Cajamar presenta ‘Una agricultura sin agricultores’, hacia un nuevo modelo de producir alimentos
La Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas (ETSIAAB) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) ha acogido esta mañana la presentación del libro ‘Una agricultura sin agricultores’, editado por Cajamar. Se trata de una traducción al castellano de la obra ‘Une agricultura sans agriculteurs’, de los sociólogos agrarios Bertrand Hervieu y François Purseigle, publicada originalmente en octubre de 2022 por la Fundación Nacional de Ciencias Políticas, en la que abordan causas y consecuencias de la crisis del modelo tradicional de agricultura familiar en Francia, y los desajustes económicos y sociológicos que está provocando la transformación progresiva de la forma de producir y distribuir alimentos y ocupar el territorio rural en el país vecino.
El cuidado de la versión en castellano ha corrido a cargo de Eduardo Moyano Estrada, doctor ingeniero agrónomo y sociólogo jubilado del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que también firma un epílogo en el que compara las principales conclusiones de los autores sobre el mundo rural francés con el caso español, remarcando similitudes y diferencias.
Al inicio de la presentación, José Manuel Palacios, director de la ETSIAAB, y Eduardo Baamonde, presidente de Cajamar, han dado la bienvenida a los asistentes, subrayando la oportunidad de traducir una obra como esta y publicarla en España. A continuación, Eduardo Moyano ha realizado una breve semblanza de la trayectoria académica de los autores, de su relación profesional con ellos a lo largo de los años y del proceso de traducción. Finalmente, los profesores Hervieu y Purseigle han explicado los motivos que los llevaron a afrontar este ensayo, así como los contenidos de la obra y sus principales conclusiones.
Tras la intervención de los autores y el coordinador de la nueva edición en castellano, Roberto García Torrente, director de Sostenibilidad y Desarrollo Agroalimentario de Grupo Cajamar, ha moderado un coloquio sobre el futuro de la agricultura con especialistas en economía agraria y profesionales del sector. En el debate han intervenido José María Sumpsi, catedrático emérito de la ETSIAAB y exdirector del Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales de la UPM (CEIGRAM); el economista experto en sistemas agroalimentarios Francesc Reguant; y Catalina García Reyes, presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR) en Extremadura y de la Cooperativa de Olivareros y Viticultores de Ribera del Fresno (Badajoz).
Una profunda transformación
‘Una agricultura sin agricultores’ aborda el proceso de transformación de la estructura agraria francesa, poniendo el foco en las consecuencias para los principales afectados, los propios agricultores, y cómo el conjunto de la sociedad percibe su labor, el papel estratégico de la producción de alimentos y las consecuencias de la actividad agraria para el medioambiente.
La agricultura francesa se ha caracterizado históricamente por la predominancia de las pequeñas y medianas explotaciones de carácter familiar, protagonistas de la gran modernización técnica y productiva de la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, en los últimos años este modelo se ha visto afectado por fuertes procesos de cambio de carácter demográfico, técnico, social y económico, que están dando como resultado nuevas y muy diversas formas de organización del trabajo (con la drástica reducción de la población activa agraria) y del capital (en torno a empresas agro de diferente dimensión y especialización). En la actualidad, asistimos a una segunda gran modernización, en este caso revolucionaria por su intensidad y la velocidad de los cambios que genera, en el marco de la digitalización, la diversificación de los mercados, los avances de la biotecnología y la necesaria transición hacia una economía más verde.
Asimismo, el subtítulo de la obra original, “une revolution indicible” (‘una revolución indecible’), hace referencia a las dificultades que presenta la compresión de este proceso de cambio para el resto de la sociedad, que se resiste a debatir críticamente sobre esta cuestión y sigue viendo en la figura del agricultor y de la agricultura familiar tradicionales los símbolos de una realidad exitosa pero ya superada, que poco o nada tiene que ver con la situación actual y las perspectivas de futuro. Estas contradicciones, a su vez, generan una permanente sensación de crisis y un profundo malestar entre los propios agricultores que alimentan las protestas del campo.
Varios modelos de referencia para el futuro
Los autores mantienen que los cambios producidos actualmente en la agricultura, no solo en la francesa, sino también en la europea y en buena parte del mundo, abren un horizonte de diversidad y coexistencia entre distintos modelos agrícolas y ganaderos, así como de oportunidad para los que sean capaces de adaptarse al actual contexto de cambio. No obstante, los autores también reconocen que cada vez habrá menos espacio para el modelo tradicional de agricultura familiar tal como lo hemos venido conociendo desde hace décadas, un modelo basado en una explotación dirigida por su titular y su cónyuge y apoyada por el trabajo de la familia y/o por personal asalariado.
Así, desde su punto de vista, coexistirán, de un lado, grandes explotaciones tecnificadas, integradas plenamente en los mercados globales y gestionadas con los criterios empresariales que son habituales en el sector industrial; y, de otro lado, pequeñas y medianas explotaciones agrarias de diverso grado de modernización, más vinculadas a los territorios y guiadas según una lógica mixta económica, social y medioambiental, pero cuya supervivencia dependerá cada vez más de las políticas públicas de apoyo.
Francia y España: respuestas diferentes a retos similares
Además de haber realizado la traducción de la obra, Eduardo Moyano dedica un epílogo a analizar las diferencias y similitudes entre los modelos de Francia y España. En este sentido, en su opinión es fundamental partir de que en el caso español no se ha producido la sacralización del modelo de “agricultura familiar” como eje principal de vertebración del mundo rural ni como principio rector de la política agraria. En el caso español, el ajuste estructural de la agricultura ha sido más el resultado del funcionamiento del mercado y de la política agraria europea, que fruto de una política específica dirigida a potenciar el modelo de explotación familiar. De ahí que, ante problemas similares, la transición no se viva en España con la misma intensidad emocional y política que en Francia.
En palabras del profesor Moyano: “La revolución tecnológica que experimenta la agricultura española y que toca la línea de flotación de nuestras pequeñas y medianas explotaciones, además de impulsar la presencia de los modelos de agricultura de empresa, no se vive aquí como una revolución ‘indecible’, de la que no se puede hablar. Por el contrario, ese proceso de innovación tecnológica, y, en particular, la digitalización asociada a ella, se percibe como un cambio de paradigma que ofrece oportunidades al conjunto de nuestro sector agrario y al que tanto los agricultores como las organizaciones profesionales, y los responsables políticos, se refieren con orgullo y con una satisfacción indisimulada, lo cual no significa que no genere inquietud en algunos sectores y grupos sociales por los efectos que pudiera tener”.