetición del ensayo hace cinco años, tres después de finalizada la construcción. Sin embargo, el mejor test para detectar si existe algún problema es “comprobando cada mes la factura energética”, indica Berger, a lo que Arias recalca que también es algo perceptible en “las sensaciones, ya que tienes la experiencia de vivir en una casa pasiva”.
“Es recomendable hacer estos tests, pero el problema surge cuando se aprecia que hay un problema saber por dónde empezar para subsanarlo. En conversaciones con los expertos del Passivhaus Institut hablan de una exigencia y una tolerancia de hermeticidad del 0,1 al 0,60% del volumen para tener un margen, porque no todo puede ser perfecto. Aquí se incluye un margen que admite que durante el uso de la vivienda esta tolerancia pueda alcanzar el 0,80 y todavía funcione. Se ha discutido muchas veces que en España se tendría que levantar el límite en hermeticidad a 1 renovación por hora, porque es muy difícil llegar a los valores del Passivhaus Institut. Pero para obtener el certificado, el instituto niega esa posibilidad”.
Eduardo Arias, sin embargo, está de acuerdo en mantener los límites, “para que, aunque con 0,80 pueda funcionar, todo el mundo tenga el objetivo de conseguir el 0,60. Al final lo importante es el usuario. Si el margen es 0,60 sabiendo que al final vamos a llegar a 0,80, trabajemos con ese objetivo. Tenemos que llegar a los valores que exige el estándar y si no se puede será otro tipo de casa”.
Intuición o experiencia
A pesar de que las primeras experiencias del Passivhaus en España se iniciaron hace aproximadamente una década, ha sido a partir de los últimos 4 o 5 años cuando el concepto se ha popularizado, tanto en el ámbito profesional como también en el particular. Sin embargo, existe todavía cierta confusión acerca de la aplicación de este concepto, tanto que llega a hablarse de productos Passivhaus. “El estándar no atiende a materiales, no habla de productos, sino de eficiencia energética. Según donde se construya, se empleará un material u otro. Como dice Wolfgang, se trata de, según el set de herramientas, comprobar si esos productos son acordes para obtener los resultados que demanda el estándar”.
“Las exigencias se adaptan al clima –explica Wolfgang Berger-. La casa pasiva es indiferente al clima. Una casa pasiva es aquella que se puede climatizar –frío o calor- con el aire de ventilación higiénica que necesitas para ventilar la casa. El criterio de clima se ajusta. En Centroeuropa ese criterio se ajusta a 10 W/m2 de energía, mientras que en la península pudiera ser algo más. Los físicos del Instituto Passivhaus han establecido que si se puede utilizar el sistema de ventilación para aportar energía, se puede prescindir de sistemas de calefacción tradicionales. Conseguir esto es relativamente fácil aportando las herramientas del set”.
Arkaitz Aguirre quiso saber si en el diseño o ejecución de un edificio Passivhaus existía margen para la intuición o si, por el contrario, todo se basa en el conocimiento y la experiencia. “El set de herramientas ya aporta soluciones que evitan el uso de la intuición. En todo caso, la intuición es acertar el deseo del cliente con las primeras ideas y, por supuesto, conseguir con ese diseño el ahorro económico. Me he encontrado con algún caso en el que las condiciones del proyecto hicieron que tuviera grandes dudas de que una casa pasiva pudiera funcionar. Según los cálculos con el programa específico PHPP, desarrollado por el PHI, tenía que hacerlo y, efectivamente, así fue. La intuición que podíamos aplicar al principio, al final se convierte ya en una experiencia. Passivhaus no intuye, está desarrollado por físicos, todo se basa en valores numéricos, en conocimientos y experiencia. Eso es lo que me fascina”, explica Berger.
“La exigencia ya es tan alta que no hay margen de error –corrobora Eduardo Arias-. Se han estudiado ya tantas posibilidades que prácticamente está todo inventado. Como dice Wolfgang, más que hablar de intuición podemos hablar de experiencia. Conforme se construye la vivienda se puede saber si se cumple con el estándar, porque las sensaciones se notan. Hay que enseñar al usuario que la casa no funciona por sí sola, que hay que seguir unas instrucciones mínimas para que lo haga de manera correcta. Nos hemos encontrado con casos en que por las noches el usuario apagaba el sistema de aerotermia, porque no quiere gastar energía o porque le gusta dormir con la sensación de frío. En una casa pasiva, esto no se puede hacer porque se pierde el sentido del concepto”.
Así, parece demostrarse que las exigencias de cumplir con el estándar no tienen por qué influir en el diseño del edificio. “En Ezcároz, Navarra, hice el proyecto de la Casa Mikeleiz, certificada por el Passivhaus Institut. Esta casa tiene la particularidad de ser un caso extremo al estar construida entre otras viviendas colindantes. Al conseguir la certificación, me di cuenta que con esfuerzo y pensando todo es posible y que podemos permitirnos el diseño de prácticamente cualquier opción de edificio”.
Finalmente, la construcción de la Casa Arias fue la primera experiencia de construcción según el estándar Passivhaus para Eduardo y Wolfgang y los dos coinciden en decir que fue una experiencia muy bonita. “Fue un proyecto pionero –recuerda Eduardo-, era la primera vez que construía en madera y la primera casa Passivhaus que construía. Es el proyecto que más he estudiado antes de empezar a construir: aislamiento, huecos, estructuras, energía, hermeticidad, cumplir con 0,60… Ahora sabemos lo que es, pero entonces debíamos aprender cómo conseguir esos valores. Todavía hoy, en 2019, cuando me consultan si es aconsejable construir bajo estándar Passivhaus, yo no tengo ninguna duda en decir que sí, pero hay que hacerlo siguiendo los requisitos del estándar para conseguir el confort que te da una construcción de este tipo”.
“Para mí fue la primera casa que certificaba, nunca antes había hecho una casa pasiva”, concluye Wolfgang Berger.
Ocho años después de su construcción, la Casa Arias sigue siendo un referente de la construcción Passivhaus en Navarra y en España y un buen ejemplo de ello es que un buen número de interesados en este tipo de certificación energética han visitado la vivienda para conocer cómo se vive en una casa pasiva. Y nosotros hemos sido afortunados de experimentarlo en primera persona.
Persiana Metalunic, de Griesser
La persiana graduable Metalunic, de Griesser, introduce un innovador concepto constructivo que permite prescindir del registro interior, común en las persianas tradicionales. Así, la carpintería desarrolla plenamente sus propiedades obteniendo un óptimo aislamiento térmico y acústico.
El usuario puede graduar la intensidad de luz natural en el interior de la estancia y crear diferentes ambientes y escenarios a su gusto, según el estado de ánimo o actividad a desarrollar: lectura, televisión, siesta...
Metalunic otorga el máximo de intimidad a los ocupantes de la vivienda, permitiendo una nítida visibilidad al exterior, tanto de día como de noche. El diseño exclusivo de las lamas resultan especialmente cómodas para la limpieza desde el interior. La técnica utilizada permite graduar las lamas en cualquier punto del recorrido y apilarlas en un nicho de obra de reducidas dimensiones.
Innovadora por la ausencia de elementos textiles verticales en este modelo, le dota de gran robustez y durabilidad. Además ofrece una visión totalmente limpia al exterior. Las guías autoportantes integran el sistema de tracción y graduación de las lamas a la vez que cuenta con un doble dispositivo de seguridad, dotado de detección de obstáculos en el recorrido y bloqueo anti-elevación desde el exterior. Metalunic está disponible en tamaños de hasta 8 m².