Entrevista a Joaquín Fernández, consejero delegado de Jofemesa
Jofemesa, uno de los grandes referentes nacionales en el alquiler de maquinaria de elevación y generalista, ha cumplido recientemente 35 años de vida. Aprovechamos este hito en la historia de la compañía para realizar una entrevista largamente deseada a su consejero delegado, Joaquín Fernández, quien respuesta a respuesta, y mostrando en muchas ocasiones su lado más emotivo, nos ofrece grandes pinceladas no solo de su visión de los negocios sino también de su filosofía de vida.
El pasado mes de marzo se cumplían 35 años de la fundación de Jofemesa, ¿qué queda de aquella empresa creada el 24 de marzo de 1987 por su padre, Joaquín Fernández Menéndez, cuyo nombre, por cierto, ha quedado para siempre marcado en el acrónimo de la compañía?
Han pasado los años pero la esencia de empresa familiar se mantiene intacta. Como bien señala, Jofemesa fue fundada por mi padre, el hombre más trabajador que he conocido nunca. En 1987 se separó de un socio con el que llevaba una empresa de explotación de minas a cielo abierto con maquinaria pesada y transporte con conductor y decidió continuar esta actividad por su cuenta con la ayuda de mi madre, por cierto una mujer absolutamente excepcional que le apoyó en todo y siempre le dejó trabajar.
Justo yo terminaba ese año los estudios, por lo que desde el mes de julio entré a trabajar en el taller de la compañía, ejerciendo labores de mantenimiento (engrasado, lavado, etc.), empezando así desde lo más abajo.
Desde pequeño yo había mamado la actividad de la maquinaria con conductor, me gustaba mucho, y de hecho recuerdo cómo iban los chóferes a comer a mi casa porque todos ellos eran prácticamente de la familia. Es más, aún tengo marcados en mi memoria recuerdos de infancia como cuando me dijeron que uno de nuestros conductores, Kike, con el que tantas veces subía a los dumpers de pequeño, había perdido un ojo. Me pasé toda la noche llorando. Ese trato tan cercano con los trabajadores, en el que tanto incidió mi padre, sigue siendo, sin duda, una seña de identidad de Jofemesa.
Jofemesa nace en Asturias pero pronto empiezan a tener una fuerte presencia en Valencia, ¿no es así?
Correcto. Antes de fundar Jofemesa, de 1976 a 1985, mi padre había trabajado con un importante cliente en Valencia. Y en 1989 decidió regresar allí para recuperarle. Mientras tanto yo llevaría la empresa en Asturias, con la idea de que en un futuro, si la cosa salía bien, yo también me fuera con él. Pero yo tenía otros planes, quería emprender otras aventuras, por lo que decidí dejar mi mono de trabajo como pinche de lavadero en el taller de Asturias para buscarme la vida con otras actividades. De esta forma, entre otros muchos trabajos, yo iniciaba la representación de las carretillas Yale en Galicia y Asturias. Fueron diez años en los que perdí dinero y en los que me engañaron todos, hasta un amigo del colegio. Pero también tengo que decir que fueron diez años en los que aprendí muchísimo. De hecho, seguramente el dinero que perdí es muy inferior a que lo que tendría que haber pagado por un Máster en EE UU para aprender todo lo que aprendí en ese tiempo y que tanto me ha servido después.
Eran tiempos en los que hacía de todo. Tenía que hacer encaje de bolillos para salir adelante y para conseguir que, por ejemplo, grandes multinacionales como Samsung me otorgaran la distribución de sus productos. Pero aprendí cosas de la vida que luego no se pueden olvidar. Los que hemos sido pobres hasta para pedir y lo hemos pasado tan mal, sabemos lo que cuesta conseguir las cosas. Yo he estado en la otra parte del negocio y tengo claro que nunca maltrataré a un proveedor, por mucha posición dominante que pueda llegar a tener.
¿Cuándo entran en el negocio de la plataforma aérea?
En 1999 empezamos a alquilar plataformas en Asturias. Como es propio de dos personas que éramos tan distintas, yo quería comprar diez y mi padre, una. Y al final comprábamos tres. Porque efectivamente, ya en aquella época mi padre se caracterizaba por ser conservador y prudente, mientras que yo era (y sigo siendo) muy echado para adelante, sin miedo al riesgo. Como dice un buen amigo mío, arriesgo hasta la vida. Si fuera un F1, pie abajo y a full. Lo que pasa es que antes, propio de la juventud, arriesgaba sin red y ahora lo hago con la experiencia que me otorgan los años que llevo en el negocio.
Está claro que en esos inicios hicieron prácticamente de todo…
Sí, pero siempre en el ámbito de la maquinaria y de los vehículos. Hemos trabajado con todo tipo de equipos con ruedas salvo con autobuses y grúas. Pero el gran cambio fue pasar de la actividad de la maquinaria con operador al alquiler sin operario.
En 35 años han tenido tiempo para disfrutar y sufrir de todo: boom de la construcción, crisis del 92 y del 2008, pandemia, guerras… Al margen de todo ello, ¿cómo describiría la evolución seguida en todo este tiempo por Jofemesa?
Teniendo en cuenta que en Jofemesa nos ha pasado de todo en estos 35 años, el que estemos hoy aquí es un milagro. De verdad, no exagero si digo que ha sido un calvario llegar hasta aquí. Lo hemos pasado muy mal, sobre todo mis padres y yo. Pero a pesar de todo ello, no le puedo poner ni un pero a la vida porque jamás soñé tener lo poco que hoy tenemos. Puedo decir bien alto que me sigo levantando cada mañana con la alegría y la felicidad de trabajar en lo que realmente me gusta.
Y en este punto quiero destacar una cosa: estamos ante la mejor generación de empresarios de la historia. ¿Por qué digo esto? Porque a nuestros padres, personas hechas a sí mismas, les dejaban trabajar. No había tantas restricciones laborales y sociales para ejercer su trabajo como hay ahora. Pero ahora esto no es así. Afortunadamente la sociedad ha evolucionado, se ha ganado en calidad de vida, pero también es cierto que desde algunos ámbitos se fomenta la cultura de no esforzarse, de no salir de la zona de confort (condicionada en muchas ocasiones desde fuera con comentarios del tipo “no cojas el teléfono si te llaman más tarde de las 7 o en fin de semana”…).
Y también nos enfrentamos a una competencia mucho mayor, con grandes multinacionales llegadas de todas partes del mundo que hacen que todo sea mucho más difícil. Mi padre, por ejemplo, nunca tuvo que competir con una empresa canadiense o de cualquier otro país para trabajar en las minas y ahora eso es lo más habitual.
Lo tenemos todo en contra. Por eso, ser empresario hoy en día es una gesta. Y tener una empresa viva después de 35 años, un milagro.
Pero a pesar de los pesares, Jofemesa sigue hoy bien presente en el mercado como uno de los referentes en el alquiler de maquinaria. Tan mal no lo habrán hecho…
Sí, y déjeme que le diga una cosa: Hemos tenido momentos muy complicados en la historia de la empresa pero le puedo asegurar que a pesar de todo ello nunca hemos dejado de pagar a un trabajador, ni siquiera hemos bajado un sueldo. Aquí, el que no vale se va a casa pero nunca le bajaré la nómina. No lo hemos hecho ni en la pandemia, cuando en otras empresas se ponía a muchos trabajadores en media jornada para reducir los costes. De hecho, en ese tiempo, del año 2020 al 2021 conseguimos aumentar un 50% nuestra facturación sin tocar la situación de los trabajadores. Algo de lo que seguro estaría orgulloso mi padre.
Hay un momento clave en el desarrollo de Jofemesa, en 2015, cuando cambian radicalmente de modelo de negocio. ¿Podría profundizar un poco en cómo se hizo?
Hasta ese momento teníamos una dependencia muy grande de un solo cliente que suponía el 80% de toda nuestra facturación. La relación con esa empresa era además muy compleja por los numerosos y exigentes compromisos que teníamos que asumir. Por ejemplo, según firmábamos nuevos contratos te imponían coger a determinados trabajadores. Como me gusta decir a mí, eran 180 empleados y doce delegados sindicales que no sentían los colores, a los que solo les importaba cobrar sus nóminas porque hoy trabajaban para Jofemesa pero quizás en tres años lo hacían para otra empresa. No tenían ningún apego.
Todo era un despropósito. De hecho también te ponían trabas para crecer en otros negocios que quisieras ejercer fuera de allí. Por tanto, había que tomar la 'Gran Decisión': dejar de trabajar para ese cliente y crecer por otro lado. Y fui yo quien tomó esa decisión sin decir nada a nadie, ni siquiera a mi padre. Fue una decisión arriesgada pero, con perspectiva, tengo que decir que afortunadamente salió bien. En un proceso lento de tres años, como el Brexit, ese cliente se fue quedando con los trabajadores que hasta entonces teníamos en Jofemesa y fuimos equilibrando lo que perdíamos de ingresos con esta actividad con el crecimiento que íbamos obteniendo en el alquiler de maquinaria sin operario para otros clientes. No exagero al decir que fue una obra maestra. A pesar del gran cambio de modelo de negocio que suponía, se hizo la transición tan suavemente que nuestro asesor fiscal y los bancos ni se percataron de que habíamos dejado de trabajar con ese cliente hasta varios años después de que ocurriera.
Ud. quizás no lo querrá reconocer, por modestia… pero es evidente que su entrada en la Dirección de la compañía supuso un punto de inflexión…
Quien me conoce sabe que no me gusta la palabra 'yo'. Prefiero usar 'nosotros'. Es evidente que mi carácter y mi forma de ser no deja indiferente a nadie. Mis amigos me adoran profundamente pero también es cierto que a quien no le gusto, no le gusto nada. Por fortuna, creo que tengo más amigos que detractores pero a mi edad, ya no me van a cambiar. Seguiré siendo inconformista y huiré de cualquier zona de confort.
Mi padre siempre me decía que tenía que dejar algo para los demás pero eso no va con mi forma de ver la vida, siempre quiero más. Tengo 53 años y lo que quiera conseguir lo tengo que hacer aquí y ahora. Solo tenemos una vida. Recuerde que yo soy asturiano y cuando me levanto por la mañana y abro la ventana, veo una montaña. Y después otra montaña. Y después otra montaña… Eso crea carácter. Otros abren la ventana y lo ven todo llano.
¿Cuáles destacaría como los valores en los que han buscado históricamente sustentar el crecimiento de Jofemesa? Hay lemas que ya dicen mucho… 'El servicio en nuestro ADN', por ejemplo.
Los valores constituyen la parte más importante de la empresa y dentro de estos, el más destacado, sin duda, reside en las personas. Todo pasa por tratar a las personas como te gustaría que te trataran a ti. Cuando uno de los trabajadores de Jofemesa tiene un problema, este problema es de todos.
Como otro gran valor siempre me gusta destacar que, para mí, la palabra dada siempre es una firma de notaría. Hay que cumplir lo que se promete. Y de hecho, yo nunca me he vuelto atrás en una decisión, jamás. Y si mis trabajadores se comprometen a algo con un cliente, lo mismo, respetaré lo que hayan acordado, me guste más o me guste menos.
¿Y por qué tenemos el lema de ‘El servicio en nuestro ADN’? Porque forma parte de nuestro estilo de vida. Siempre hemos estado pendientes de las necesidades de nuestros clientes y por ello nos valoran y nosotros les valoramos a ellos. En mi casa el teléfono ha sonado siempre en cualquier momento de las 24 horas del día. Y como anécdota puedo decir que cuando trabajábamos con maquinaria con operador en puertos era habitual recibir llamadas a cualquier hora del día y de la noche. Me resultaba hasta difícil dormir. Y mi mujer me preguntaba: “¿Esto va a ser así mucho tiempo?”. Mi respuesta, “mucho no. Todo el tiempo”. Con esto quiero destacar que para Jofemesa el servicio lo es todo, es lo que nos ha hecho llegar hasta aquí. En estos 35 años, como muchos saben, nos hemos caracterizado por ser eficaces en la respuesta en servicios e imprevistos y seguiremos en la misma línea para mantenernos como el número 1 del sector en servicio.
También tienen otro lema que dice 'Invencibles'…
Sí, 'invencibles' porque tenemos en Jofemesa una plantilla conformada por buenos profesionales pero, sobre todo, por buenas personas. Todos ellos tienen un gran sentido de pertenencia a la empresa. Están orgullosos de jugar aquí. Somos como el Real Madrid, aquí solo juegan los que quieren realmente estar en este equipo. Tenemos claro que quien por dinero viene por dinero se va, tiene que haber algo más. Con esa filosofía organizamos el 'team building' de este año y creo que fue todo un éxito. Nos gusta saber que nuestra gente, cuando va por la calle y ve una máquina Jofemesa, siente orgullo de pertenecer a esta empresa. Porque al final, si el trabajador se siente motivado, seguro que va a rendir mucho más.
Tenemos claro cuál es nuestra posición en el sector: somos la mayor empresa de alquiler de los pequeños y la más pequeña de los grandes. Y con ese posicionamiento el organigrama de la compañía está pensado para hacer aflorar el talento de cada uno de nuestros trabajadores. No hay puestos intermedios sin sentido. Alquilamos máquinas pero sin las personas no hacemos nada. Y he hablado mucho hasta ahora de empleados cuando realmente lo que me gusta es calificarlos más de 'compañeros'. De hecho, la famosa frase “Cuida de tus trabajadores para que cuiden de tus clientes“a mí me gusta más en la versión”Cuida de los COMPAÑEROS para que cuiden de NUESTROS clientes”. Porque los clientes no son de Joaquín Fernández, sino de todos los que formamos Jofemesa.
¿Qué podría decirnos, para el caso de Jofemesa, de los otros dos pilares básicos para cualquier compañía: clientes y proveedores/partners?
Para mí, ambos están al mismo nivel. Si tú tienes buenos trabajadores, buenas máquinas y un buen servicio, los clientes van a venir, sí o sí. Pero también es clave trabajar con los mejores partners que te permitan ofrecer los mejores equipos y en condiciones ventajosas. Yo, más que proveedores, les considero amigos que nos ayudan a aportar más valor a nuestro negocio y que siempre están ahí ante cualquier problema que pueda surgir. Creo sinceramente que todos los asociados de Anapat estamos en la misma línea con los partners.
Es evidente que a los proveedores hay que pedirles buenas condiciones económicas y óptimos plazos de entrega pero también soy de la idea de que el último euro lo tienen que ganar ellos. Hay colegas de profesión que disfrutan apretándoles… pero qué más da si la máquina la amortizas en 47 meses en lugar de en 45. Los proveedores también tienen que salir ganando.
Este es un negocio de largo recorrido. Esto no es cuestión de pegar un pelotazo, como si fuera una operación urbanística. Tienes que generar ingresos cada día, es un negocio de fondo, de meses, de años, de toda la vida. No hay que apretar tanto al proveedor.
Dicen que soy bastante generoso con los partners y tengo que decir que hasta ahora me ha ido bien así. Y es algo que también he querido inculcar a mis hijos. No hay día que no dejen propina allá donde vayan.
¿Podría hacernos una breve radiografía de la situación actual de Jofemesa: facturación, número de empleados, delegaciones, flota de maquinaria, etc.?
En 2021 facturamos 30 millones de euros (70% Elevación - 30% Maquinaria) y para este año llegaremos a los 37-38 millones, un aumento del 20%. Somos 174 personas en plantilla, tenemos una flota de 4.000 máquinas y ya contamos con nueve delegaciones. Las últimas en abrir han sido las de Valladolid y Málaga. Para este año no está prevista ninguna apertura pero sí haremos dos más en los dos próximos años, la primera en el primer trimestre de 2023 en un sitio que ya tenemos decidido pero que no puedo adelantar, y la segunda un año después. A continuación, el objetivo ya no será entrar en nuevas provincias sino expandirnos aún más en las que ya tenemos presencia.
¿Qué le gustaría destacar de la flota de maquinaria de Jofemesa? ¿Cuáles son sus principales valores diferenciales: edad de los equipos, estado de mantenimiento, marcas de primer nivel, etc.?
La media de edad de nuestra flota está entre los 3 y los 4 años. Es uno de los parques más jóvenes y mejor mantenidos de España. Trabajamos solo con primeras marcas contrastadas a nivel mundial, sobre todo por el alto valor residual que nos garantizan y por la propia calidad de estos equipos. En plataformas, nuestros principales proveedores son Genie, JLG, Haulotte, Snorkel y Socage. En manipuladores telescópicos, Manitou. En rodillos, Bomag y Hamm. En dumpers, Ausa. Las excavadoras son Takeuchi y los grupos electrógenos Himoinsa y Pramac, entre otras marcas.
A nivel general, ¿cómo definiría la situación que atraviesa el alquiler de maquinaria en España? ¿Cuáles considera que son los problemas que más urge solventar?
Yo destacaría tres: los malos usos que se hacen de las máquinas, los robos (sobre todo en Madrid) y los cobros. En cuanto al maltrato que se hace de los equipos, intentamos repercutirlos en los precios de los alquileres pero ahora tenemos un problema añadido. Al no haber repuestos en el mercado, por los problemas en el suministro de componentes, estas reparaciones resultan más costosas y conllevan más tiempo. Y en cuanto a los cobros, trabajamos con aseguradoras pero nos estamos encontrando el problema que cada vez hay más clientes a los que no se les da crédito. Estamos detectando que la morosidad está creciendo y creemos que después del verano esto irá a más. Hay empresas, incluso, a las que les está costando devolver los créditos ICO.
¿Qué papel deben ejercer en la buena marcha de esta actividad asociaciones como Anapat, de la que Ud. es vocal desde hace años?
Un papel fundamental. Tenga en cuenta que es una asociación nacional con una altísima representatividad de nuestro sector y con 28 años de historia. Gracias a su labor se han conseguido grandes avances en el sector de la plataforma aérea y durante la pandemia se ha vuelto a poner de manifiesto su importancia. Ahora, desde Anapat, conjuntamente con el resto de asociaciones que conforman la Alianza Eleva, estamos trabajando intensamente para paliar uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos: la falta de mano de obra cualificada.
En esta línea de trabajo, por ejemplo, se invitó a la Convención de Anapat en Toledo a los estudiantes del Grado de FP de Electromecánica de Maquinaria del Instituto de Enseñanza Secundaria Humanejos de Parla (Madrid), para que tuvieran la oportunidad de visitar la zona de exposición de máquinas y conocer de mano de los fabricantes las características y funcionamiento de las PEMP expuestas, con el objetivo de mostrarles el sector como una salida profesional atractiva e interesante.
Recientemente, añadían a su completo catálogo de servicios la distribución de Takeuchi en la Comunidad de Madrid. ¿Qué balance hacen de estos meses de trabajo con Huppenkothen? ¿Tienen previsto expandir esta línea de negocio con nuevas representadas?
El balance no puede ser otro que muy positivo. Takeuchi es una marca líder en el sector de las excavadoras compactas de hasta 15 toneladas, que además en España está respaldada por la calidad en el servicio que ofrece Huppenkothen. Nos ha venido muy bien asumir la representación en Madrid de esta gran marca para seguir desarrollándonos en servicios complementarios al propio del alquiler.
Respecto a su segunda pregunta sobre si vamos a asumir más distribuciones, sí es posible que incorporemos próximamente otra marca que se complementaría muy bien con las miniexcavadoras.
¿Considera que obtendrán más crecimiento en Construcción, en Industria o en otras actividades (jardinería, urbanismo, eventos, etc.)?
Principalmente, en Industria y en Eventos. Y hasta ahí puedo leer…
¿Cómo se imagina a Jofemesa en el año 2030? O, al menos, ¿cómo le gustaría que fuera la empresa para ese año?
Me voy a mojar y espero que en 2030 me puedas mostrar esta entrevista para ver si se han cumplido mis deseos. Me imagino una empresa con no más de 12 delegaciones, en torno a los 250 trabajadores, que facture entre 55 y 60 millones de euros y en la que la gente, incluidos hijos de nuestros actuales empleados, se sienta orgullosa de trabajar en Jofemesa. Una empresa que siga siendo familiar, madrileña y española. Una empresa de la que mi madre, que espero que siga con nosotros, y mi padre, desde ahí arriba, se sientan orgullosos. En definitiva, una empresa que siga siendo diferente, pase lo que pase y digan lo que digan.
¿Ves a tus hijos, la tercera generación, trabajando en ella?
Difícil respuesta porque hay muchos condicionantes. Además, yo me considero una persona joven y para 2030-2035, si la salud me respeta, aún me veo trabajando en la dirección de la compañía. Soy 100% Jofemesa, vivo mi trabajo con pasión y se me hace difícil verme ahora alejado de la empresa.
Siendo como soy un enamorado de Asturias, no me puedo resistir a terminar esta entrevista sin esta pregunta a un asturiano de pro como Ud. Un lugar, una comida y una bebida que recomendaría a todos los que visiten su tierra, por favor…
Voy a ser políticamente correcto. En invierno, Oviedo. En verano, Gijón, Llanes y Luanco. Para comer, siempre de primero el pote asturiano y de segundo, virrey al horno. Y todo regado con una buena sidra, en mi caso más fresca de lo habitual.
Jofemesa, comprometida con la Gestión Integral de la Calidad y con la Formación a Clientes
Un año más, Jofemesa renueva su Sistema de Gestión Integral de Calidad con 3 normas ISO, 9001, 14001 y 45001, y ha iniciado el proceso para medir la huella de carbono. La compañía demuestra así su compromiso con la calidad, no sólo por los sistemas implantados y renovados, sino por su trayectoria.
Además, Jofemesa apuesta fuerte por la formación. Hace dos años implementó el Departamento de Formación a Clientes que está dando unos resultados increíbles. Está certificada por AENOR a través de las Normas UNE 58923:2020 y UNE 58451:2016 de Capacitación de Operadores de PEMP y Carretillas Elevadoras Autopropulsadas hasta 10.000 kg respectivamente. Aparte de ser afiliados a IPAF (International Powered Access Federation), Jofemesa se convirtió en Centro de Formación Homologado de IPAF para impartir cursos según Norma UNE 58923:2020 e ISO 18878, que permite con la certificación usar plataformas elevadoras a nivel mundial. En resumidas cuentas, “nos preocupamos por dar un servicio integral a los clientes”, señalan en la compañía.