El banco de pruebas de la empresa italiana, en su sede central de Uboldo, recibe la certificación TüV

ADR System expone los ejes de su apuesta por el I+D

David Pozo14/10/2011

14 de octubre de 2011

La pequeña localidad italiana de Stresa, a orillas del precioso Lago Maggiore, fue el lugar escogido por el equipo de ADR System, encabezado por la familia Radrizzani, para reunir a la prensa especializada europea y explicarles de primera mano cuál es la sólida base de la compañía y cuáles los objetivos para el futuro, marcados por diferenciarse de la competencia a través de calidad e innovación. El principal fabricante europeo de ejes, suspensiones y sistemas de frenado para maquinaria agrícola dispone de un moderno banco de pruebas que ha ido confeccionando desde 1998 en su sede central de Uboldo, y que recibió el pasado 4 de octubre la certificación de calidad de TüV Süd Automotive.

Vista aérea de la sede central de ADR System en Uboldo, (Italia).

1954, año de fundación de un proyecto “ilusionante”

El primero en tomar la palabra en Stresa fue Flavio Radrizzani, presidente del grupo, y hereredero junto a su hermano Giancarlo –fallecido hace unos años– del taller de maquinaria que sus padres Giovanni y Antonia crearon en Uboldo en 1954. Las cosas comenzaron a ir bien y la actividad principal de la empresa empezó a derivar hacia la fabricación de discos para ruedas. Fue en la década de los 70 cuando los hermanos Radrizzani tomaron las riendas del negocio y comenzó a gestarse lo que es el actual ADR, ampliando la producción a la fabricación completa de ejes, convirtiéndose en el auténtico núcleo de la compañía.

Con la producción de ejes comenzó la exportación, y con ello el inicio del crecimiento del grupo ADR. “Me gustaría remarcar que ADR ha focalizado sus objetivos en la calidad de sus productos y en una progresiva expansión en los diferentes mercados. Y si hoy somos una pequeña multinacional y hemos crecido controlando otras compañías, sólo ha sido porque nuestro objetivo primordial ha sido la calidad, y el mercado nos ha recompensado por ello”, afirmaba Flavio Radrizzani. “Estoy muy orgulloso, porque no existen muchas compañías de tamaño medio como ADR que hayan crecido y tenido éxito internacional sin ningún tipo de ayuda externa, además en un sector con auténticos gigantes como Mercedes o Fiat”, añadió.

De izq. a der.: David Radrizzani, director general; Flavio Radrizzani, presidente del Grupo ADR; Sergio Frigerio, reponsable de I+D; y Roberto Airoldi, director de Ventas.

Fue Roberto Airoldi, director de Ventas del Grupo ADR, quien puso el punto y seguido explicando la expansión de la empresa en estos últimos años, pasando de fabricar sólo ejes a desarrollar ejes incluyendo sistemas de suspensión mecánica o hidroneumática y los sistemas activos y pasivos de frenado. El crecimiento se ha traducido en nueve plantas, que son aquellas con las que ADR cuenta actualmente alrededor del mundo: Italia, Francia, Inglaterra, Polonia, China y Brasil. En total son 14.000 metros cuadrados que ocupan a unos 800 trabajadores; y cuya producción se exporta a 45 países, con un crecimiento consolidado de un 10% anual antes de la crisis y un valor similar en la actualidad.

Una 'sala de juegos' con tecnología punta

Sergio Frigerio, responsable de I+D del Grupo ADR, fue el encargado de explicar con rigor técnico lo que al día siguiente todos los presentes pudimos ver con nuestros propios ojos en las instalaciones de Uboldo. “Sólo la investigación puede mantener lejos a nuestros competidores, porque como todos sabéis las copias siempre son las segundas en la línea de meta”, afirmaba. La producción de ADR va desde pequeños ejes a ejes y suspensiones para máquinas de alto rendimiento, cada vez más habituales también en el ámbito agrícola. “Somos capaces de satisfacer tanto las necesidades de un fabricante de trailers para el transporte de caballos a aquel que fabrica grandes vehículos para el transporte de maquinaria pesada de cientos de toneladas”. Según Sergio Frigerio, la introducción de los ejes con dirección y las suspensiones hidroneumáticas han marcado el inicio de una evolución que nadie imaginaba hace algunos años.

Banco de pruebas Schenk que ADR adquirió en 1998 y que hoy en día aún sigue en funcionamiento.

En los últimos años, el Grupo ADR ha tomado la decisión de participar directamente en el desarrollo del sistema de gestión, tanto en términos de manejo de los remolques con los sistemas de dirección, como en la versatilidad de la suspensión. Todo ello comandado por el departamento de Diseño y llevado a la práctica por el centro de pruebas, compuesto por tres ingenieros y dos técnicos especializados.

El centro de pruebas tiene su punto de partida en 1998, cuando se adquirió un banco de Schenk con dos grandes rodillos sobre los que medir capacidades de carga y el rendimiento de los frenos. El banco es capaz de cargar un eje de hasta 15 toneladas, con un par de frenado aproximado de 17.000 Nm. La potencia total desarrollada por los dos motores eléctricos con control electrónico es de 450 kW. El banco, con dos ruedas, es capaz de desarrollar una velocidad superior a los 60 km/h.

Instante en que se engancha la pegatina oficial de TüV en una de las máquinas del centro de pruebas y que Flavio Radrizzani, presidente de ADR, recibe el certificado.

El banco permite medir la carga sobre el eje, la torsión del freno, los parámetros principales del sistema de control (fuerza, presión y trazo) y la temperatura en dos puntos del freno. La gama de ejes de frenado con un alto contenido tecnológico que caracteriza la actual producción de ADR nace gracias a largos periodos de experimentos en este banco.

Incorporaciones recientes para estar a la vanguardia

Más reciente es la incorporación de otras máquinas para realizar pruebas de frenos. Se trata de un dinamómetro de inercia capaz de detectar el funcionamiento de los frenos simulando las mismas condiciones dinámicas de un vehículo reales de hasta 15 toneladas por eje. Acoplando los volantes de todas las formas posibles se obtiene un total de 207 valores de inercia, simulando 207 diferentes tipos de vehículos diferentes. La inercia máxima disponible es 100 veces el mínimo, pudiendo en la práctica simular la inercia de un pequeño Mini de 500 kg hasta un gran tren de carga de 50 toneladas. Con una potencia de 250 kW se puede medir en tiempo real la fuerza de frenado, la desaceleración del vehículo, la energía necesaria para alcanzar el rendimiento deseado, la temperatura de los frenos durante la prueba y muchos otros parámetros.

Otro banco dinamométrico se ha diseñado expresamente para detectar el comportamiento en el frenado de los ejes producidos en masa. La función principal de esta máquina es la simulación de un frenado con carga comparando en tiempo real el rendimiento de los frenos izquierdo y derecho en un mismo eje. Un desequilibrio en el frenado, además de afectar a la seguridad de un vehículo, siempre es un síntoma de alguna imperfección en la construcción.

Otros equipos menos llamativos pero no menos importantes, le permiten a ADR mantener bajo control la calidad y la fiabilidad de los componentes de sus productos. Se trata actualmente, y según explicaron tanto el presidente del grupo como el responsable de I+D, de una de las prioridades. El centro lleva desde hace un año operando con un banco de pruebas que permite conocer las características de los materiales de fricción de los frenos. Se trata de unas pruebas importantísimas para garantizar la seguridad y fiabilidad de los frenos.

Como máquina curiosa dentro del centro podemos destacar también una cámara de fango, que simula las condiciones más agresivas del mundo agrícola, y el banco para la verificación geométrica de la dirección del eje.