Sarens: El sector de la construcción como dinamizador de la economía (otra vez)
La crisis del coronavirus ha supuesto un reto para la mayoría de las empresas de Europa y el mundo. En España, según un estudio del Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid, el 90% de las empresas verá afectada su actividad por la situación. Sin embargo, Sarens, referente mundial en servicios de alquiler de grúas, elevación pesada e ingeniería de transporte, ha conseguido adaptarse a la situación y continuar con la mayor parte de su actividad sin poner en riesgo ni a los trabajadores, ni a los proyectos en los que está involucrado. De hecho, en más de un 75% de los países en los que tiene presencia nunca paró su actividad, e incluso en estos momentos ha recuperado la actividad en casi todas las obras en las que participa.
Sarens completó recientemente el izaje de 18 aerogeneradores GE de 2.5 MW en el parque eólico Kovacica en Serbia. El parque eólico de 104,5 MW es uno de los más grandes del país y está valorado en 189 millones de euros, lo que ha supuesto un gran avance para el sector de energía renovable de Serbia.
Pero el coronavirus no desaparecerá a corto plazo, y su mera existencia amenaza el normal desarrollo de cualquier industria, y el sector de la construcción no es una excepción. De hecho, según la revista Science, el surgimiento de nuevos brotes podría extenderse hasta 2024. En este contexto, la aplicación de protocolos de seguridad, limpieza y desinfección han sido, son y serán claves para que las empresas puedan seguir operando. Seguir las recomendaciones de la OMS, (utilización de mascarillas, geles desinfectantes o productos de limpieza específicos), además de los requerimientos de las instituciones sanitarias de los países en los que opera, ha sido lo que ha permitido a Sarens mantener sus obras en funcionamiento durante la crisis, evitando así un impacto económico negativo.
Especial mención merecen las denominadas infraestructuras críticas, aquellas tan importantes que no pueden permitirse parar bajo ningún concepto. Este tipo de infraestructuras requieren de protocolos aún más exhaustivos, e incluso la puesta en marcha de comités de crisis COVID-19 que implementen un plan de acción tanto estratégico como a nivel SHEQ (Safety, Health, Environment, Quality, por sus siglas en inglés). Este fue el procedimiento utilizado por Sarens en Hinkley Point C, la primera central nuclear construida en Reino Unido en treinta años, donde opera la grúa más grande del mundo, la SGC-250, propiedad de Sarens. El mismo protocolo se activó en otras infraestructuras críticas en las que trabaja la compañía, como el proyecto para TengizChevronoil en Kazajistán, donde se encuentra la segunda grúa más grande de su flota, la SGC-140; o el proyecto Smulders, de energía eólica, también en Reino Unido, donde opera la tercera grúa más grande de Sarens, la SGC-120. En estos lugares, como en el resto de obras en los que Sarens tiene presencia, los trabajadores están ya formados en los protocolos de seguridad que exige la nueva normalidad.
La capacidad de adaptación al nuevo escenario mundial ha sido lo que ha permitido a Sarens, no solo amortiguar el golpe de la crisis, sino poder mantener su ritmo de actividad en los diferentes países en los que opera, y en algunos casos incluso mejorar su rendimiento respecto al año anterior. En lugares como México, abril ha sido, sorprendentemente, el mejor mes en el país en términos de rendimiento, y mayo está dejando un escenario de recuperación de la intensidad de las actividades en casi todos los países donde Sarens tiene presencia, con casi el 100% de las obras completamente reactivadas. Esto no hubiese sido posible sin la aplicación de rigurosos planes de protección de su plantilla y material por parte de la compañía, que seguirá con dichos planes activos por tiempo indefinido.