Entrevista al presidente de AGA-AEAS, Jesús Maza

“AGA-AEAS es una asociación que, a pesar de haber estado durante un periodo de tiempo sin un rumbo fijo —debido a las diferencias existentes entre las dos asociaciones, lo que provocó diferencias de criterio y cierta falta de un liderazgo— pero internamente ambas han seguido funcionando de una forma extraordinaria”, explica Maza, quien con un tono vehemente defiende la necesidad que explicar a los ciudadanos la relevancia del sector del agua en el bienestar actual y futuro de la sociedad.

La necesidad de actualizar las tasas que se abonan para asegurar el ciclo integral del agua, la continua necesidad del correcto mantenimiento de las redes de abastecimiento y distribución, principalmente las destinadas a la población, o la oportunidad que ofrecen las fuentes alternativas son algunos de los asuntos abordados por Maza, quien defiende con firmeza la necesidad de mantener y acentuar el modelo de colaboración público-privada, un modelo que ha propiciado que en España contemos “con empresas punteras a nivel mundial en la gestión (...) del agua”.

Pues el principal objetivo que tenemos en esta nueva etapa de la asociación, fundamentalmente, es recuperar la posición que el sector del ciclo integral del agua —las empresas que gestionan el ciclo integral del agua— recupere el terreno que debería tener o que debe tener en el contexto nacional.

Creo que las empresas de agua son entidades que tienen una presencia y una notoriedad importante en la sociedad, pero, sin embargo, quizás en los últimos años han perdido un poco el tono, el pulso, en cuanto a su representatividad y lo que queremos es recuperarla. ¿Recuperarla frente a quién? Pues fundamentalmente frente a tres pilares. Primero, ante la Administración Pública. Tenemos que intentar conseguir que el agua pase de ser un arma arrojadiza política a estar en la agenda política como un elemento fundamental. Es decir, quitemos al agua del debate político e incorporémosla en la agenda política. Por otro lado, frente a los propios miembros de la asociación. Debemos tener también como principal objetivo al asociado, para que las empresas y entidades asociadas a la nueva entidad sientan que la nuestra es una asociación que les representa y que les sirve para sus fines. Y, en tercer lugar, frente al ciudadano. Yo creo que el ciudadano es el gran olvidado de nuestra gestión y tenemos que conseguir que el ciudadano entienda bien en qué consiste el ciclo del agua urbana y su valor para que así lo tenga presente.

Pues el proceso de fusión ha sido un proceso intenso. Hemos estado todo el año 2024 madurando un proceso que ha sido largo, porque años atrás se produjo una ruptura dentro de AEAS —que era de las dos asociaciones un poco las que tenían el peso técnico más importante— y durante el año pasado intentamos acercar posturas. Finalmente, creo que se ha conseguido un equilibrio importante entre lo que pretende la asociación desde el punto de vista técnico y lo que pretende desde el punto de vista político.

La razón principal que ha llevado a tomar esta decisión, sobre todo, es la necesidad de unificar esfuerzos. Es decir, no tenía sentido que hubiera una asociación como AEAS de carácter eminentemente técnico —con un gran predicamento entre los técnicos de las empresas asociadas— y que después hubiera otra asociación como AGA que ostentaba la representatividad empresarial frente a los agentes sociales. Al final se ha llegado a la conclusión de que era mucho más necesario y mucho más útil estar en una misma asociación donde todos estuviéramos juntos, unidos y fuéramos en la misma dirección, que en el fondo es el objetivo que nos mueve: defender, reivindicar y proteger el ciclo integral del agua como un modelo de explotación que en España es un modelo de éxito, donde coexisten muchas fórmulas de gestión del agua. Con esta unión de fuerzas, con esta suma de fuerzas, lo que se persigue es precisamente eso: que el ciudadano conozca bien qué es el ciclo integral del agua, cómo se sirve y cómo funciona.

A día de hoy, el número de asociados es de 298, que se dividen en miembros colectivos; colaboradores; protectores; individuales, y miembros de honor. En cuanto a su tipología, el porcentaje de entidades mercantiles es del 83% del total de asociados, mientras que como centros de investigación contemplamos un 1% de asociados. Respecto a la representatividad del sector, tenemos una equidad del conjunto de empresas: públicas, mixtas y privadas.

Los retos del sector del agua urbana en España son varios y diversos, y cada uno tiene una estrategia diferente. En primer lugar, como he dicho, el primer reto es recuperar la posición de conocimiento, de influencia y de representatividad que debe tener un sector tan importante como el agua urbana en la vida de la sociedad. Pero, además de eso, hay cuestiones que tenemos que abordar indudablemente, como es —por ejemplo— el consabido tema de las tarifas del agua y la diferente regulación que tiene el agua según el territorio en el que nos encontremos, lo que propicia una cierta inequidad entre los ciudadanos del territorio español porque, en función de donde te encuentres, la gestión del agua es de una u otra manera.

El reto es, por tanto, intentar buscar una homologación o una regulación general del agua en todo el territorio, que sería interesante porque evitaría muchos problemas y, como decía al principio, sacaría en gran medida al agua del debate político, la metería en la agenda política, y nos permitiría actuar con muchísima mayor equidad. Hay otras cuestiones de carácter técnico que siguen ahí. Es decir, el mundo del agua —sí o sí— tiene que estar permanentemente pendiente de la renovación de las infraestructuras y de su adaptación a las exigencias europeas.

En los próximos años nos van a llegar de Europa un sinfín de regulaciones cada vez más exigentes en todo lo que tenga que ver con el medioambiente, y el agua es un elemento clave en esta regulación. Tenemos que afrontar estos retos de forma decidida y para ello necesitamos, en primer lugar, que exista una financiación adecuada que permita afrontar las inversiones necesarias para acometer estos retos. En segundo lugar, debe haber una claridad y una transparencia en la transposición de estas normativas europeas a nuestra regulación nacional. Y tercero, es necesario que tengamos el tiempo suficiente para poder adaptarnos. Existe alguna normativa recientemente aprobada a nivel europeo cuya transposición a nuestro ordenamiento jurídico, y cuyo cumplimiento dentro de los plazos establecidos por la Unión Europea, será difícil para España.

Desde aquí, desde la Presidencia de AGA-AEAS, lo que tenemos que intentar, sobre todo, es mantener el diálogo con la Administración, intentar plantear soluciones y alternativas a las fórmulas que puedan existir actualmente en marcha —de las que no todas se han manifestado como eficaces— y que el sector se sienta respaldado y representado para poder acometer los retos que se presentan.

Maza considera que “el principal objetivo que tenemos en esta nueva etapa de la asociación (...) es recuperar la posición que el sector del ciclo integral del agua, que las empresas que gestionan el ciclo integral del agua, recuperen el terreno que deberían (...) en el contexto nacional”.

Efectivamente, el precio del agua es una situación que está ahí enquistada, que no se mueve y que es difícilmente solucionable en la situación actual. Es muy difícil de solucionar en tanto en cuanto el precio del agua se convierte en un arma arrojadiza en el plano político, pero que debería a ser un elemento que tendría que estar determinado por las necesidades reales que tiene el sector. Actualmente, el precio del agua no llega a cubrir el 50% de lo que cuesta potabilizar el agua, llevarla a cada domicilio, retirarla del domicilio y, una vez retirada, depurarla para que vuelva a los cauces de los ríos en unas condiciones de salubridad y potabilización, o en unas condiciones de reutilización, suficientemente válidas. Sin embargo, el precio del agua no llega ni al 1% del consumo familiar. Solamente si duplicáramos ese porcentaje, si en lugar del 1% fuera el 2%, el agua sería totalmente sostenible y no habría que recurrir a medidas extraordinarias, a cánones específicos para financiar inversiones, a asociaciones empresariales puntuales, a subida de tarifas para financiar ciertas necesidades de inversión…, sino que el precio del agua cubriría todas esas necesidades.

Estamos hablando de incrementos porcentualmente altos, pero en valor absoluto (en cantidad de dinero) muy pequeño. No podemos olvidar que hoy en día en España se está pagando bastante menos de la mitad de lo que se paga por el agua en Europa. Sin embargo, cuando se plantea una subida del precio del agua en cualquier ayuntamiento, el debate político se enciende y se forma una situación realmente complicada.

Yo creo que habría que intentar trasladar al ciudadano, explicarle bien al ciudadano, qué es lo que supone el ciclo integral del agua —qué se hace con el agua, todo lo que hay detrás de la tecnología del agua…— que yo creo que el ciudadano no conoce. Si lo conociera, seguramente sería mucho más fácil adaptar esas tarifas, porque de lo que se trata es de adaptarlas, porque estamos por debajo, muy por debajo, de lo que realmente cuesta el agua.

Hay otros suministros que han experimentado subidas, puede que porcentualmente menores (porque ya tenían precios altos) pero en valores absolutos muchísimos mayores, como el caso de la energía o algunos servicios relacionados con las telecomunicaciones y que, sin embargo, el ciudadano ha aceptado porque es lo que costaban. Sin embargo, el agua tiene muchas debilidades. ¿Por qué? Porque el agua, a diferencia de otros suministros, no cuenta con un regulador que sea el que pueda fijar de una forma ordenada el precio del metro cúbico. Creo que ese es el reto, pero lo que tenemos que hacer es explicar bien lo que estamos haciendo con el agua; es decir aplicar mucha pedagogía. Pensemos por un momento lo que sería un día sin agua (aunque yo creo que ni nos lo imaginamos). Pensemos que el agua sale del grifo y se va por las tuberías de una forma casi mágica, pero detrás de esa magia hay muchísimo trabajo. Y ese trabajo hay que pagarlo. Insisto: se trata de adaptar las tarifas del agua hasta alcanzar una posición en la que el ciclo integral fuera totalmente sostenible, ya que para el ciudadano no supondría una cantidad económica muy importante.

España es un país donde el agua no sobra. En algunas regiones hay mayor abundancia de precipitaciones y en otras menos. Pero, precisamente por eso, creo que España es un país que ha desarrollado una tecnología en el agua que es prácticamente puntera a nivel mundial. En zonas donde hay escasez de recursos hay alternativas, como están siendo el uso del agua regenerada o la desalación. Yo creo que ahí hay mucho que avanzar.

El 80% del consumo del agua va al riego y solamente el 20% va al consumo urbano e industrial. Si pudiéramos utilizar, por ejemplo, el agua regenerada para cubrir esas necesidades de riego, seguramente estaríamos solventando en gran medida las necesidades de agua. Hay muchos de estos metros cúbicos que están ahí disponibles sobre los que las autoridades sanitarias nos tienen que indicar cómo hacerlo para poder utilizarla.

En cuanto a la fuga de la red, yo creo que es algo en lo que se ha mejorado sensiblemente y seguimos mejorando, sin lugar a dudas. Para seguir en esta línea lo que hay que hacer se resume en una palabra: inversión. Las redes se han ido renovando con el paso del tiempo, y esa renovación ha llegado a un gran porcentaje de la red de abastecimiento, que es donde las fugas duelen más. Pero, evidentemente, hay que seguir invirtiendo. Esto no es una tarea en la que se invierta ahora y se deje para el futuro; porque las redes que se plantearon hace algunos años con el tiempo envejecerán, tendrán su periodo de vida y habrá que seguir invirtiendo en su mantenimiento.

En las redes de distribución de agua hay que seguir invirtiendo permanentemente, igual que en la distribución de cualquier producto. Cada vez se invierte más para contar con una distribución más eficiente de cualquier producto. En lo que respecta al agua, la forma de distribuirla es a través de las canalizaciones. Ahí hay que ir mejorando, hay que seguir invirtiendo, porque se trata de infraestructuras que están bajo tierra y no se ven, por lo que parece que algunos no se dan cuenta de que están ahí, pero esas tuberías se estropean y hay que arreglarlas. Lo hemos visto ahora con la DANA que ha sufrido Valencia, donde las tuberías de saneamiento de la zona afectada están colapsadas y habrá que sustituirlas prácticamente en su totalidad.

Pero se está avanzando, se está avanzando sensiblemente en evitar las fugas y hacer una gestión cada vez más eficiente de la distribución. Por otro lado, en las zonas en las que hay problemas de disponibilidad de agua las medidas que se deben tomar, desde el punto de vista de nuestra asociación, son dos, que son claves: la utilización del agua regenerada y también otras técnicas, como la desalación, que está ahí para recurrir a ella cuando llegue el momento.

La asociación AGA-AEAS es una asociación que, a pesar de haber estado durante un periodo de tiempo sin un rumbo fijo —debido a las diferencias existentes entre las dos asociaciones, lo que provocó diferencias de criterio y cierta falta de un liderazgo— pero internamente, sin embargo, ambas han seguido funcionando de una forma extraordinaria.

La asociación, hoy en día, cuenta con ocho comisiones de trabajo más cinco o seis grupos que reúnen a más de mil personas de las diferentes entidades gestoras del ciclo integral de agua de España. Además, también contamos con entidades colaboradoras que trabajan permanentemente en todas estas comisiones y grupos especializados en diferentes temas. Por tanto, la innovación tecnológica en el sector del agua está totalmente garantizada y ahí nuestra asociación aporta su pequeño granito de arena. Y lo aporta con estas comisiones técnicas y estos grupos de trabajo que se reúnen y trabajan formando equipos desde los que se incorporan innovaciones tecnológicas y mejoras cualitativas que permitan que el sector esté en su máximo apogeo tecnológico e innovador. No obstante, tenemos que seguir innovando e invirtiendo. Ya decía antes que las demandas legislativas que nos llegan de Europa —fundamentalmente en asuntos relacionados con el medio ambiente— nos van a obligar a ir adaptando todavía más nuestro procedimiento, nuestra estructura y nuestra forma de trabajo, porque cada vez Europa nos va a exigir más.

En la actualidad, una empresa relacionada con el ciclo integral del agua es un elemento clave en la sostenibilidad medioambiental de los territorios, por lo que tenemos que hacer frente a nuestra responsabilidad. Tecnologías emergentes está habiendo muchas —creo que sería bastante largo enumerar cada una de ellas—, pero en cada parte del ciclo integral del agua se están produciendo innovaciones tecnológicas, algunas de las cuales se intentan adelantar a las amenazas que nos acechan como consecuencia de la propia evolución de la sociedad, que cada vez genera algún nuevo tipo de contaminante o bien produce algún tipo de reto al que el ciclo del agua le está haciendo frente.

La prioridad de las inversiones iría, en primer lugar, a las inversiones en infraestructuras de adaptación al cambio climático: sistemas de drenaje urbano sostenible, tanques de retención, de tormentas, entre otras. En segundo lugar, la renovación de redes es un elemento fundamental para mejorar la eficiencia y disponibilidad del agua en los abastecimientos. Y en el caso del alcantarillado, evitar los desbordamientos. Y, en tercer lugar, la digitalización, la mejora en la digitalización y de los sistemas informáticos es otro de los elementos clave a la hora de invertir.

La renovación de redes es importante y necesaria para todas las empresas que forman parte de la asociación. Hay una parte, evidentemente, que son las desaladoras, que es una parte especial, aparte. Yo creo que la mejora de las redes es un elemento común a todas las empresas del sector y, por tanto, es algo que tenemos que tener muy presente.

Ahí quizás irían un poco las prioridades a la hora de invertir, destacando la distribución, que en mi opinión es un elemento en el que todavía queda mucho camino por andar.

"Es importante tener en cuenta la prioridad que tiene el abastecimiento urbano sobre cualquier otro tipo de abastecimiento, porque es fundamental".

Bueno, la asociación forma parte activa de organismos europeos como EurEau, que nos permite hacer llegar las posiciones del sector del agua urbana de nuestro país a las instituciones europeas clave —el Parlamento, la Comisión— tanto en los momentos iniciales del planteamiento de la normativa como en las fases posteriores de negociaciones e implementación. Además, colaboramos activamente con los representantes de los ministerios que asisten a las deliberaciones del Consejo.

Formar parte de esta organización nos permite unirnos con asociaciones y empresas de otros países y amplificar el alcance de nuestras acciones, de nuestras propuestas, así como estar informados de otras soluciones, de propuestas que nos puedan servir de ejemplo.

Yo creo que estar en ese grupo internacional nos permite tener una ventana abierta al mundo y estar presente en todas las deliberaciones que se desarrollan a nivel europeo. Además, estamos presentes en otros organismos internacionales como... como la IWA, la OCDE o comités ISO, que publican y son referencias a la hora de plantear cambios en la normativa.

¿Cómo nos afectará la futura normativa? Estamos en un momento, como ya he dicho antes, de intensa actividad normativa en temas de agua o relacionados —como la energía, la seguridad, el medio ambiente…— que están cambiando y seguirán cambiando la gestión del agua para hacerla más sostenible y resiliente. Todo ello con el escenario del cambio climático al que nos enfrentamos y con nuevas directivas y revisiones de directivas existentes en temas tan importantes, por ejemplo, como el agua de consumo humano, la gestión de las aguas residuales, la ciberseguridad, la eficiencia energética, las emisiones… Pero no es suficiente con tener un buen marco normativo. Nuestro país tiene un déficit importante de inversión que no permite reponer y mantener infraestructuras como las actuales, tal y como ya he comentado antes. Necesitamos mejorar la planificación y la coordinación de las acciones para ser más eficientes y, sobre todo, para poner el agua en el lugar prioritario de la agenda política, dándole el valor que merece y alejándola del debate político.

Creo que las acciones principales para afrontar el cambio climático pasan por una adecuada planificación hidrológica, una planificación pensada para momentos de sequía, así como la renovación, como he dicho antes y lo repetimos constantemente, de las redes de abastecimiento. Es importante tener en cuenta la prioridad que tiene el abastecimiento urbano sobre cualquier otro tipo de abastecimiento, porque es fundamental. Y de cara también al cambio climático, la utilización de todas las fuentes posibles que haya de agua, como es el agua regenerada, que evidentemente disminuye en cierta medida el impacto de la sequía.

Evidentemente la colaboración público-privada es algo de lo que todos hablamos, a todos se nos llena la boca con la gran importancia y necesidad de fomentar la colaboración público-privada, pero todavía tiene muchísimo camino por recorrer. Este es un elemento que tiene que ser clave en la gestión del agua.

Hoy en día España tiene modelos de gestión del agua donde participan actores públicos y actores privados en perfecta armonía y con unos niveles de eficiencia realmente ejemplares. Es más, creo que a nivel mundial somos una referencia en la gestión eficiente del agua. Lo que pasa es que queda camino por recorrer, o camino por explorar. Es decir, el mundo de la colaboración público-privada tiene muchísimas variantes y muchísimas posibilidades que todavía no hemos agotado. Porque la colaboración público-privada también se lleva a cabo en la gestión diaria de las empresas. Hay empresas públicas, de gestión 100% pública, que sin embargo son un auténtico paradigma de la colaboración público-privada, porque en empresas donde el capital es 100% del ayuntamiento o de la diputación, o de cualquier otra Administración, sin embargo, el mantenimiento, el saneamiento y la depuración se llevan a cabo por parte de empresas privadas en modelos de colaboración público-privada que funcionan estupendamente bien.

No obstante, habría que pensar un poco más, profundizar en estos modelos de colaboración, en los plazos de concesión que se hacen, ya que con un plazo mayor se facilitan en gran medida las inversiones. Se pueden establecer fórmulas de participación realmente competitivas en las que se puedan incorporar fórmulas imaginativas que vayan en la línea de mejorar la eficiencia de esta colaboración. Por tanto, queda camino por recorrer porque hay muchas cosas que hacer, pero —evidentemente— ese el camino.

La colaboración entre el sector público y el sector privado tiene que seguir existiendo, porque el agua es un elemento de dominio público, de responsabilidad y de titularidad municipal, pero eso no es óbice para que se produzcan colaboraciones con empresas privadas de todo tipo, más aún en España, donde contamos con empresas punteras a nivel mundial en la gestión del ciclo integral del agua.