Entrevista con Andrés Campos Ventanilla, gerente de ACV
ACV celebra este 2018, 15 años de camino en el mundo de la ingeniería y consultoría de fachadas. ¿Cuál ha sido la historia de ACV a lo largo de estos años, cómo ha discurrido su trayectoria?
Es una historia que parte de que ‘un sueño se puede hacer realidad’, con una labor de superación personal previa, dejando tu zona de confort y transitando por el camino de emprendedor con la sencillez y la honestidad de que ‘soy lo que soy’ y ‘vengo de donde vengo’ orientado hacia ¿qué puedo aportar de mejora en el mundo de las fachadas?
En definitiva era poner toda mi experiencia profesional al servicio de los demás, con una filosofía de crecimiento, de innovación, de mejora y de evolución hasta compartir hoy en día tu ‘sueño-proyecto’ con un equipo de profesionales que apuestan y se comprometen con esa filosofía de mejora constante, por el trabajo que desarrollamos en el mundo de la ingeniería y consultoría de fachadas. Junto a ellos, creyendo, apostando y participando por un fin común, es lo que te ‘pone las pilas’ cada día para conseguir acción y dirección hacia esa visión-misión creando escuela.
Creo que a estas alturas me doy cuenta de que nací para esta profesión y esto me genera unos lazos de confianza y pertenencia a este mundo que me apasiona.
Además de estos 15 años, Andrés Campos cuenta con una experiencia de 45 años involucrado en este campo. ¿Dónde había adquirido esta experiencia, en qué empresas y proyectos?
Son muchas las empresas en las que he adquirido la experiencia que hoy en día tengo. Si retrocedo la mirada a ese pasado, todas y cada una de ellas me han aportado ese granito de arena para estar hoy donde estoy. Ellas han sido mi verdadera escuela profesional, mi apertura de visión hacia este mundo y mi hoja de ruta hacia el norte donde creía se podía llevar el mundo de las fachadas. Cuando hago esta lectura de lo vivido, siento gratitud por todo lo que me han aportado, y no solo en el terreno profesional, sino también en el personal.
Creo que he colaborado con casi todas las empresas y despachos relacionados con las fachadas, algunos ya desaparecidos por la crisis sufrida en estos últimos años. Despachos de arquitectos y decoradores, promotores, constructoras, gamistas y fachadistas…
En mi larga experiencia profesional en el ámbito técnico comercial, de ingeniería y consultoría, durante más de 45 años, creo que he trabajado en unos 300 proyectos en todo el mundo.
ACV ofrece un servicio global a sus clientes. ¿En qué divisiones o departamentos se estructura ACV y cuál es la función de cada uno de ellos?
Desde el primer momento de la creación de ACV quise dar alcance a las inquietudes y cubrir las necesidades a las que se enfrentan mis clientes a la hora de la resolución de un proyecto de fachada. Así fue como llegué a la generación de las cuatro divisiones:
- Proyectos Ejecutivos de fachada, de la mano de proyectos arquitectónicos previos, diseñando la mejor opción.
- Project Management. A partir del proyecto ejecutivo, realizar planos de fabricación, mediciones de obra, control de calidad y planos de montaje.
- Ingeniería. Desarrollando el talento y nuestras competencias en encontrar las soluciones más contemporáneas. Efectuando cálculos mecánicos, energéticos, térmicos, acústicos y garantizando proyectos viables y únicos con un comportamiento excelente.
- Consultoría. Es la que abraza y la que consolida las tres áreas anteriores. De esta fusión, nuestra misión va desde evaluar el entorno donde estará ubicado el edificio hasta poner al abasto nuestros conocimientos y valores para elevar el edificio a su identidad propia.
¿Cómo ha cambiado en estos últimos 15 años la tecnología aplicada al desarrollo y ejecución de fachadas? ¿Cómo se adapta una empresa como ACV a la evolución tecnológica y normativa?
La Volatilidad, la Incertidumbre, la complejidad y Ambigüedad cambiante que existe hoy en día sitúa a las empresas en un VUCA World constante. El siglo XXI hará historia en muchos campos, y uno de ellos será sin duda por los adelantos y evolución tecnológica, y los I+D de nueva generación en materia de fachadas, alcanzando cotas máximas en herramientas para el diseño de fachadas y materiales para su construcción. Como resultante de dicha evolución, evidentemente, se ha tenido que regular un protocolo de normativas en el mundo de la fachada.
El ritmo impuesto en el desarrollo de nuevos sistemas y materiales que componen la fachada, insonorizaciones, controles solares e, inclusive, en los propios diseños informáticos, genera que los equipos técnicos se regeneren constantemente, donde la resiliencia y la adaptabilidad a estos cambios tan rápidos, cuanto mejor sea, más ayudará en la ejecución de las fachadas, implantando los elementos más pioneros en el mercado.
Frente a esto, la calidad humana y la actitud de nuestro equipo, han sido los dos elementos primordiales para la adaptación a este desarrollo tecnológico tan rápido, sin precedentes, y a su vez estar dispuesto a desarrollar su talento y sus competencias en la creación de proyectos con los resultados excelentes, a nivel mundial.
No olvidemos que en dos décadas hemos pasado de dibujar los planos en papel a los adelantos tecnológicos más avanzados, lo que permite decir que lo que se creía imposible, hoy por hoy, se hace posible y se supera en corto plazo.
A lo largo de los últimos años, ACV ha tenido una intensa actividad internacional, colaborando en importantes proyectos en todo el mundo, colaborando incluso con estudios de arquitectura como el de Richard Meier. ¿Cómo llegó ACV a este ámbito internacional y qué ha significado para la firma esta presencia?
ACV llega al ámbito internacional como muchas otras empresas por la crisis económica que sufrió España hace unos años. Para ACV la crisis significó un cambio de dirección y de estrategia. Un cambio a dejar aquella zona de confort conocida para explorar una zona desconocida y sobrevivir. Y no hubo otra que abrir fronteras.
Esta apertura de fronteras fue una sorpresa agradable, donde se abrió la oportunidad de exponerse a otros mundos, a otras culturas y nos acogieron con los brazos abiertos, y hoy por hoy nos sentimos orgullosos del trabajo bien hecho.
ACV está actualmente presente en más de 15 países, incluyendo México. Es aquí donde surgió la oportunidad de colaborar con el estudio de arquitectura de Richard Meier en la obra de la Torre Cuarzo Reforma, pudiendo conocer también su despacho de Nueva York.
¿En qué obras internacionales ha colaborado ACV, y cuál ha sido su participación?
ACV ha colaborado en más de 70 obras internacionales.
Es difícil hablar de todas, pero podríamos destacar la obra de Torre BD Bacatá en Bogotá (Colombia), de Alonso Balaguer Arquitectos, una de las torres más altas de Suramérica, y CICB Ágora, el mayor centro de convenciones en Bogotá, de Juan Herreros y Daniel Bermúdez. También podemos mencionar el Aeropuerto Internacional de Tocumen en Panamá, de Foster+Partners o la Torre Punta Reforma en México de ZVA Group.
En todas ellas ACV ha desarrollado y diseñado todas las soluciones técnicas de la fachada, creando nuevos sistemas para adaptarse a las necesidades propias de cada proyecto.
Los años de crisis provocaron que muchas empresas españolas buscaran nuevas posibilidades en el extranjero. ¿Qué reputación tienen esas empresas en el mercado internacional?
Como he mencionado anteriormente, la crisis fue la causante de que hoy ACV esté implantada a nivel internacional.
Hablar de reputación en un mundo tan cambiante es difícil.
En el caso de ACV, que en realidad es donde mi experiencia se puede basar, la internacionalidad nos ha dado reafirmación en el proceso de generación de proyectos y saber que estamos en el buen camino y en la superación de intentar hacer las cosas cada día mejor.
¿De qué obras en las que ha trabajado ACV, se siente más orgulloso y por qué?
De todas y cada una de las obras me siento orgulloso. Crear la fachada de cualquier edificio te hace crecer y desarrollar emociones, tanto a nivel profesional como a nivel personal. Son experiencias personales que te motivan y te abocan a nuevas creaciones, a nuevos diseños y te hacen despertar constantemente la creatividad de tu materia gris.
Quizá la Terminal 1 y el Parking del Aeropuerto de Barcelona fueron las que empezaron a dar esplendor y fueron los potenciadores para que ACV empezara a tener un antes y un después. ACV, a través de este proyecto, empezó a tener luz propia, ya que en él se pusieron de manifiesto las cuatro áreas anteriormente mencionadas.
¿Cómo transforma la realidad ACV, las ideas y conceptos diseñados por los estudios de arquitectura? ¿Cuál es la relación que existe entre arquitectos, ingenieros y consultores para el desarrollo final de la envolvente?
Sobre todo desarrollando muy bien la escucha activa al arquitecto, dejándole su espacio de explicación, intentando captar todos y cada uno de los detalles que quiere dejar patentes en su proyecto, y llevando todo esto a hacerlo posible, viable y lo más cercano a su visión. Ni que decir tiene que para todo ello se precisa un espacio de confianza y estar presente en todo momento junto a él.
Posteriormente pasamos a un proceso ‘inside’ de trabajo, propio de ACV, donde empieza nuestro trabajo de equipo, donde previo a un ‘brainstorming’ se analiza, se evalúa, se crea y se aplican todos nuestros conocimientos para ofrecer la mejor de las soluciones de fachada.
Finalmente, ¿qué planes de futuro se ha planteado ACV para los próximos años, a medio y largo plazo?
Quizá por los tiempos tan cambiantes de hoy en día estamos trabajando más en el corto-medio plazo que a largo.
Estamos inmersos en proyectos que nos llevan tiempo en cuanto a la envergadura que conlleva el proyecto en sí.
También estamos ilusionados en la apertura de nuevos mercados como Estados Unidos y Reino Unido y re-direccionando nuestra mirada en el mercado nacional, pues se aprecian síntomas de una nueva etapa.
Seguimos con muchas ganas e ilusionados de seguir dejando legado ACV.