El alquiler del sanitario portátil fomenta la higiene, la ecología y la sostenibilidad

Históricamente, el principal campo de aplicación del sanitario portátil en España ha estado en la construcción, por lo que la drástica caída de la actividad sufrida por la edificación y la obra pública ha traído consigo una también notable disminución del alquiler de sanitarios portátiles. Según los datos que maneja la asociación Aespe, la crisis económica ha conllevado que de los 25.000 baños móviles que hay en la actualidad disponibles en nuestro país, apenas estén hoy alquilados alrededor de 10.000 unidades.

“Muchos sanitarios se encuentran hoy parados en los parques de alquiler, lo que está provocando una guerra de precios terrible entre los propios alquiladores, olvidando en muchos casos los costes que generan sus servicios o descuidando incluso la calidad de los mismos. Por tanto, desde la asociación animamos a todos los agentes implicados a tomar la senda de la rentabilidad, a volver a hacer los cálculos, porque está en juego la propia imagen del sanitario portátil y la calidad de nuestros servicios”, indica Sebastián Ortiz, gerente de Aespe.

Precisamente esta asociación nació en agosto de 2007 con el fin primordial de promocionar y defender los intereses de los asociados que la integran (mayoritariamente alquiladores de sanitarios portátiles), en el ámbito público, administrativo, comercial, laboral, social e informativo. En estos más de cuatro años de trabajo, muchas han sido las iniciativas que ha seguido esta asociación para fomentar el uso de estos sanitarios y romper las barreras y reticencias que pudieran frenar su evolución.

Entre sus últimos logros está la autorización que ha obtenido Aespe para organizar el primer curso formativo para operarios de limpieza de sanitarios portátiles, enfocado a mejorar la calidad en el servicio de estos profesionales encargados del transporte y limpieza de aguas fecales urbanas, lo que supone un sello de calidad para la labor realizada por estos alquiladores.

Uno de los grandes objetivos de Aespe consiste en concienciar a la sociedad de las ventajas que ofrece el empleo de los sanitarios portátiles: fácil instalación (sin necesidad de conectar a red), movilidad, adaptabilidad a cualquier entorno (ya sean obras, concentraciones públicas, parques, playas, fiestas particulares, emergencias, etc.), higiene y economía. También, por supuesto, ofrece beneficios en materia de sostenibilidad, ya que a diferencia de un WC convencional, que con una cisterna de 8 litros de capacidad, vierte 6.000 litros de agua por cada 750 usos; un WC portátil, esos 750 usos los cubre con una única cisterna de 20 litros, por lo que el ahorro de agua es realmente destacable.

Esta labor de promoción del ahorro es la que, entre otras cosas, le ha valido a Aespe, gracias a la intermediación de la asociación Ategrus, para ser nominada al premio de mejores prácticas “El agua, fuente de vida”, promovido por la ONU.

Otra de las grandes metas que se marca Aespe es la superación de ciertos prejuicios que evitan una mayor expansión y diversificación de los sanitarios portátiles. “Es un producto que cuenta con un potencial de crecimiento enorme pero que choca aún con una mentalidad poco abierta a iniciativas que puedan fomentar su uso. En otras partes del mundo no es así y puedo poner el ejemplo de un lugar emblemático como es la Plaza Roja de Moscú, donde ante la falta de dinero del ayuntamiento, se ha permitido a una empresa colocar allí sus sanitarios portátiles y sufragar los gastos de su limpieza con un mínimo precio que pagan los miles de turistas que visitan este lugar diariamente. Eso además de favorecer el confort de los turistas también supone generar empleo porque hay personas que se encargan del control y limpieza de estos sanitarios. En un país como España con cinco millones de desempleados, los ayuntamientos deberían plantearse este tipo de iniciativas para crear nuevos puestos de trabajo”, señala Sebastián Ortiz.

Lo que parece anacrónico para los tiempos que corren es que un viandante, que paga sus impuestos, ante la necesidad de cubrir una necesidad fisiológica, su único recurso sea entrar al aseo de un bar, de una cafetería o de un comercio. Con el consecuente y lógico enfado del propietario de ese local que no tiene por qué asumir el coste que esa persona genera al encender la luz de su baño, verter el agua de la cisterna y del lavabo, consumir papel higiénico y ensuciar el aseo, cuando es más que probable que ese hombre o mujer no consuma ni un café. Pero es que la alternativa pasa por correr el riesgo de sufrir una importante multa económica orinando o defecando en la calle, lo que además de ser antihigiénico supone un comportamiento nada cívico.

Para mejorar en éste y en otros muchos aspectos es necesario que se profundice en el marco normativo que regula el uso de los sanitarios portátiles, y en este sentido hay una buena noticia para el sector como es la reciente aprobación por parte de la mesa 134 de Aenor de la transposición a la legislación española de la directiva europea específica que ya está vigente en otros países y que ha tomado como modelo una norma DIN alemana.

Entre otros puntos, esta directiva europea obliga a la instalación de sanitarios portátiles en las construcciones en altura, de tal forma que tendrá que haber disponibles baños cada dos pisos mientras dure la obra. Con ello se quiere evitar el riesgo que corren los operarios cada vez que tienen que bajar a la superficie para hacer sus necesidades. Igualmente se hace mención a las obras lineales, por ejemplo a la construcción de autopistas, con la obligatoriedad de instalar un sanitario portátil cada 100 metros.

En España, ha existido durante años un notable vacío legislativo a la hora de regular el empleo de sanitarios portátiles. De hecho hay que remitirse a hace casi 30 años, a la Ley sobre Espectáculos Públicos, regulada por el RD 2816/1982, para encontrar algunas indicaciones sobre la materia. En ese texto se dice, por ejemplo, que “por cada 500 espectadores habrá cuatro inodoros, de los que la mitad estarán destinados a señoras, y por cada 125 espectadores, un urinario, debiendo estar todos los servicios provistos de lavamanos, cuyo número será igual a la mitad de la suma del de inodoros y el de urinarios”. Como se puede comprobar, en ningún momento se citan en este artículo del RD los inodoros o baños que habría que instalar para personas minusválidas, y éste es precisamente otro de los puntos en los que está trabajando actualmente Aespe.

“Es incomprensible que en la organización de grandes eventos o en manifestaciones que congregan a miles de personas en las vías públicas, desde las respectivas delegaciones de gobierno no se tenga en cuenta la necesidad de instalar sanitarios portátiles. Es evidente que todavía queda mucho por hacer en educación y concienciación”, manifiesta Sebastián Ortiz.

Pero como se señala desde Aespe, no basta con aspirar a las mejores normativas, sino que hay que ir un paso más allá, hay que velar por el cumplimiento de las mismas. En este sentido, en España, un país en el que la “pillería” ha estado tradicionalmente a la orden del día, no han sido pocas las obras que sólo han alquilado los sanitarios portátiles el día que sabían que iban a tener una inspección de trabajo. Tiene que haber un cambio de mentalidad, que el posible cliente no vea este producto como una obligación sino como una necesidad con importante ventajas para su actividad.

En Italia, por ejemplo, para asegurarse de que en las obras no faltan sanitarios portátiles, existe una entidad de control denominada Unidad Sanitaria Local que obliga a que estos baños estén contemplados en los informes de las constructoras si quieren recibir la licencia de obra.

Mejorando en aspectos como los mencionados hasta ahora, y en los que Aespe debe jugar un papel protagonista con su lema “¡Cuando quieras, donde quieras!”, el sector del sanitario portátil puede mirar al futuro con buenas perspectivas. “Considerando una media razonable de un sanitario portátil por cada 1.000 habitantes, creemos que el mercado español puede absorber en próximos años un parque cercano a las 47.000 unidades. Las posibilidades son enormes y desde aquí queremos animar a todos los agentes que conforman este sector a que no pierdan la fe. Tienen que recordar que después de la tormenta siempre llega la calma. Desde Aespe seguiremos trabajando por el bien de este mercado, siendo conscientes de que cuantas más fuerzas aunemos, más posibilidades tendremos de mover montañas”, concluye Sebastián Ortiz.