Una universidad mexicana genera hidrógeno con bacterias usadas para tratar agua
27 de abril de 2011
Los científicos del Laboratorio de Investigación en Procesos Avanzados de Tratamiento de Aguas (Lipata) de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), liderados por el académico Germán Buitrón, aprovecharon los subproductos que deja el proceso de limpiar el agua residual para generar energía de manera sustentable.
Buitrón, quien conduce las investigaciones con el estudiante de doctorado Christian Hernández en el campus de la UNAM en Juriquilla, estado de Querétaro, indicó que los científicos mexicanos han enfocado sus esfuerzos en “la producción que se conoce como fermentación oscura”. Muchos organismos anaeróbicos pueden producir hidrógeno en ausencia de luz, a partir de los carbohidratos contenidos en residuos orgánicos.
En el tratamiento de las aguas negras por vía anaeróbica (ausencia de oxígeno), las bacterias del género Clostridium degradan la materia orgánica presente en el agua y generan una mezcla de metano y dióxido de carbono, conocida como biogás. La meta del proyecto es emplear ese proceso para producir hidrógeno, indicó la institución en un comunicado de prensa.
“El reto es maximizar la generación (de hidrógeno), porque las cantidades que se obtienen son bajas. Actualmente, estudiamos cómo hacer que las velocidades de producción del hidrógeno se incrementen”, señaló Buitrón, coordinador general del Lipata. El académico precisó que “el principal interés” en el uso del hidrógeno radica en que “no genera gases de efecto invernadero, pues como subproducto de su combustión sólo se produce agua”, y además porque “tiene un alto poder calorífico”.
El valor energético de un kilogramo de hidrógeno es equivalente al de 2,4 kilogramos de metano, y tiene 2,75 veces más energía que los hidrocarburos, sostuvo. Buitrón detalló que aunque la materia orgánica procedente de las aguas negras “es quizá insuficiente para sostener una energía global”, este proceso podría “ayudar a compensar, de manera sustancial, los costos del tratamiento de líquidos”, especialmente de aquellos con altas concentraciones de materia orgánica.