La Dieta Mediterránea se reivindica como la opción más saludable y sostenible

El Congreso Internacional Dieta Mediterránea, celebrado los días 6 y 7 de abril en el marco del salón profesional Alimentaria 2022, expuso sus principales valores, así como la necesidad cada día más acuciante de apostar por ella no solo por temas alimentarios sino, también, por cuestiones de sostenibilidad medioambiental. Y es que la Dieta Mediterránea se reafirmó como uno de los estilos de vida más saludables y sostenibles para los consumidores y para el planeta.

Expertos en los ámbitos de la salud, de la sostenibilidad y de la cultura pusieron sobre la mesa cómo el estilo de vida que promueve y defiende la Dieta Mediterránea es de los más saludables y de los más sostenibles. Así lo expuso Francesco Branca, director del departamento de Salud y Nutrición para la Salud y Desarrollo del World Health Organization (OMS) durante su intervención, señalando que la Dieta Mediterránea es la que emite menos gases con efecto invernadero, por lo que sería la más sostenible, incluso más que la dieta vegetariana. En este sentido, defendió la Dieta Mediterránea como la mejor alternativa sostenible al sistema alimentario característico de los países ricos en la actualidad, que no es viable a largo plazo. Para Branca, es vital apostar por alimentos de proximidad, de temporada, así como una gastronomía basada en recetas y métodos culinarios inspirados en la cultura y la biodiversidad de cada lugar.

El representante de la OMS, además, hizo especial hincapié en cómo la malnutrición o la dieta poco saludable son factores de riesgo para muchas de las enfermedades actuales, e insistió en el impacto de la agricultura en el medio ambiente —consumo de recursos hídricos, emisión de gases de efecto invernadero…—. Branca también resumió las principales conclusiones del informe Lancet, que repasa el diferencial entre la dieta de referencia y la realidad tanto a nivel mundial como en países concretos como los EE UU. Del informe se desprende el exceso de consumo de carne roja o de vegetales con fécula, y, por el contrario, la poca presencia de vegetales, fruta, legumbres o frutos secos. En opinión de Branca, los gobiernos deben impulsar planes de apoyo para incrementar el consumo de estos alimentos poco presentes que, por regla general, son los que suponen un mayor coste en la cesta de la compra. “Somos conscientes que los cambios son complejos y deben ir acompañados de políticas enfocadas a potenciarlo, ya sea mediante un incremento de tasas a los alimentos menos saludables como a líneas de subvención para potenciar el consumo de los más saludables”, afirmó. Añadiendo que “la dieta occidental no es viable para el futuro del planeta” y que “todo ello debe ir acompañado de una mayor inversión en asistencia médica y servicios sanitarios, decisiones totalmente políticas, como restringir determinadas publicidades de productos no saludables que potencian el consumo de alimentos altamente calóricos entre los jóvenes y adolescentes, por ejemplo”.

Precisamente la sostenibilidad fue tema de debate en el segundo día de Congreso, con la participación de Sergio Gil, Valentina Konstantinidou y Jesús Contreras, moderados por Margalida Mulet. El primero, trató sobre economía y sostenibilidad en la restauración, en una clara alusión para que dejen de ser “una fuente de residuos” y haciendo un llamamiento al consumo de proximidad y ayudas que permitan reducir el consumo energético.

Por su parte, la doctora Konstantinidou, fundadora de la start-up DNANutricoach, fue un paso más allá y afirmó que “la sostenibilidad es vital tanto para la dieta como para la supervivencia del planeta”, apuntando una serie de factores sobre los cuales se debe incidir, “comenzando por el origen de la materia prima hasta el consumidor final, pasando por toda la cadena alimentaria”. Konstantinidou también puso el foco en los altos índices de obesidad, “gran parte de la cual proviene de la edad infantil, pero en la que también interviene el sedentarismo y el desconocimiento por parte de la población de qué es realmente una dieta saludable”. En este sentido, denunció con qué facilidad los ciudadanos siguen consejos de “influencers y otros famosos en lugar de atender más a las recomendaciones médicas”.

Jesús Contreras aprovechó su intervención para “poner un poco sentido común” a muchas de las recomendaciones surgidas. “No se puede comer un 13% de huevo al día… hay que dar cifras que las personas puedan entender y cumplir. Un huevo y medio a la semana, tiene más sentido”, fue uno de los ejemplos. En cualquier caso, Contreras también puso de manifiesto la necesidad de apostar por las tecnologías como factor de mejora de la producción de alimentos y “ser realista con lo que supone, para una familia, el porcentaje de su presupuesto mensual que pueden dedicar a la alimentación”, sin olvidar que el vaciado de muchas zonas rurales, y por consiguiente el abandono de muchos cultivos, dificulta mucho la apuesta por el llamado “consumo de proximidad”.

El Congreso no podía ignorar una de las principales tendencias actuales como es el auge de los alimentos ultraprocesados y algunas dietas de moda, de la mano de Miguel Ángel Martínez-González, catedrático director del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra y en el departamento de Nutrición de Harvard TH Chan School of Public Health. Experto en Dieta Mediterránea, repasó algunas dietas que se han puesto de moda en algún momento, centrándose en la dieta DASH (siglas en inglés de Aproximaciones Dietéticas para Detener la Hipertensión) que, tras la Dieta Mediterránea, es la mejor valorada científicamente. Más que dieta, DASH es un estilo de alimentación, o patrón alimentario completo, bien evaluado y científicamente validado.

Por su parte, Francisco José Sánchez-Muñiz, profesor emérito del Departamento de Nutrición y Ciencias de los Alimentos de la Universidad Complutense de Madrid, expuso la necesidad de más estudios acerca de las problemáticas —en alusión a las alertas de posibles factores cancerígenos— de este tipo de alimentos y tener claras las diversidades que existen en el mercado y definiendo claramente qué es una carne procesada convencional… y qué no: “En España somos famosos por los embutidos” exclamó, “y el procesado de la carne puede ser por métodos naturales que buscan su conservación o para potenciar su sabor, a saber, salazón, curado, fermentación, ahumado u otros”. Y pese a todo, Sánchez-Muñiz expuso que el consumo de carne se mantiene estable e incluso aumentó durante la pandemia, y aunque admitió estar un poco por encima de las recomendaciones, “el principal problema es que al mismo tiempo se ha reducido el consumo de pescado, frutas y verduras”. Asimismo, se mostró muy crítico con los estudios generalizadores —“no se puede comparar la distribución de los alimentos en España que en los EE UU” — y consideró también el peso del modo de cocinar los alimentos —“con salsas, estofado, al horno, con acompañamiento, etc.”.

Elisa Plumed, presidenta de la Asociación de Periodistas Agroalimentarios de España, moderó una de las mesas redondas.

María Dolores Mesa, del dpto. de Bioquímica y Biología molecular de la Facultad de Farmacia, Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos ‘José Mataix’, de la Universidad de Granada, expuso los hallazgos más recientes de su estudio sobre ‘El aceite de oliva como fuente única de ingredientes bioactivos’. “El aceite de oliva es una fuente de ingredientes bioactivos con el ácido oleico como principal ingrediente, que varía según la temperatura, el agua, el tipo de aceituna, la altitud de los cultivos, el momento de la recolecta del fruto…”, y conocer bien su composición y la distribución de los más de 200 componentes permite determina sus propiedades. Mesa repasó además las principales ventajas del consumo de este alimento, desde mantener las concentraciones de LDL-Colesterol en sangre, a reducir la grasa abdominal y la obesidad central o disminuir el riesgo de mortalidad por cualquier causa, entre otros, y presentó el Proyecto Nutraoleum, un estudio cruzado realizado con aceite para cocinar. En conclusión, la ingesta de aceite de oliva está asociada a un menor riesgo de padecer enfermedades crónicas de base oxidativa e inflamatoria, como las enfermedades cardiovasculares, gracias a la presencia de ácido oleico, polifenoles (hidroxitirosol, oleuropeina y oleocantal) y ácidos triterpénicos (maslínico y oleanólico). Mesa sin embargo apuntó, para finalizar, que “es necesario realizar más estudios clínicos controlados, aleatorizados, de mayor duración en personas con distintas afectaciones que utilicen metodologías ómicas para identificar con más precisión los efectos del aceite de oliva virgen y sus componentes bioactivos y los mecanismos de acción.

También el pescado fue tema de debate en el congreso a partir de un estudio realizado con las especies más pescadas en la Costa Brava y que pretende valorizar peces poco apreciados pero que son fuente de Omega 3. Y es que como expuso Stefania Minuto, bióloga marina especialista en sostenibilidad en el grupo de investigación en ecosistemas Marino y Salud Humana de la Universitat de Girona, “la sobreexplotación está agotando el agotamiento de los stocks naturales marinos de Omega 3 de km 0”, usados para realizar harinas y complementos alimenticios, y expuso el estudio Galp Omega-3 realizado en la costa catalana que pretende reintroducir algunos productos en la dieta por sus propiedades. Así, valorizar los pescados locales permitiría reducir la presión pesquera sobre las especies más apreciadas por los consumidores, y que actualmente están sobreexplotadas, contribuiría a mejorar la competitividad del propio sector pesquero, a mejorar el aprovechamiento del descarte, evitaría desperdicio alimentario y aseguraría el aprovisionamiento de Omega-3 a futuras generaciones.

Cerró la segunda sesión de la segunda jornada Fumiaki Imamura, Senior Investigator Scientist at MRC Epidemiology Unit, University of Cambridge School of Clinical Medicine (UK), quien expuso las conclusiones de un estudio realizado sobre la relación entre el consumo de lácteos —que forma parte de la dieta mediterránea— y la diabetes tipo 2. Basándose en algunos estudios epidemiológicos que consideraban desfavorable o poco saludable el consumo de lácteos como uno de los indicadores de adherencia a la dieta mediterránea, Imamura expuso que los estudios observacionales sobre el consumo de lácteos y los riesgos de enfermedades no han respaldado los roles dañinos del consumo de lácteos. “Por el contrario, estudios recientes sobre el consumo de lácteos y biomarcadores de grasa láctea han sugerido el beneficio potencial de consumir grasa láctea para la prevención primaria de enfermedades cardiometabólicas, en particular la diabetes tipo 2”. En resumen, la evidencia disponible sugiere que no hay daños perceptibles por el consumo de lácteos y, en cambio, sí beneficios para la prevención primaria de las principales enfermedades no transmisibles.

El presidente del Congreso Internacional Dieta Mediterránea, Ramón Estruch, durante las conclusiones del Congreso, afirmó que “es necesario aunar esfuerzos para preservar la dieta mediterránea tradicional que es realmente, tal y como se ha demostrado científicamente, protectora de la salud, especialmente de la enfermedad cardiovascular, el cáncer, las enfermedades neurodegenerativas y la diabetes. Por lo que es necesario salvaguardar esta herencia que es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad”.

Otra de las conclusiones de este fórum internacional fue la constatación de que los alimentos incluidos en la Dieta Mediterránea son saludables y deben consumirse en las raciones y frecuencias adecuadas, según se detalla en la pirámide de la Dieta Mediterránea, y que una forma de fomentar el consumo de alimentos saludables en su justa medida sería promocionar un etiquetado frontal de los alimentos que ayudara al consumidor en la elección de los productos y les acercara a un patrón saludable como la Dieta Mediterránea.

La responsbale de Embutidos España jutno al consejero de Agricultura de Castilla-La Mancha, Francisco Martínez Arroyo, José Luis Bonet, presidente del Comité Organizador de Alimentaria, y Valentí Roqueta, presidente de la Asociación Vinícola Catalana.

Tras dos días de jornadas y diferentes sesiones, todos los ponentes estaban de acuerdo en que la Dieta Mediterránea es un modelo de alimentación a preservar e internacionalizar, caracterizada por el consumo de frutas, verduras, aceite de oliva virgen extra, legumbres, frutos secos y cereales integrales, por lo que debe considerar como una dieta pro-vegetariana, basada en plantas e incluso “flexiteriana”.

Este estilo de vida se está globalizando gracias a sus propiedades saludables y sostenibles, pero también a su reconocimiento por numerosas organizaciones como la Unesco, la FAO y la OMS por lo que es muy importante salvaguardar la Dieta Mediterránea y transmitirla de generación en generación. El director general de la Industria Alimentaria del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), José Miguel Herrero explicó durante la inauguración del Congreso que “hay que preservar el concepto y los valores de la Dieta Mediterránea pero también hay que ir renovándose en función de los nuevos desarrollos científicos y tecnológicos que está haciendo el sector agroalimentario”.