El mundo editorial apuesta por la ecoedición
El auditorio del Centro para el Fomento del Arte y el Diseño de Barcelona (FAD) acogió a más de 200 personas, que pudieron conocer y discutir sobre el papel que actualmente está jugando la ecoedición en el mundo editorial. La ecoedición recomienda la adopción de las mejores técnicas disponibles y las mejores prácticas ambientales, incluyendo el ciclo de vida del producto, desde el diseño hasta la distribución, y recomendaciones sobre las materias primas empleadas, la justificación de tirada, el proceso de impresión, la encuadernación, el formato, etc.
El proceso del diseño
La primera parte de la jornada estuvo centrada en la parte de la edición dedicada al diseño. Maurice O’Brien, responsable de la Federación de Ideas, organizadora del evento, remarcó la nula formación concienciada del diseñador, a pesar de su necesidad social. La información segmentada, o desinformación sobre el soporte papel, es tan grave, como el desconocimiento de las normativas y las innovaciones de la industria gráfica y los acabados. Según los ponentes, el poder del diseñador gráfico se ha de concretar con rigor para la educación del cliente, estableciendo un conjunto de principios que incluya la información al destinatario.
El papel en toda sus funciones
Uno de los grandes protagonistas fue el propio soporte impreso: el papel. Recientemente un conjunto de asociaciones ecologistas publicó un documento con el título ‘Una visión común para transformar la industria europea del papel’ con la pretensión de reducir el consumo de papel, usar menos fibra vegetal y más papel reciclado, tener más respeto a las comunidades locales y preservar los bosques primarios. Se trata de adquirir las fibras de una manera responsable, rechazando la madera ilegal, tal y como remarcó Bettina Schaefer, responsable del EcoInstitut de Barcelona.
Por su parte, Nuria Ayats, de la multinacional papelera Stora Enso, destacó la necesidad de superar las leyendas urbanas acumuladas sobre el papel y sus aditivos. La victoria del abandono del cloro elemental y la total substitución de la química del cloro como blanqueante significa una importante reducción de la contaminación asociada a la producción del papel. El papel reciclado ha de cumplir las mismas funciones que la fibra virgen equivalente.
Si hubo acuerdo generalizado en algo, fue precisamente en el papel vital que ha de jugar la administración, y su obligación de predicar con el ejemplo. Desde octubre de 2005 hay criterios y recomendaciones de contratación en Cataluña, tanto en el ámbito de la Generalitat como de algunos ayuntamientos. En la administración estatal, el objetivo es reducir el consumo de papel en 2015 en un 20 por ciento, y que se use un 90 por ciento de procedencia reciclada.
El concepto clave: la edición
Existe un conjunto de herramientas para conseguir la mejora ambiental de la edición. Se trata de calcular, cambiar y reducir su impacto. Además del análisis del ciclo de vida (ACV) y la gestión ambiental de la propia empresa, el ACV es un sistema participativo para evaluar el cambio de diseño. Según palabras de Joan Rieradevall, miembro de la dirección del Instituto de Ciencia y Tecnología de la UAB, permite identificar los problemas ambientales que comporta la edición y las acciones que determinen los objetivos que haya que consensuar. El sistema incluye el estudio de aspectos económicos, sociales y tecnológicos, con los puntos fuertes y débiles que se hayan de considerar.
En cuanto a la certificación de buenas prácticas hubo unanimidad en el hecho que conseguir un distintivo ambiental de ecoedición no ha de comportar el pago de tasas, sino que ha de ser sufragado por los productos que no cumplen las normas ambientales de la ecoedición o por los fondos públicos. De hecho diferentes empresas papeleras ya han conseguido el distintivo de ‘ecoetiqueta europea’ representada en comunidades como Cataluña por la propia administración. Joan Mases, del Gremio de Industrias Gráficas de Cataluña, puso como ejemplo el distintivo de “buenas prácticas” introducido por la asociación, y que pretende incluir a las pequeñas empresas, unas 3.000 en toda la comunidad. Se trata de auditarlas para ayudar a cumplir la normativa vigente y promover buenas prácticas. 35 empresas ya la tienen, y gracias a ellas, hay otras 10 en marcha y cinco están implantando el sistema de gestión ambiental ISO14001.
El concepto de la ‘mochila ecológica’
El concepto de ‘mochila ecológica’ fue desarrollado por el investigador alemán Schmidt-Bleek, definiéndolo como la cantidad de materiales necesarios a sumar durante todo el ciclo de vida de un producto para ponerlo a la venta, explicado desde el punto de vista de la Intensidad de Materiales por Unidad de Servicios (Imus). Cabe destacar que la mochila ecológica de una publicación presenta diversos capítulos, y las responsabilidades atribuibles a cada uno de los agentes de la cadena de producción de una publicación son diferentes en peso: editor, papelera, imprenta y consumidor final. Por una parte, la editorial encarga la publicación y genera un consumo de papel que arrastra el mayor porcentaje del impacto ambiental. Las emisiones de dióxido de carbono se han convertido en el termómetro que permite medir uno de los impactos, las emisiones, en el proceso de producción, el transporte, la disposición final del producto y su vida útil. Muchos piden una compensación mediante la plantación de árboles, en un número equivalente al de árboles talados (si no es papel reciclado) y el número de árboles equivalentes necesarios para absorber las emisiones de dióxido de carbono.
La imprenta será responsable de las emisiones y de la minimización de residuos que genera en el proceso de diseño, maquetación e impresión de la publicación. Por último, el lector comprador que custodia o es depositario de la publicación es responsable de la práctica de uso y donación, y de gestionar la publicación como residuo mediante los canales de recogida selectiva adecuados.