Fruit Attraction o el juego de estrategia comercial hortofrutícola
Este jueves concluía en Ifema, en Madrid, la que se considera la feria más importante de España para el sector hortofrutícola y la que ha superado la pandemia y sus encuentros virtuales, la guerra de Ucrania y sus efectos logísticos, y la inflación que nos impacta directamente en el carro de la compra.
Fruit Attraction es no sólo escaparate o juego de estrategia comercial: es sensor de temperatura económica, de elasticidad de las exportaciones y del ánimo de productores, industriales, entidades bancarias, empresas tecnológicas y subsectores hiperespecializados.
Si reventar el contador de pasos en estos tres días de feria lleva a alguna conclusión es a que el sector hortofrutícola tiene músculo, futuro (como se debatía con agroinfluencers en el expositor de Cajamar), imaginación y una inagotable fuente de imágenes difíciles de superar.
Si en Mercasa la realidad virtual te convertía en samurai de las frutas, en el expositor del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación se peleaba contra el desperdicio alimentario, mientras los voluntarios del Banco de Alimentos iban colocando carteles de producto donado en las cestas y barquetas de exhibición de las empresas y nos recordaban que hay hambre y no podemos ignorarlo.
La partida geopolítica se juega en áreas de países, comunidades autónomas y provincias (y que mensaje transmite su despliegue de medios), llegando incluso a la más pequeña de las zonas y compañías en la periferia de los pabellones a los que no llegan los buscadores de bolsas, cuadernos, bolígrafos y unidades de memoria, convenientemente imbuidos de imágenes de marca.
Porque ni Fruit Attraction se libra del visitante que arrasa con muestras gratuitas, cuando no con elementos decorativos, y comparte con el profesional y los periodistas la visión de una torre Eiffel de frutas y verduras en la muestra francesa, al tiempo que griegos, italianos y portugueses miraban de reojo el jamón ibérico, que también es comida sana.
En esta edición, se ha comprobado que las revistas especializadas siguen vivas y en forma, y también han tenido su sitio y su relevancia junto a los kits de producto especialmente preparados para los 'influencers', las entrevistas televisivas en directo o los podcast en directo para captar nuevos nichos de atención.
Uno de los stand de la feria del sector hortofrutícola, Fruit Attraction. Efeagro / Laura Cristóbal.
Y también que se puede hacer poco menos que arte con humildes cebollas y espárragos; que en los stands se hace negocio, muchísimo; y que los equipos de ventas y marketing se han sumado a la moda de vestirse iguales para facilitar la tarea de identificarles, y de paso cuantificar solo de un vistazo el poderío desplegado en la feria.
En tres días hemos visto fotografiar lechugas como si fueran un Bansky, descubrir variedades de tomate ignotas, ver maquinaria funcionar a pleno rendimiento y a una miss repartir material promocional de frutos rojos; pero también a miles de personas que creen en el sector, defienden su modo de vida y su buen hacer, y que nos recuerdan que llenamos la nevera gracias a su trabajo.