Entrevista a Mauricio García de Quevedo, director general de FIAB
Efeagro
27/09/2023Llenar la nevera es cada vez más caro, una realidad que presiona a toda la cadena alimentaria y se alarga en el tiempo, pues el freno a la inflación no acaba de llegar por la sequía y la guerra en Ucrania, advierte el director general de la Federación de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB), Mauricio García de Quevedo. Desde FIAB se espera un 2024 de “más normalidad” en el que la situación extraordinaria que viven algunos productos como el aceite de oliva virgen extra no se traslade a otros productos.
Después de un primer semestre de constantes subidas de precios, ¿qué perspectivas tienen para el final de año?
El segundo semestre también está lleno de incógnitas. Esperábamos una desaceleración de la inflación que no acaba de llegar debido a la sequía y a la situación de la guerra en Ucrania, cuyo efecto se ha vuelto a recrudecer con el fin del acuerdo del Mar Negro y las danas.
Todo esto ha desplazado parte de las cosechas y ha trasladado las expectativas que teníamos de desacelaración; esperamos un segundo semestre, de nuevo, con unos márgenes muy apretados para la industria de la alimentación.
El encarecimiento del aceite de oliva virgen extra está en las preocupaciones de los españoles y en el foco mediático. ¿Puede ocurrir algo similar en otras producciones?
Si todo sigue como tiene que seguir, no veo que ninguna otra categoría de productos sufra esta tensión. Esperamos que la situación se vaya relajando y que para 2024 todo vaya con más normalidad.
A la vuelta de este verano especialmente caluroso y seco, la FIAB alertó del impacto de la sequía en la producción de alimentos. ¿En qué puede derivar esta falta cada vez más estructural de agua?
El abastecimiento de productos alimenticios está garantizado, pero el problema es que la cadena de valor agroalimentaria sufre porque la producción primaria lo hace a consecuencia de la sequía, pues no se alcanza ni la cantidad ni la calidad requerida en muchos casos para poder tener los productos que normalmente tenemos. Habrá que recurrir a las importaciones o a otro tipo de cuestiones. En este punto, consideramos fundamental un Plan Hidrológico Nacional, un uso de agua mucho más eficiente e infraestructuras.
El tejido industrial alimentario tiene una estructura muy peculiar. ¿Cómo está siendo su desempeño en este escenario tan complejo?
La presión sobre los márgenes de la industria no siempre se traslada al precio de venta final. Tenemos muchas pequeñas y medianas empresas y son las que más sufren. El año pasado cerraron 150, las que no fueron capaces de absorber esta situación inflacionaria y, este año, va a ser una cifra parecida. Todas las categorías de producto se comportan más o menos de manera parecida, por lo tanto, es el tamaño de la compañía lo que la hace vulnerable.
Todo esto en el terreno económico, pero hay que sumar la situación política en España.
La situación política no hace más que añadir más incertidumbre a la ecuación, pues falta un Gobierno para poder tomar medidas correctivas y ayudar en este proceso.
¿Qué efecto tendría que se dilatara esta situación?
La verdad es que estamos muy preocupados. Necesitamos un Gobierno que apueste por la competitividad. Hay que poner en marcha inmediatamente algunas medidas de carácter fiscal y tenemos el impuesto al plástico que fue un gran error. También está el PERTE Agroalimentario que acaba de fallar su primera convocatoria. Esperamos que la segunda sea más flexible y, en principio, estaban por la labor.
Se rebajó el IVA pero parte del Gobierno actual no parece haber olvidado medidas como los topes a la cesta de la compra e incluso han lanzado ideas como los supermercados públicos. ¿Qué opinión le merecen?
El partido que ha propuesto ese tipo de medidas es el partido minoritario dentro del gobierno ahora en funciones. Nos consta que el partido mayoritario no las ha considerado. No creemos que ocurran, porque sería un desastre. En los países donde se han implantado el efecto ha sido absolutamente el contrario.
La industria alimentaria española ha vivido un caso de éxito en los mercados extranjeros. ¿Está en riesgo por la situación de incertidumbre e inflación?
Seguimos teniendo una capacidad exportadora muy relevante. En el 2022 vimos, sin embargo, algo que no pasaba desde hacía mucho tiempo que fue la caída en volumen de las ventas como consecuencia del contexto global. Pensamos que es algo coyuntural y que no va a afectar al buen camino de nuestras exportaciones. Seguimos abriendo mercados y seguimos con una posición fuerte, vendiendo el 35% de la producción fuera. Esta senda va a continuar.
Aún así, tenemos dos nuevos nubarrones por solucionar: los aranceles de Estados Unidos –que siguen suspensos– y el Bréxit, que es una auténtica complejidad administrativa.