Entrevista a Ana Vallés, presidenta de BBConstrumat y de Sorigué

El salón ha dado un importante paso adelante. Creo que se ha acertado con la fórmula, y que el sector ya ha cambiado la dinámica. Los objetivos que se habían planteado para este salón, se han cumplido con creces, tanto en aspectos cuantitativos, como cualitativos.

Ana Vallés, presidenta de BBConstrumat y de Sorigué.

Con el ambiente que se respiraba dentro del salón. Es notorio que es el más optimista y activo de los últimos años. He tenido la oportunidad, que me ha parecido extraordinaria, de hablar con muchos expositores y visitantes, y la impresión casi unánime es que la situación del sector va a mejor.

Este es uno de los principales objetivos del salón: mostrar a la opinión pública, y al propio sector, todo lo que hace y aporta el sector de la Construcción a la sociedad. La comunicación, entre todos los agentes del sector y hacia fuera, es vital. Y en cuanto a la ‘Revolución Tecnológica’, el sector tiene ganas de bañarse; ya está probando la temperatura del agua y en muy poco tiempo se dará un chapuzón.

Hay dos factores a considerar; el primero es que nadie tiene la información suficiente, tanto en este sector como en cualquier otro, incluyendo el de las nuevas tecnologías; las cosas van muy deprisa. El segundo, precisamente, es que si no empezamos ya, pronto será muy tarde, no sé si para el sector en su conjunto, pero sí para gran parte de los actores actuales. La ventaja del nuevo entorno, por otro lado, es que permite “aprender sobre la marcha”, hay muchos mecanismos, como el de la realidad virtual o el BIM, para corregir errores antes de tiempo, y, para favorecer la colaboración. Y, como hemos visto en el salón, múltiples oportunidades de introducirse en este nuevo entorno con los apoyos suficientes.

El ecosistema tecnológico en su conjunto, sin duda: todos los sistemas que ayudan al diseño, a la gestión de costes y de proyectos, a la mejora continua, a la conectividad, a la orientación al cliente y a la optimización de procesos. Sobre esta plataforma se van a integrar todos los demás avances y, lo que es más importante, se facilitará el que se obtenga su máximo provecho.

Sin duda, estos aspectos están comenzando a formar parte de la cultura del sector, no solamente porque hoy, más que nunca, se busca la mejora de la eficiencia, sino porque tanto los reguladores como los clientes imponen estándares mucho más exigentes. Y hay un último factor que está resultando decisivo en esta dirección: la digitalización nos está posibilitando avances inimaginables hasta hace poco tiempo en términos de eficiencia, productividad y conectividad. El trabajo colaborativo, la cercanía al cliente y el intercambio fluido de know how son las palancas de este cambio cultural.

No lo creo, al menos en los términos en que se aborda tradicionalmente estos conceptos de rehabilitación y reforma. Creo que se va a dar un cambio de concepto importante: vamos a pasar de la ‘rehabilitación’ a la ‘creación de valor’, es decir, no se trata de arreglar edificios, de lavarles la cara, de adaptarlos a la normativa o de alargarles la vida, sino de construir nuevas realidades, más adaptadas al contexto y necesidades de los usuarios y residentes, partiendo de estructuras ya existentes. En esta dirección, por supuesto que el sector tiene mucho futuro, aquí y en todo el mundo.

Como decía anteriormente, creo que todos tenemos que cambiar el chip; a nadie le gusta gastar más dinero simplemente para cumplir una nueva normativa; sin embargo, estaríamos mucho más dispuestos a hacerlo si percibimos una propuesta de creación de valor. Pero, si realmente se quiere crear valor, hay que hacer las cosas de otra forma: más coordinadas, conociendo el entorno y las necesidades de los clientes, y mejorando radicalmente la eficiencia de tiempos y costes. Estamos obligados, como sector, a buscar la forma de ahorrarle costes al cliente, ya que este, que está más informado que nunca, es cada vez más exigente.

En el sector se ven estos avances con la lógica precaución, pero lo importante es que se están considerando. Para que la impresión 3D se implante en el sector hace falta ver resultados y comprobar factores como costes, logística, aceptación de los clientes, desarrollo de normativa… Pero, sinceramente, creo que la estandarización va a ser mucho más rápida de lo que creemos.

Muy satisfactoria. Hemos cumplido los objetivos que nos habíamos marcado tanto a nivel interno como externo. A nivel interno, queríamos aprovechar la tendencia generada en la edición anterior de integración de los equipos directivos de las distintas áreas de negocio, y estamos muy satisfechos con los intercambios realizados en el foro de experiencias que organizamos en nuestro stand. A nivel externo, el nivel de contactos realizados, y el número de visitantes, ha sido muy superior a la edición anterior, y en particular, estamos muy satisfechos con cómo ha funcionado el área de materiales. El departamento comercial cooperativo, puesto en marcha hace un año, está realizando una gran labor.

Estamos apostando fuerte por la innovación, por la creación y captación de talento, por la integración y coordinación de todas las áreas de negocio, así como por la mejora de nuestro posicionamiento. Se trata, sobre todo, de poner en valor las capacidades que ya tenemos, y de crecer de forma sostenible apoyándonos en nuestras principales virtudes, como son la solvencia técnica, social y financiera. De esta forma, garantizamos una expansión igualmente solvente.

Estamos ampliando nuestra presencia en áreas donde ya se nos conoce, poniendo en valor las características de nuestra oferta, una oferta muy orientada a la calidad del servicio, a la mejora de la eficiencia, y a la cercanía a las necesidades del entorno. Somos una empresa cercana, comprometida con los entornos donde trabajamos y con una gran conciencia de nuestra responsabilidad.

Cuando abordamos ese horizonte temporal, lo primero que me viene a la mente, más que cómo será el sector, es cómo se habrán transformado las ciudades fruto de avances irrefrenables como los coches eléctricos y autónomos, las tecnologías de la comunicación, o tendencias igualmente imparables como la concentración de la población en entornos urbanos, la transformación de la pirámide de edad (con una población mayoritaria de más de 50 años), o la llegada a la madurez de los millennials. También pienso en cómo afectará el cambio climático a determinadas áreas de nuestra geografía, como las zonas costeras. Estoy segura de que todo esto afectará contundentemente a nuestro sector, no sé cómo, pero sí que creo que positivamente. Espero que dentro de diez años podamos hablar de esto, celebrando la buena marcha del sector.