Edificio Parc Glòries, Barcelona
Respeto por el entorno y la tradición
En el distrito del 22@ de Barcelona, se alza el edificio Parc Glòries, en la calle Ciutat de Granada. Se trata de un proyecto de Batlle i Roig Arquitectura, un edificio destinado a oficinas de alquiler, con una superficie de 30.773 m2. Riventi se ha encargado de la fabricación de las fachadas, un sistema modular compuesto por muro cortina, fachada ventilada y doble piel de baguettes cerámicas.
El edificio Parc Glòries tiene planta baja y diecisiete plantas piso. La planta baja es una pieza longitudinal que ofrece una fachada abierta a la calle Ciutat de Granada, que acoge la entrada principal y un porche que se abre a un parque. La planta 1 a la 8 ocupan toda la longitud del edificio y tienen la misma configuración. Son plantas diáfanas, con un núcleo compacto de comunicaciones y servicios, adosado a la fachada que da a la calle Ciutat de Granada. En ambos extremos se localizan las escaleras exteriores de evacuación.
Las plantas 9 a 16 ocupan tres cuartas partes de la longitud del edificio, con una configuración similar a la de las inferiores. La planta 9 tiene una salida sobre la cubierta de la planta octava, generando una zona exterior común para todo el edificio. La 17 está destinada a instalaciones y sobrerecorridos de ascensores.
La envolvente del edificio se basa en una fachada de doble piel compuesta por tres partes diferenciadas: muro cortina, fachada ventilada y doble piel de baguettes cerámicas. Para el muro cortina se empleó el sistema R70ST, de Riventi, cuyas características permiten la convivencia en el mismo plano tanto de los distintos tipos de vidrios y aperturas, como de la fachada ventilada de piezas cerámicas.
Un edificio ligado al contexto histórico
El edificio se alza en el distrito tecnológico del 22@, en el Poblenou de Barcelona, un barrio con una importante tradición industrial, una tradición que es palpable en el diseño de Parc Glòries, como explica Albert Gil, de Batlle i Roig Arquitectura: “El edificio se basa en su relación con su contexto, de una manera muy amplia. En primer lugar, en su relación con el contexto histórico del lugar, ya que se emplaza en lo que era un distrito fabril de la ciudad. El uso de la cerámica ligaba con esta idea, en relación a las fábricas existentes antes aquí, construidas con ladrillo. Al mismo tiempo también tiene que ver con el contexto urbanístico en el que se encuentra, el Eixample, el ensanche de Cerdà, porque sigue identificando las esquinas y chaflanes típicos como elemento icónico. Así, el edificio, en su geometría, reconoce los dos chaflanes en sus dos extremos, pero también en el retranqueo de la planta 9, en cumplimiento del plan urbanístico”.
Terraza en la planta 9, que se abre sobre la cubierta de la planta 8, que genera una zona común exterior para todo el edificio. Se aprecia el respeto por el chaflán típico de la trama del Eixample en el retranqueo de la planta. Foto: AFL.
Otro de los contextos del proyecto surgía de la propia manzana en la que se alza el edificio, que incluía un parque interior. “Tuvimos la idea de extender la vegetación del parque a la fachada sudeste, enfrentada al mismo, para establecer una continuidad urbana e incorporar biodiversidad al edificio y contribuir a la mejora del aire de la ciudad. De esta manera, el edificio también adquiere una imagen más amable hacia la ciudad y sus usuarios pueden disfrutar de un ambiente interior más confortable con la humedad generada por esta vegetación”.
Un proyecto de máxima eficiencia energética
El proyecto Parc Glòries se diseñó con el objetivo de obtener la máxima calificación energética, la certificación Leed Plantinum. Para ello, la actuación se basó en tres grandes criterios:
- Ahorro: de material y de recursos hídricos.
- Calidad ambiental: minimización de agentes contaminantes exteriores e interiores, calidad de los espacios en cuanto a iluminación natural, confort material y calidad del aire.
- Equipamientos: los necesarios para propiciar la salud de sus usuarios, su uso sostenible y ejercer una contribución al medio ambiente, como terrazas, espacios biofílicos, fomento del uso de transporte no contaminante, zonas comunes de descanso en contacto con la naturaleza y al aire libre.
La elección de la configuración de fachadas ha sido un factor determinante en cumplir con los criterios de ahorro energético, que se han centrado en la minimización del gasto y en el control solar gracias a un meticuloso y efectivo diseño de las envolventes. La doble piel de las fachadas tamiza la incidencia solar y permite el máximo aprovechamiento de la luz natural en todas sus fachadas y orientaciones. Esta luz natural llega a todos los espacios del edificio, incluidos los baños y facilita que los usuarios sigan los ritmos circadianos naturales.
Además, se concibió una fachada que redujera la presencia de vidrio, tan habitual en edificios de este tipo. De ahí que la piel exterior se configure con estas baguettes cerámicas, dejando el protagonismo visual del vidrio solo en la fachada Este, la que da al parque, para facilitar su visión desde el interior.
“El edificio reconoce las diferentes orientaciones solares y a través de su tecnológica doble piel, con elementos cerámicos, bien circulares o baguettes, se conforma una máscara, una piel con diferentes densidades en función de la orientación de la fachada y de las necesidades energéticas del edificio. La densidad es diferente en las fachadas Sur y Oeste, donde es necesario tener más protección ante la incidencia del sol. En cambio en la fachada Sudeste, la densidad es menor. En las puntas del edificio, donde se encuentran las escaleras de incendios exteriores, la fachada se densifica más para mantener una imagen unitaria del conjunto de la envolvente”, indica Albert Gil.
Con el objetivo de mejorar la eficiencia energética del edificio, su propia estructura resistente también ha tenido gran importancia. Las plantas, de 110 metros de longitud se despliegan sin la presencia de pilares exentos, con una crujía de 17 metros de luz de fachada a fachada. “Optamos por una solución de pilares insertados en la fachada, lo que nos permitía tener plantas totalmente libres de obstáculos estructurales y plenamente diáfanas. La masa de los pilares en la fachada contribuye también a incrementar su inercia térmica, porque los pilares de hormigón también almacenan calor en su masa. De cada tres metros lineales de fachada, uno es totalmente de hormigón, con lo que la eficiencia térmica es más elevada. El vidrio sólo lo utilizamos en las zonas de visión, aunque los pilares de hormigón en fachada también van revestidos de vidrio por el exterior. Las ventanas de la zona de visión tienen unas dimensiones de dos metros de ancho por cinco de altura”, explica el arquitecto.
Asimismo, desde Batlle i Roig Arquitectura también se tuvo en cuenta la mejora de la eficiencia energética promoviendo, cuando ello fuera oportuno, la ventilación natural. “No buscamos edificios donde no se puedan abrir las ventanas, queremos que sus usuarios puedan, o no, abrirlas, que tengan esa opción, a pesar de que la ventilación se pueda gestionar autónomamente con los sistemas de climatización del propio edificio”.
Esta configuración de las plantas permite una total libertad y polivalencia a sus futuros usuarios para modularlas a su gusto y conveniencia, y así adecuar los espacios a sus necesidades. El edificio tiene un aforo de 2.500 usuarios y cerca de 300 visitantes diarios.
Una fachada modular prefabricada
Como se ha apuntado ya, el edificio Parc Glòries cuenta con una envolvente compuesta por una combinación de muro cortina, fachada ventilada y doble piel de baguettes cerámicas. Se trata de una fachada modular, construida en fábrica por Riventi e instalada luego en obra.
La estructura de la doble piel se compone de ménsulas de acero soldadas a las placas de anclaje previamente integradas en la estructura principal. Estas placas permiten la sujeción de pasarelas de piso de ‘tramex’ que proporcionan simultáneamente el mantenimiento de las fachadas y facilitan parte de la protección solar.
Esquema de la composición de la fachada de modular prefabricada de doble piel. Imagen: Riventi.
“Es una fachada prefabricada. La piel interior es la que cierra estrictamente el edificio e incorpora el acristalamiento. Este muro cortina se basa en el sistema R70 ST, un sistema ‘stick’ que tiene la particularidad que los vidrios se montan ya encolados con silicona estructural sobre un bastidor incorporado. El primer paso es instalar la retícula portante de montante y travesaño en la que se instalan las piezas de vidrio que llegan ya encoladas desde fábrica. Aquí se ensamblan en la estructura previamente instalada”, explica Guillermo Rilova, gerente de Riventi.
El acristalado en la zona de visión es doble y está formado con vidrios laminados de Guardian tipo SN 70 35, con un factor solar de 35 y una transmisión luminosa de 70, y un coeficiente U de 1.1 gracias a la cámara intermedia de gas argón. En las zonas opacas, como revestimiento exterior en el paso delante de los pilares estructurales, se ha empleado un vidrio monolítico, también de Guardian, con una serigrafía de puntos grises.
La particularidad del sistema de muro cortina R70 ST es que permite al mismo tiempo alojar los elementos que soportan la piel exterior gracias a las franquicias que quedan entre los vidrios. En este caso, la distancia de 20 mm entre vidrios contiguos no estaba sellada, sino abierta. “Se incorporaron también unas aletas cortavientos y, aunque en este caso hay una zona opaca, las ménsulas podían atravesar los montantes para generar sobre ellos cualquier tipo de estructura exterior, ya fueran celosías, pasarelas de mantenimiento o dobles pieles completas”.
La piel exterior de la envolvente se compone de módulos también prefabricados en las propias instalaciones de Riventi, incorporando ya las baguettes cerámicas montadas. Sin embargo, en algún caso, los módulos superaban los 4 metros de altura transportables en camión. En estos casos particulares, las barras se montaron en los módulos en la propia obra, pero siempre antes de su instalación definitiva en la fachada.
La fachada de doble piel funciona como una unidad y como tal se ha considerado su prefabricación, como señala Rilova: “la parte cerámica forma parte del muro cortina. Aparentemente, es una fachada ventilada, pero en el momento de la instalación para nosotros era un todo. Cada elemento vidriado elimina el agua entrante en la propia planta, siempre por encima de la fachada ventilada. Desde el punto de vista de la ejecución y, sobre todo, de replanteo de obra, la fachada funciona como un conjunto, porque la fachada de lamas se relaciona perfectamente con la fachada interior. La posición de las ménsulas salientes coincide con los ejes de los vidrios. Para conseguir una instalación perfecta, son estos perfiles los que marcan la retícula. No deja de ser una fachada ventilada, porque cada piel es funcionalmente independiente, pero en el momento de la instalación del conjunto tenemos en cuenta unos elementos estructurales que nos definen exactamente por donde deben salir las ménsulas”.
Un montaje bien planificado
El montaje de los casi 22.000 metros cuadrados de fachada, cerca de 10.000 por cada piel, llevó prácticamente un año, aunque ello no supuso ningún problema añadido porque el proceso de instalación estuvo muy bien planificado. “Los tiempos de entrega e instalación fueron mucho más exigentes de lo que en un principio se había previsto. En un edificio de esta envergadura, el tiempo de ejecución de obra implica dinero y la presión para finalizar la obra a tiempo es grande. Ello implica mantener una mejora continuada en el proceso de instalación en obra para optimizar al máximo la propia planificación inicial. Pero todo fue bien, a pesar del notable volumen del edificio, y no surgió ningún problema en la instalación”, afirma el gerente de Riventi.
Desde el primer momento, la colaboración con Batlle i Roig Arquitectura fue total. “En un principio, la obra se había prescrito con otro sistema comercial, por lo que desde el momento en que fuimos adjudicatarios del sistema de fachada por la constructora, tuvimos que hacer un nuevo desarrollo completo del proyecto, pero basado en nuestro propio sistema R70 ST. No tuvimos que hacer ninguna adaptación concreta del mismo para esta obra, el sistema estándar ya era lo suficientemente adecuado y capaz para lo que se demandaba”.
Se optimizó, sin embargo, el diseño y generación de diversos perfiles para que se adaptaran mejor a las diferentes necesidades específicas de esta fachada, consiguiendo así con la combinación de distintos elementos impermeables, tanto de aislamiento como de protección, un mejor comportamiento energético de la fachada. Además, el sistema R70ST posee el certificado EPD (Enviromental Producto Declaration), por lo que esta fachada es uno más de los elementos que contribuyen a la consecución del certificado medioambiental LEED para el edificio.
Para Batlle i Roig Arquitectura, en palabras de los propios responsables del Estudio, el edificio Parc Glòries “ha significado un ejercicio de honestidad y rigor, donde los criterios de sostenibilidad se han centrado más en el uso razonable y la optimización de los recursos materiales que en la utilización de soluciones sofisticadas y altamente dependientes para su automatización de complejos sistemas domóticos. Creemos firmemente en una sostenibilidad lógica, que promueve la implicación de los propios usuarios y que premia su interacción con el medio, aportándoles salud y bienestar. Sabemos que la arquitectura bien planteada y ejecutada es la mejor manera de contribuir a la reducción del impacto ambiental de nuestros edificios”.
Ficha técnica
Proyecto: Parc Glòries, Barcelona
Autores: Enric Batlle, Joan Roig, Albert Gil - Arquitectos
Equipo: Miriam Aranda, María Beni, Annabel Barba – Arquitectas / Maria Duran - Bim Manager
Colaboradores: Static Ingeniería S. A. – Ingeniería de Estructuras / Arco Façade Consulting – Fachada / JG Ingeniería – Ingeniería de instalaciones
Fachadista: Riventi
Promotor: Moorage Inversiones
Constructora: Vopi4 / Grupo Eiffage
Superficie construid: 30.733 m2
Localización: Districto 22@, Barcelona
Fecha de finalización: 2019