Democratización de la energía: el ciudadano en el centro del sistema energético

Desde la Fundación Renovables se apuesta claramente por un cambio hacia un nuevo modelo energético que tenga al ciudadano como centro del sistema. Javier García Breva, presidente de la Fundación Renovables, justificaba la necesidad de este nuevo modelo en el cambio climático que se está produciendo y que tiene su origen en la insostenibilidad del sistema energético vigente. Según diferentes estudios, de seguir por la misma línea, la temperatura ambiental subirá, de medi, 2 °C en el año 2020 y de 4 a 6 °C hasta el final de este siglo. Esto conllevaría, entre otras consecuencias, efectos irreversibles en nuestro entorno, graves perjuicios en seguridad alimentaria, mayores gastos en los sistemas de salud y fuertes impactos en la economía mundial, que la ONU estima en una caída del PIB mundial del 3% para el año 2030.

Por otro lado, la Agencia Internacional de la Energía ha señalado que por cada dólar que no se invierte hoy en medidas para paliar el cambio climático, será necesario invertir en las próximas décadas 4,5 dólares.

Todos estos datos aportados por el presidente de la Fundación Renovables hacen evidente que el modelo energético actual, basado en los combustibles fósiles, es completamente insostenible. Más aún en un país como España que, a pesar de ser referencia mundial en tecnologías renovables, sigue manteniendo una enorme dependencia del exterior (el 85% de nuestro déficit comercial tiene su origen en las importaciones energéticas).

Pero la necesidad de este cambio de modelo choca frontalmente, como señalaba Javier García Breva, con muchas de las iniciativas que se están tomando en la Administración, desde la moratoria a las renovables que aún se mantiene hasta el polémico Proyecto de Ley de Medidas Fiscales para la Sostenibilidad Energética, pasando por políticas erráticas en materia medio ambiental como la nueva Ley de Costas.

Por todo ello, desde la Fundación Renovables se presentan tres propuestas básicas para cambiar la tendencia. En primer lugar el establecimiento de una política económica que sea capaz de evaluar los impactos del cambio climático y que regule de forma más eficiente aspectos como la ordenación del territorio. Como segunda propuesta se apunta la necesidad de contar con una política energética que frene este cambio climático, la cual, siguiendo los principios marcados por la propia Unión Europea, favorezca la producción de energía mediante modelos renovables, una menor dependencia de los combustibles fósiles y con ello, una reducción de las emisiones de CO₂. Y como tercer aspecto, desde la Fundación Renovables se apunta a la necesidad de configurar un Gran Plan de Ahorro de Energía, con mejoras en materia de eficiencia y con una apuesta clara por conceptos como la generación distribuida, el autoconsumo o el balance neto, pasando de un consumidor cautivo del sistema a un consumidor-generador que ocupe el centro del modelo energético.

Todo ello para potenciar, como concluía Javier García Breva, los dos elementos que generan riqueza a un país: el ahorro de energía y las fuentes renovables.

Desde la Fundación Renovables se está trabajando en la elaboración de un estudio sobre esta ‘Democratización de la Energía’, pero su vicepresidente Fernando Ferrando ya apuntó en la jornada de Conama algunos de los principales aspectos que se van a contemplar en dicho informe. Entre ellos, claros ejemplos sobre la imposibilidad de mantener el modelo energético actual, en el que el consumo de energía (un bien básico, limitado y costoso) sigue estando a un nivel superior al que generamos.

Como decía Fernando Ferrando, a pesar de la necesidad de cambiar el modelo, lo cierto es que en los últimos años se han seguido políticas continuistas, que se manifiestan por ejemplo en un crecimiento del 4% en el consumo de gas frente al incremento de tan sólo un 2% experimentado por las energías renovables. Y si se han producido caídas en el suministro de petróleo y en energía nuclear, no han sido tanto por razones medioambientales, sino más bien como consecuencia de la crisis económica, en el primer caso, y de las medidas tomadas tras el accidente de la central de Fukushima en el segundo.

El vicepresidente de Fundación Renovables apuntaba un factor más para demostrar la insostenibilidad del sistema energético actual, basado en el binomio energía-agua. Como recurso finito, el nuevo modelo energético debe contemplar también una optimización del consumo de agua, aspecto en el que las renovables tienen mucho que aportar en detrimento de otras tecnologías empleadas hasta la fecha.

Por tanto, y como indicaba Fernando Ferrando, en una situación como la que vive España, caracterizada por su alta dependencia energética exterior; por una caída de la intensidad energética motivada fundamentalmente por la crisis (y no tanto por concienciación medioambiental); por la necesidad de rebajar las emisiones de CO₂; y por un desacoplamiento entre oferta (centralizada y telescópica) y demanda (descentralizada), la solución pasa por la democratización de la energía. Por un nuevo modelo en el que el consumidor ocupe el centro del sistema, con las herramientas que necesite para poder consumir, generar y almacenar su propia energía, pudiendo modificar los precios de ésta con su comportamiento variable (frente a los precios constantes que caracterizan al modelo actual). Se trata de crear un sistema activo, interconectado, inteligente y de automatización de la operación, aprovechando para ello las nuevas tecnologías que van apareciendo en el mercado.

La jornada organizada por Fundación Renovables contó también con la participación de José Luis García Ortega, miembro de Greenpeace, de Ana Marco, de la Plataforma Som Energía, y de Mercedes Pardo, profesora de Sociología en la Universidad Carlos III, quienes dieron una visión social sobre lo que debe comprender esta democratización energética.

José Luis García apuntaba al derecho que deben de tener los ciudadanos de generar y consumir su propia energía, apoyando un sistema distribuido frente a otro centralizado. Desde Greenpeace se apuesta por el derecho a decidir el origen de la energía que consumimos, por una mejora en todo lo relacionado en eficiencia energética y por un intercambio a través de la red no sólo de energía sino también de información para optimizar los procesos.

Por su parte, Ana Marco describió la evolución que ha seguido la Plataforma Som Energía desde que nació gracias a la iniciativa de un profesor holandés de la Universidad de Gerona. Se trata de una cooperativa creada con el objetivo de democratizar la energía, trabajando por un cambio de modelo en el que tengan más protagonismo las renovables. Desde su puesta en marcha, en septiembre de 2011, esta Plataforma ha logrado ya la participación de más de 4.300 socios (crece ahora a un ritmo de más de 100 socios /semana), lo que le ha valido para trascender de su ámbito local originario a otras regiones de España.

Por último, Mercedes Pardo, como profesora de Sociología, apuntaba la importancia que sigue teniendo la energía en la configuración de nuestra sociedad, hasta el punto de que desde diferentes ámbitos se ha venido describiendo a aquella como la ‘Sociedad del Petróleo’. Según concluía Mercedes Pardo, en el cambio de modelo energético hacia el que nos dirigimos, no sólo se deben contemplar los derechos de las personas a elegir su fuente energética, sino también sus deberes como ciudadanos.