Formación reglada en cerrajería: necesidad o quimera
Iván Rodríguez Calzada, gerente de la Asociación de Profesionales de España en Cerrajería y Seguridad (Apecs)
22/01/2019Antes de meternos en harina, si el lector espera un artículo reivindicativo en favor de la formación reglada en el sector de la cerrajería, puede terminar su lectura en este punto. Un servidor no va a cometer tal tropelía. Lógicamente desde mi punto de vista.
Es muy importante saber de qué estamos hablando, ya que conforme la visión de cada lector, ésta lectura se puede interpretar de una manera o de otra. No cumpliéndose el objetivo de quien lo redacta.
Hay que distinguir la cerrajería en cuanto a si se refiere a instalación, mantenimiento, reparación, reposición y/o apertura. Si estamos hablando de instalación, cabe decir que la formación hoy por hoy es bastante accesible por parte de cualquier persona/empresa. Cualquier fabricante, distribuidor, centro de formación, asociación, sin hablar del gran ‘formador’, Internet, pone al alcance de cualquier interesado un gran número de detalles, incluidos tutoriales, para una correcta instalación. Además de los propios manuales que van con los productos a instalar. Sí, esos papeles que nadie lee y se tiran a la basura sin hacer buen uso.
Por desgracia para nuestro sector, el mantenimiento preventivo, esto es, el que se hace con el objetivo de que el producto alargue su vida en el tiempo, no está arraigado como tal. No obstante, y de cara a la formación, los mismos agentes que para la instalación, ofrecen el servicio sin ningún tipo de complejo ni restricción.
El asunto formativo se pone un pelín más complicado cuando hablamos de reparación y reposición. Aquí ya hay que empezar a indagar un poco más porque nos metemos en un argot más complejo de referencias, modelos, nomenclaturas, herramientas específicas y otros. En ocasiones, los fabricantes no ofrecen formación en materia de reparación, ya que están para eso, para fabricar, con lo que proponen la reposición. Y en muchos casos con información sobre adaptación a nuevos modelos, con lo que, ya tenemos la formación. Los distribuidores, similar a los fabricantes. Internet aquí se lleva la palma, más que nada, por el grado de detalle con tutoriales, de manera que podemos decir que la formación está más o menos al alcance del internauta.
Pero cuando hablamos de apertura, la formación sube un escalón y se pone todavía más complicada, aunque no imposible. El fabricante es raro que te enseñe como violar su producto. El distribuidor, tampoco. En parte es lógico, además no es su especialidad ni está para ese menester. Lo de Internet es como para hacérselo mirar y muy en serio, ya que en este mundo siempre hay alguien que por compartir, comparte hasta cómo hacer que un ladrón entre en su casa sin dejar ni rastro. De todo hay en la viña del Señor. Se sanciona si alguien sube un video a Youtube circulando a 200 km/h y no que te enseñe a abrir la puerta de una vivienda particular en menos de un minuto. Ya sé que tiene una justificación jurídica, pero no podía no decirlo, ya que de cara al sentido común, es similar.
Es en este punto o grado de dificultad de la cerrajería donde entramos las asociaciones sectoriales para ofrecer formación. Evidentemente, por nuestro grado de conocimiento técnico en la materia. Por una parte, estamos las asociaciones que pensamos que compartir este conocimiento-formación sin más restricción que la económica es un despropósito para el propio sector, a la vez que un agujero de seguridad para el ciudadano. Luego están las asociaciones, —bueno, pseudoasociaciones-federaciones, ya que están disfrazadas de tales—, siendo en esencia distribuidores-fabricantes, ofreciendo la formación a diestro y siniestro.
Y alguien se preguntará (espero que el lector lo haga): y estas pseudoasociaciones-federaciones, ¿cómo es que tienen una masa social de empresas de cerrajería que les respalda? Pues una respuesta acertada y ajustada no es fácil. Todo posible intento de resolución a la incógnita, no es más que una elucubración basada en sensaciones y sin datos contrastables.
Me aventuro y comparto mis sensaciones. Por una parte, y la principal bajo mi criterio, es el hecho de que los dirigentes venden quimeras al sector de cerrajería que el sector quiere comprar, con lo que antes de hacer nada…¡¡Vendido!! Esta ansia del edén de la cerrajería consigue éstas incongruencias. Que quien está al frente se lucre en contra de los intereses generales de sus representados. Y además le paguen una cuota, la verdad es que es de habilidosos. Me quito el sombrero.
Una vez que está demostrado que la formación en cerrajería existe, prácticamente en todas las tipologías de actuación, una valoración rápida de si la formación reglada en cerrajería sería buena en general. Parece lógico pensar que la formación reglada impartida en centros de Formación Profesional, inundaría, o al menos aumentaría en mucho, el número de cerrajeros en el mercado. Parto de la base que quien hace este análisis no es objetivo del todo, al representar a la parte empresarial, aún así, intentaré alejarme de la subjetividad. No me gustaría que nadie se sintiera engañado.
Al fabricante, en principio, parece que le podría interesar la formación reglada al generarse un mayor número de cerrajeros, ya que aumentarían sus clientes potenciales. Algo similar sucedería con los distribuidores. A las empresas ya establecidas de cerrajería, pues NO, no nos interesa más competencia. Para qué vamos a poner paños calientes. A los dirigentes de ciertas asociaciones-federaciones les interesa, porque se creen que ellos se van a comer ese mercado de formación. Craso error: no saben del poder de los centros de FP, aunque a la corta harán su agosto. Ande yo caliente, ríase la gente.
Pero aquí quien manda es el usuario. Y seamos objetivos, francos y sinceros. ¿Una formación reglada con un mayor número de cerrajeros está directamente vinculado con un mejor servicio y mayor seguridad para sus intereses? A juicio de un servidor es un NO rotundo y tajante. La seguridad del usuario se garantiza con un control de la venta de herramientas de cerrajería, con un control de las aperturas, con un control de las empresas, con una legislación adecuada, entre otras cuestiones. Pero sobre todo, con mecanismos de control, inspección y sanción. El resto es matar moscas a cañonazos, o dicho de otra manera, empezar la casa por el tejado.