El sector carrocero español apuesta por la diversificación de mercados
27 de diciembre de 2012
Una clave fundamental del posicionamiento de la industria carrocera a nivel internacional ha sido su capacidad industrial y de desarrollo para acometer la evolución y la implementación de la legislación española en materia de seguridad en autobuses y autocares. Una capacidad que ha permitido que los productos españoles cumplan con la totalidad de las Directivas Europeas y Reglamentos de Naciones Unidas, lo que ha sido decisivo para situar a España en la vanguardia europea en el ámbito de la seguridad y la calidad de sus productos.
A ellos se suma el entorno cada vez más complejo que vive el sector que se ha visto afectado por las dificultades de financiación que ha provocado la actual situación económica, así como por los ajustes presupuestarios de las Administraciones Públicas y su escasa inversión en la renovación de sus flotas, el descenso de viajeros que se viene registrando como consecuencia de la crisis y las variaciones en los criterios de compra -determinados en ocasiones por el proceso de concentración de clientes en grandes grupos- que exigen una mayor capacidad de respuesta. En este sentido, las fortalezas del sector son esencialmente la flexibilidad, la rapidez de respuestas, la vanguardia tecnológica y la cercanía a los clientes, hoy tan necesaria ante la demanda de personalización de los vehículos, además del proceso de mejora continua para mantener la competitividad en un mercado cada vez más abierto en cuanto a la oferta y más exigente en cuanto a los criterios de compra.
Ante esta realidad, el sector aboga por la adopción de medidas por parte de las Administraciones Públicas como el establecimiento de un límite legal al ciclo de vida de los vehículos o el fomento de ayudas para incentivar la renovación de las flotas.
En cuanto a las perspectivas de negocio del sector, según declaraciones del presidente de Ascabus, Juan Luis Castro, “esperamos un descenso del mercado global en matriculaciones de vehículos de entre un 30% y un 35%. Una tendencia que se acusa en todos los segmentos, y que en alguno de ellos como el de urbanos, se producirá un descenso más acentuado, como lo confirman los datos registrados en los nueve primeros meses del año, que acumula una caída en las matriculaciones del 50%, y en interurbano de más de un 60%.